Martina en tierra firme de Elísabet Benavent
Nos crían con cuentos de princesas. Cuentos en los que son ellos, unos príncipes azules engalanados de virtudes, los que nos salvan de nuestras miserias. Un beso de amor verdadero puede salvarnos, nos dicen. Y como los besos ahora parecen ser una moneda cuyo valor se ha devaluado, nosotras dotamos a las palabras de una magia que no tienen, porque son solo eso, palabras, que si no se acompañan de actos no son más que la fachada de un decorado de cine. Preciosas, sí, pero vacías.
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