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Un cuento perfecto de Elísabet Benavent
Fue solo un abrazo ,pero encerramos en él la vida que ya no tendríamos, para que cada uno se llevara su parte.
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Un cuento perfecto de Elísabet Benavent
Hay dos tipos de personas en la vida :las que se quejan y las que buscan soluciones .¿De cual quieres ser?
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Un cuento perfecto de Elísabet Benavent
Un abrazo es el primer acto de amor , pero no siempre respeta el orden. A veces uno solo es capaz de abrazar de verdad cuando ya esta todo roto. Otras, sin embargo, dos personas son capaces de reconfortar un cuerpo al que aun no han amado.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
"Me gusta la ingenuidad que atesoras y que te permite seguir sorprendiéndote y sintiendo a pleno pulmón. Sientes como quien grita y eso me gusta. Me gustan muchas cosas superfluas y otras muy hondas, pero lo que más me gusta de ti es que nadie, jamás, podrá llamarte cobarde".
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
"Aquella noche fue eterna y, allá, en la galaxia en la que hemos convertido este apartamento, soy la escultura que él cinceló y cincela cada día a golpe de beso, galope y amor".
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Un mundo interior demasiado rico como para preocuparse demasiado por el externo.
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Mi isla de Elísabet Benavent
Dos, qué palabra tan bonita para tener solamente tres letras. Hay algunas palabras que deberían ser mucho más largas, más contundentes en el paladar porque de alguna manera, con su suavidad, con su brevedad, nos pasan desapercibidas.
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Mi isla de Elísabet Benavent
Mercedes me dijo una vez que la vida era como una madeja de hilo, que parecía estar horriblemente enredada pero que, deshaciéndola, uno se daba cuenta de que solamente era un hilo enrollado sobre sí mismo, con un principio y un final. Y en cierta forma era así. Los problemas eran nudos y el futuro estaba condicionado por el hecho de que éramos la misma materia prima que al principio pero las sobada, deshilachada, resabiada.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Supongo que crecer implica darte cuenta de que nunca se tiene todo y que aquello que más ansiamos es lo más difícil de mantener.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Somos cientos de partes de un todo. Somos lo que aprendimos de otros. Somos la herencia de los miedos de nuestros padres, de nuestros propios fantasmas. Tenemos nuestras emociones y aprendemos imitando las de los demás. Crecemos de esta manera: por imitación. Pero, al final, todo se reduce a una única pregunta: ¿Qué quiero que recuerden de mí? ¿Cuál de mis mil rostros?
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Martina en tierra firme de Elísabet Benavent
-A veces el amor da un miedo que te cagas, pero... más miedo da pasarse la vida pensando que dejaste escapar la oportunidad de vivir algo realmente especial.
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Martina en tierra firme de Elísabet Benavent
Nos crían con cuentos de princesas. Cuentos en los que son ellos, unos príncipes azules engalanados de virtudes, los que nos salvan de nuestras miserias. Un beso de amor verdadero puede salvarnos, nos dicen. Y como los besos ahora parecen ser una moneda cuyo valor se ha devaluado, nosotras dotamos a las palabras de una magia que no tienen, porque son solo eso, palabras, que si no se acompañan de actos no son más que la fachada de un decorado de cine. Preciosas, sí, pero vacías.
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Martina en tierra firme de Elísabet Benavent
-Mírate en mis ojos y no en los tuyos. Está claro que no vemos lo mismo.
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Martina en tierra firme de Elísabet Benavent
Lo que yo no sabía es que las alas eran de cera y volar cerca del sol había terminado por derretirlas.
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Martina con vistas al mar de Elísabet Benavent
¿Amor? No, gracias. Si me perdía, que me buscaran entre los muslos de Martina, no desmenuzando margaritas tratando de encontrar un «me quiere».
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Martina con vistas al mar de Elísabet Benavent
Las cosas más importantes de la vida pasan de puntillas. Algunas cuesta verla incluso años después. Nunca estamos mirando lo que toca en cuanto a la vida se refiere, solemos estar preocupados por otras cosas y cuando queremos darnos cuenta, ha pasado. El amor no se busca, llega. Pero cuando llega no lo arrasa todo a su paso no te deja sin nada.
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Martina con vistas al mar de Elísabet Benavent
-[...] otros escriben canciones para sensaciones que nosotros no sabemos identificar, para palabras que no logramos decir, para momentos que no olvidaremos.
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Gregorio Samsa es un ...