La autora argentina repite protagonista en una novela menos oscura pero cargada de violencias.
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La autora argentina repite protagonista en una novela menos oscura pero cargada de violencias.
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No hay cotilleo que me guste más que meter las narices en bibliotecas ajenas. Y más si son los refugios lectores de mis escritores de cabecera. Es inevitable que tras estas visitas tenga que hacer hueco en mi biblioteca, ya que he tomado prestados casi demasiados 📚 de entre sus páginas. |
Habitante de los márgenes sociales, Cometierra es una heroína con trazas de outsider que se debate entre la fantasía de comenzar de nuevo y encajar en el mundo, y un sentido de la responsabilidad del que no hay modo de librarse. A su lado, Miseria también busca su sitio: tramar afectos donde hasta ahora solo hubo carencias y, a su vez, sacar el máximo partido de un instinto de supervivencia desarrollado a la fuerza desde muy pequeña. A través de estas dos protagonistas, cuyas voces alternan a lo largo de toda la novela, muerte y vida se entrelazan en el discurrir de visiones macabras y escenas de ternura maternal que, junto con las representaciones del bien y el mal que nutren el relato, abren un juego de contrastes que bebe tanto de la tradición de la tragedia clásica como de géneros populares como el noir y el cómic. Entre mujeres que están allí para acompañar y guiar a las más jóvenes y brujas malvadas que dominan los secretos de la magia negra, o hermanos protectores y padres monstruosos, Miseria, sin embargo, trasciende las dicotomías para captar los matices de una realidad donde la desesperación y el dolor devienen rabia, pero, también, se conjugan con lo festivo, la dulzura de un gesto o la necesidad de compartir. Las historias de Cometierra, Miseria y tantas víctimas de una forma u otra de violencia de género señalan los límites y la ineficacia de las instituciones públicas, algo tan habitual hoy en día.
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Este libro es brutal en todos los sentidos. Te deja sin respiración en varias ocasiones, y a veces es cruento. No es apto para estómagos y corazones sensibles. Porque Cometierra tiene unas visiones que para nada son bonitas: mujeres violadas, matadas a golpes, secuestradas, ahogadas… Su vida no es fácil. Ya desde pequeña comenzó a tener visiones y desde entonces la llaman así. No obstante, ella quiere un nombre propio, uno que no hable de su don (o desgracia). Aún así, no puede parar de ayudar a los demás. Esta dualidad me ha parecido brillante, no solo en su narración en primera persona, sino en todo lo que implica emocionalmente. A veces he tenido que parar de leer porque hay escenas muy duras en esta novela. Son tan solo 174 páginas, pero su lectura puede ser agotadora. Igualmente, no deja de mostrar una realidad que vivimos en todo el mundo: el machismo brutal y el maltrato hacia la mujer. Me ha parecido una primera novela brillante, una narración realista teniendo en cuenta que se trata de una ficción más bien mágica. En conjunto me ha gustado mucho, si bien tanta concentración de escenas horripilantes me ha angustiado durante todo el libro, siempre temiendo la siguiente. Aún así, es un libro altamente recomendable. + Leer más |
Cometierra es el mote que puso la gente a la protagonista de esta historia, una niña aficionada a comer tierra. Pronto descubrirá que si come la tierra del último lugar donde se vio a una persona que esté muerta es capaz de visualizar cómo fue su muerte, y es así como descubre que su madre fue asesinada por su padre. Después de esto el padre desaparece del mapa, dejando a Cometierra al cargo de su hermano Walter. Rápidamente se extiende el rumor del poder que tiene y empiezan a dejar en su puerta botellas de tierra con algunos regalos para que ella averigüe dónde están multitud de mujeres desaparecidas. Cometierra crece llevando una vida bastante disoluta (durmiendo durante el día, bebiendo cerveza para desayunar y jugando