Fuimos canciones de Elísabet Benavent
- Y... fue una ruptura muy... - Fue una ruptura como todas. Cuando aún hay amor, la ruptura siempre es fea. |
Fuimos canciones de Elísabet Benavent
- Y... fue una ruptura muy... - Fue una ruptura como todas. Cuando aún hay amor, la ruptura siempre es fea. |
Fuimos canciones de Elísabet Benavent
- Año y medio- señaló Jimena - ,y aún no te ha dicho que te quiere. - A lo mejor es que no nos queremos así. ¿Por qué todas las relaciones tienen que ir bajo el mismo código? -Porque una relación sin amor es una pérdida de tiempo vital. Y la vida es muy corta como para ir regalándosela a cualquiera. |
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Fuimos canciones de Elísabet Benavent
Respiré profundamente y puse el piloto automático. Puto Leo. Cuanto lo odiaba. Cuanto lo quise.
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Fuimos canciones de Elísabet Benavent
Él. Era Él. Allí. Recién sacado del pasado y dejado caer sobre un presente en el que no lo esperaba y no pegaba nada.
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Un cuento perfecto de Elísabet Benavent
Lección vital: nunca te esfuerces en eliminar el prejuicio de los ojos de alguien porque probablemente ve lo que quiere ver. A veces tienes que leerlo varias veces para darte cuenta del error que estás cometiendo. Y así yo reconocí mi error. |
Un cuento perfecto de Elísabet Benavent
Y yo, apoyada en su pecho, fingía encontrar las estrellas que formaban el conjunto mientras pensaba que el lujo a veces tiene poco que ver con lo material.
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Un cuento perfecto de Elísabet Benavent
Solo éramos dos casi desconocidos muy cómplices. Sólo éramos dos amigos recientes, torpes y enganchados a la sensación de sentirse comprendidos. ¿No te ha pasado nunca? De pronto conoces a alguien y lo quieres en todos tus planes y te parece increíble haber podido divertirte sin él/ella. Eso nos pasaba. Sólo éramos un montón de esperanza. |
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Si a algo canta la música es al amor. Y si no encontramos palabras, siempre tendremos canciones con las que decir aquello que no logramos explicar.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Te seduce la idea del alma gemela, ¿no? Pues déjame decirte algo…, hay cientos de personas para nosotros. Estamos hechos de demasiados colores como para que solo encajemos con uno en concreto. Y, además, cualquier querer, por breve que sea, es querer. Y vale la pena.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
El silencio es una habitación con eco donde nuestros pensamientos rebotan hasta hacerse gigantescos.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Cuando acabamos de conocer a alguien, solo vemos la capa exterior. Si invertimos tiempo en averiguar más, se van quitando pieles. Capas. La persona se desnuda y nuestra forma de mirarla... cambia.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
El destino. Puedes o no creer en él, pero lo cierto es que hay algo. ALGO. Serendipia. Destino. Dios. Karma. Llámalo como quieras, pero hay cierta fuerza en el universo que hace que la vida se rija con algunas normas. La casualidad, por ejemplo. La causalidad, su prima hermana. A veces, sin darte cuenta, un hecho azaroso alarga el dedo hacia el castillo de naipes de la vida y... echa abajo todas las cartas.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
-Ni siquiera te cae bien, ¿qué te importa lo que opine? -me regañó, cariñosa, Laura. -Soy mujer, me han programado genéticamente para pasar la vida demasiado preocupada por lo que piensen los demás de mí como para ser completamente feliz. |
El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Durante unos segundos nos sobrevoló una quietud extraña, como si los que íbamos a ser estuvieran mirándose antes de que todo pasase.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Ella no lo sabía. Ella no tenía ni idea. Pero, joder..., tenía unas alas inmensas que, como no sabía que existían, nunca había extendido ni experimentado qué se siente con ellas. Me pregunté si abarcarían el mundo.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Qué pena, Eloy. Con lo guapo que eres. Con lo jodida y absolutamente guapo que eres...¿cómo es posible que en un castillo tan hermoso habite un rey tan feo?
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
No sé si creo en la felicidad, en la felicidad plena, inconsciente y sin límites, a la que nos enseñan a aspirar. Pero sí creo en la infelicidad como algo humanamente muy sencillo de conseguir, solo necesitas querer contentar a todo el mundo. Y ahí lo tienes: infeliz de por vida. Y venimos sin billete de vuelta.
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La edad de la inocencia