a la Play con todos los amigos de su hermano) en un barrio pobre, posiblemente a las afueras de Buenos Aires. Aunque no deja de recibir encargos no quiere hacerles frente, se le hace muy duro tener esa especie de visiones cargadas de violencia, pero algunas de las fotos que vienen junto a la tierra parecen decirle que las retratadas aún están vivas y podría salvarlas. El comienzo de la lectura me resultó algo difícil por la abundancia de palabras que no entendía, pero una vez me habitué me lo leí prácticamente del tirón. La historia de Cometierra tiene mucha fuerza, en parte me recordó un poco al protagonista de “Nuestra parte de la noche” por las vivencias que le tocan desde bien pequeña, pero en este caso pone los pelos de punta que la violencia que retrata sea muy real, en Argentina hay un femicidio cada 31 horas, y el número de mujeres desaparecidas no deja de crecer. Dolores Reyes ha querido retratar unas circunstancias omnipresentes en su entorno, de hecho dedica el libro a dos mujeres que fueron enterradas cerca de la escuela donde trabaja. Un libro necesario para poner el foco sobre una situación terrible. + Leer más |
Me ha defraudado un poco este libro, creo que iba con las expectativas demasiado altas. Es una primera novela y se nota. El libro te sitúa en un barrio argentino donde una niña acaba de quedar huérfana de madre, ella come tierra desde siempre y será la tierra la que le diga qué ha pasado. Contado a fogonazos, iremos descubriendo la historia de Cometierra a medida que ella va comiendo tierra y aprendiendo la historia de otras mujeres. Aunque la novela va perdiendo fuelle al final, el lenguaje con el que está escrita es oral y muchas veces poético. Mi problema con esta novela es que creo que se queda en la superficie.
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Es una novela juvenil corta, desarrollada con un nivel básico. La idea de la novela es muy original, ya que trata de una chica que al comer tierra puede tener visiones sobre mujeres muertas o desaparecidas. Además muestra sensibilidad hacia aspectos como el feminismo, el dolor, la sensibilidad hacia una sociedad machista y cruel con las mujeres. Sin embargo, se va quedando a medio gas a medida que se va avanzando en la lectura.
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Leí por ahí en algún libro que la realidad siempre supera a la ficción porque es su madre, lo cual me resulta sensato y lógico. Pero sensato y lógico no significa agradable. Pasa cada vez que contamos asesinatos y a veces conocemos las razones, a veces las ignoramos, pero en cualquier caso no son relevantes a lo que es, el arrebato de una vida. La impotencia, el dolor de quienes quedan de este lado. "Cometierra" de Dolores Reyes nos presenta a una anti-heroína, una mujer con el poder de encontrar a los desaparecidos a través del consumo de la tierra.Así, con pocas palabras y jerga de barrio, vemos en cada página el reflejo del dolor que genera una desaparición, la desesperación de la búsqueda, la esperanza del reencuentro para bien o para mal. Y, por sobre todo, descubrimos la responsabilidad que genera semejante poder en una joven huérfana, así como la carga que conlleva el descubrimiento de verdades tan violentas y crueles. Hay una pregunta que aparece en cada párrafo: cómo puede un ser humano lidiar con la verdad. La lectura me deja esa pregunta, si podríamos lidiar con todo lo que no se sabe. Y la premisa que presenta Dolores Reyes se vuelve una oportunidad de homenajear, como ella misma indica, a todas las víctimas y a todos los sobrevivientes. + Leer más |
"Acaricié la tierra que me daba ojos nuevos, visiones que solo veía yo. Sabía cuánto duele el aviso de los cuerpos robados. Acaricié la tierra, cerré el puño y levanté en mi mano la llave que abría la puerta por la que se habían ido María y tantas chicas, ellas sí hijas queridas de la carne de otra mujer. Levanté la tierra, tragué, tragué más, tragué mucho para que nacieran los ojos nuevos y pudiera ver." Cometierra es una niña que ha nacido con el don de "ver", a través de un sexto sentido, dónde y cómo se encuentran las personas desaparecidas, así como los detalles que pueden ayudar a encontrarlas (vivas o muertas). Vive en un barrio marginal de Buenos Aires donde la miseria y la violencia están a la orden del día. En todo momento vivimos la lucha interior que tiene entre utilizar su don o no hacerlo, ya que, aunque siente la responsabilidad de ayudar a los demás, el impacto emocional de esas visiones -y el esfuerzo físco para llegar a ellas- sumado a la conciencia de la violencia que le rodea, le hacen más mal que bien a nivel personal. Estamos ante una novela corta (170 páginas) dividida en tres partes. La primera comienza con la muerte de la madre de Cometierra a manos de su padre y conocemos sus visiones. En la segunda parte han pasado algunos años; nuestra protagonista vive sola con su hermano y ya no es tan niña, ha hecho de su don su medio de vida. Conocemos en esta parte -la más extensa- las emociones más íntimas de la protagonista cuando realiza las búsquedas que le piden y las relaciones personales que establece con otras personas. La última parte, cercana en el tiempo a la anterior, nos proporciona el desenlace de algunos de los hechos acaecidos en la parte central del libro. Muchas son las alegorías que Reyes utiliza en esta novela y muchos también son los temas tratados: el dolor que todas sentimos como propio cuando una mujer desaparece o es asesinada, el modo de vida de las zonas más desfavorecidas de las grandes ciudades, la amistad, el amor, la sororidad, el apoyo entre hermanos, la violencia en todas sus formas (aunque es cierto que se hace más hincapié en los feminicidios), la mirada hacia otro lado de la sociedad cuando no le toca de cerca, la indiferencia policial cuando lo brutal se convierte en cotidiano, la soledad, el rechazo al diferente, etc. Es un relato triste y duro, pero que a la vez infunde mucha ternura y dulzura en algunos fragmentos. Hay mucha desesperanza en él, pero la autora introduce pequeños rayitos de luz que, aunque mínimos, dejan un poso de esperanza. La mezcla entre magia y realidad me ha parecido una buena técnica para tratar los temas principales de la historia, y también me ha gustado mucho que la narración sea en primera persona, hace que te sientas muy cerca de Cometierra y empatices con ella desde la primera página. Es una lectura sencilla, pero que a mí se me ha complicado por el lenguaje utilizado: demasiados argentinismos que me obligaban a buscar constantemente definiciones (no siempre pude deducirlas por contexto) y que me sacaban bastante de la lectura. A pesar de esto es una novela que atrapa y que te anima a seguir sin casi soltar el libro -los capítulos cortos ayudan-. La necesidad de saber cómo resolverá Cometierra las desapariciones, las decisiones que irá tomando respecto a su don, qué significado tendrán sus sueños, etc. han hecho que lo lea en un suspiro. Sin llegar a ser una gran obra maestra -y teniendo en cuenta que es la primera novela de la autora- me ha gustado bastante y recomiendo su lectura, pero tengo sentimientos encontrados respecto a mi valoración general. Creo que hay partes realmente buenas, muy bien escritas y hasta poéticas, pero me ha faltado fuerza. Fuerza en la crítica, fuerza en las emociones y fuerza en el personaje pricipal. También tengo la sensación de que el no estar familiarizada con el ambiente, costumbres y lenguaje, puede haber hecho que me pierda algunos detalles importantes de la historia, o no me he perdido nada y lo que he percibido es lo que hay... dificil saberlo... + Leer más |
Cometierra relata la historia de una niña que al comer tierra es capaz de conectarse con las personas. Si una persona está desaparecida, y come tierra relacionada a esa persona, ella es capaz de transportarse mentalmente hacia donde está esa persona. Todo comienza cuando es pequeña, y a medida que va creciendo su don se vuelve un trabajo. La gente la busca para encontrar a las personas. Es un libro muy cortito que te atrapa desde el primer momento, me pareció una historia muy original y única. Te transporta a espacios alejados de Buenos Aires. Sin embargo, creo que le falta desarrollo. Los personajes no terminan de completarse y la trama pareciera que queda a la mitad. Siento que cada historia de desaparición no terminó de completarse. Se trata de una lectura ligera y muy interesante. Sin dudas es una lectura que recomiendo y me alegra haber leído a esta autora. |
Cometierra me deja una sensación agridulce, porque me pareció una historia bien planteada en un inicio pero que se derrumbó al final. La novela trata de una niña que pierde a su madre consecuencia de la violencia doméstica y que, en este vacío y pérdida traumática, comienza a comer tierra. Al hacerlo, puede ver la muerte de su madre (a manos del padre) y, a partir de ese momento, desarrolla este “don” que le permite conocer el destino de otras personas que han desaparecido o muerto al ingerir la tierra que ellos han pisado. Evidentemente esta conducta la hará distinta al resto de las personas, quienes la mirarán con temor y una especie de fascinación malsana. Así, la protagonista poco a poco se aleja del mundo exterior para quedarse con su hermano pero, al mismo tiempo, comienza a tener solicitudes de madres, padres y parejas que desean saber qué pasó con su familiar o amigo. La premisa de esta historia me pareció espectacular por innovadora y una idea que juntó aspectos de una novela de suspenso con elementos de realismo mágico. También, no pude evitar recordar mi infancia en donde ciertamente, tuve compañeros que eran castigados por comer tierra y que ahora que reflexiono, quizá es una conducta nada extraña entre los niños. Sin embargo, en la novela este comportamiento es aterrador y conmovedor al mismo tiempo, porque la protagonista empieza a ingerir tierra para llenar el vacío de la muerte de la madre y entonces descubre no solo lo que le pasó a ella, sino a muchas otras mujeres desaparecidas y asesinadas, una de las realidades más terribles de América Latina. En este contexto desolador, otro aspecto que me encantó del libro es la relación entre la protagonista y su hermano Walter. Me pareció bellísima la forma en que la autora retrata esta relación filial y que de alguna manera mantiene a flote ala protagonista en sus años más oscuros. Como mencioné, la primera parte del libro me gustó mucho ya que la autora logra realmente involucrar al lector en este mundo de muerte, violencia y pérdida al cual le suma un elemento un tanto de terror –las visiones de los muertos, los desaparecidos, etc. Sin embargo, creo que no ayudó nada la sinopsis la cual señala que la historia trata de la “violencia contra las mujeres” en América Latina, porque la realidad es que si bien la protagonista ve a aquellas que han sido secuestradas o asesinadas por hombres, no hay una exploración a profundidad sobre el tema del feminicidio o la violencia de género. Y estoy de acuerdo, probablemente no era necesario pero entonces, la novela no debe promocionar que sí se abordan estos temas. En ese sentido, creo que la historia hubiera podido explorar otros caminos, como el thriller o novela de crímenes (sin eliminar el punto de partida de la historia que es, la violencia de género) y presentar una trama más densa y de otro género. Creo que es justo lo anterior lo que hace que la segunda parte de la historia sea menos contundente y se pierda en una serie de anécdotas que en mi opinión, ya no tenían mucho que ver con la premisa inicial. Conforme la historia progresa, pasan los años y la protagonista sigue comiendo tierra para saber qué pasó con personas que por ejemplo, se suicidaron o fueron víctimas de violencia callejera. Asimismo, empieza a tener sueños con muertos quienes le piden ayuda para atrapar a los responsables de un crimen. Insisto: las anécdotas no son malas pero creo que hubiera funcionado mejor en una novela de otro género literario porque así incluidas, creo le restan impacto al texto. Asimismo, me parece que la protagonista no experimenta crecimiento ni madurez emocional. No quiero ser muy dura con esto, porque es perfectamente entendible que al perder a los padres de una manera tan trágica, el trauma sea tal que impida seguir adelante pero no sé –al no haber esta evolución, me pareció que al final Cometierra terminó siendo una mujer muy plana. Por otra parte, la autora decidió introducir situaciones que, a mi parecer, salieron sobrando de la historia, empezando por las escenas de sexo explícitas y terminando con la trifulca final cuyo desenlace es la muerte de un conocido de Walter y su hermana. Y en verdad que no tengo nada en contra de escenas fuertes pero las sentí un tanto gratuitas: no entiendo como la descripción de una relación íntima tiene que ver con el poder sobrenatural de la protagonista ni porque la muerte de un personaje secundario termina siendo decisivo en una historia que va de fantasmas y violencia contra las mujeres. No es un libro malo y entiendo que es el debut de Dolores Reyes, así que sin duda, no descartaría leer lo que continúe publicando ya que su estilo me gustó y la historia, un poco más pulida, hubiera resultado mucho más impactante,. Como punto a parte, la literatura argentina contemporánea me está gustando mucho –si bien no son similares, algo en la escritura de Reyes (en el tema o en la narrativa, no lo sé), me recordó un poco a Mariana Enríquez. + Leer más |
La autora nos muestra una vida bastante rutinaria de dos hermanos que terminan quedandose solos, el padre desaparece, la madre muere y la tía los abandona. Se quedan solos en un hogar humilde, en un barrio humilde y la única constante en sus vidas termina siendo la relación entre ellos y la conexión de Cometierra con su don. En este libro vemos lo que le pasa a cualquiera que busca un desaparecido, la angustia, la desesperación, como agotan todos sus recursos y recurren a todo tipo de personas que les puedan brindar una ayuda, pero también escuchamos la otra campana, la voz de quien tiene el don para poder ayudar y lo que para ellos implica. “La tierra era el veneno necesario para llegar al cuerpo de María y yo tenía que llegar” Esa frase es un poco la historia que se repite en la vida de Cometierra y de las víctimas, y un resumen muy claro de lo que le supone cada vez que ayuda a alguien. La tierra que tiene que comer para poder ver y también la tierra que hay que remover y excavar para encontrar a las víctimas. En este caso en particular el don la afecta físicamente porque tiene que comer tierra y sobre todo la afecta emocionalmente porque tiene que ver, ya sea escenas de los últimos momentos de las victimas, o escena desesperantes de aquellos que todavía están vivos y piden ayuda. La valentía de ayudar no? Porque no se si todos nos animaríamos. Y la sociedad como a su vez la separa, la margina y la marca como alguien raro, como alguien que implica problemas y como, en este caso, tener una sostén termina siendo tan importante para lograr sobrevivir y seguir adelante en este mundo totalmente horrible. Me cuesta muchísimo hablar de este libro porque el contenido de la historia es tan vigente que cada vez que quiero escribir algo, enseguida empiezo a comparar con casos reales, y creo, que eso es también el porqué me gustó tanto. Dolores Reyes toca temas sociales que son muy actuales y lamentablemente venimos arrastrando desde hace décadas. La autora, gran militante feminista, trae a colación un tema muy delicado de la Argentina como son los femicidios, manejamos actualmente índices altísimos de aproximadamente 1 muerte cada 35hs y es una situación muy dolorosa. El libro comienza con el femicidios de la mamá y luego sigue con las desapariciones, otro gran problema, y que como vemos también suelen ser las victimas personas vulnerables, sobre todo mujeres. Hubo un momento que me impacto mucho y fue cuando el primo de una de las desaparecidas acude a Cometierra a pedir ayuda, y resulta que era policía, y lamentablemente es una situación bastante real, la policía suele llegar tarde en la mayoría de los casos y suele llegar cuando ya hay que buscar un cuerpo. La vida familiar de esos dos hermanos es un claro reflejo de las costumbres de un sector vulnerable de nuestra sociedad. El consumo de comida chatarra y el alcohol, la falta de perspectiva y ambiciones y cómo termina siendo toda una aventura salir del barrio, se nota mucho la ausencia del estado. De golpe se quedan completamente solos, y eso duele mucho porque ves como se quedan sin una figura adulta que los acompañe y les de contención, y creo que se refleja en algunas actitudes bastante infantiles que tienen frente a ciertas situaciones. Pero todo esto también fortalece el fuerte lazo que se forma entre los hermanos que son lo único que tienen en sus vidas, el uno al otro, y lo remarco porque me parece fundamental en la vida de la protagonista, ella sabe que vuelve a la casa y tiene al hermano, y también porque en la realidad, en la vida de cada uno, cuando se atraviesan momentos difíciles son las personas que nos importan las que nos van a sostener. Cometierra es también un reflejo de la cultura argentina, todos hemos escuchado a algún familiar que conoce a alguien o directamente hemos conocido a alguien que tiene algún don para ayudar, es de la idiosincrasia nuestra. Para el dolor de panza la oración de la de la abuela, si estas ojeado llamas a la curandera. En el caso de los que no creen en nada, cuando están en una situación desesperante recurren a todo tipo de recursos que haya disponible, aceptan la ayuda de cualquiera porque en eso consiste la desesperación. El poner en palabras los miedos más comunes que vivimos las mujeres, no animarnos a salir en ciertos horarios, cuidarnos de movernos por ciertos lugares y sobre todo el miedo a desaparecer y terminar bajo tierra, te hace tener afinidad con la historia porque te identificas con lo que van sintiendo los personajes. Ayuda mucho el modo de la narración, es Cometierra la voz narrativa y la autora aprovecha la oportunidad para hablarnos de una manera bastante distendida y con modismos propios de ciertos lugares. Me encantó. Me parece que es un gran retrato de la Argentina. Mención especial a la ilustración de la tapa que me parece hermosísima y es lo que primero me llamo la atención del libro y me distrajo bastante. Lo compre por los colores, pensando que iba ser un poco mas alegre la historia y bueno terminó siendo un baldazo de agua fría. Dolores escribe hermoso, tiene un escritura muy lírica pero que encubre una historia tan fuerte. Libro altamente recomendado. Enlace: https://entreriosylibros.wor.. + Leer más |
Esta novela, trata sobre cometierra una chica que ve lo que pasa con la vida de las personas al comer la tierra de sus hogares o lugares donde estas se encontraban, la gente acude con ella para poder encontrar a familiares y conocidos que se encuentran desaparecidos.
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Este libro me hizo reflexionar bastante sobre las distintas realidades en la vida de la personas y de la suerte que tengo de vivir donde vivo, tener gente que se preocupe por mí y poder contar con mi familia para lo que sea. Habla bastante de la inseguridad, el femicidio, la pobreza el abandono y los traumas. Es fuerte de leer y está contado en primera persona, utilizando lenguaje latino en todo momento. Cometierra es huérfana, vive sola con su hermano, y puede de alguna manera conectarse con la gente desaparecida comiendo la tierra ligada a ellos. Cuando en su barrio (de bajo nivel social y muy propenso a la inseguridad) se enteran de esto no dejan de llegarle botellas con tierra de desaparecidos. De hermanas, madres, hijas e hijos. Familias que no saben que más hacer porque la policía deja de ocuparse, se desentiende. “– Yo quería también quedar embarazada alguna vez. Tener una nena. Una piba asi, como ustedes. Me miró. Le esquive los ojos. – Yo ni loca. Desaparecen.” Y es que es cierto y es desgarrador. Desaparecen. En un mundo donde te matan por ser mujer no sé si quisiera tener hijas. Novela corta. ¿Ficción o no ficción? Estuve dudando mucho sobre esta calificación, trata temas muy fuertes por lo cual no sé decir si realmente me llegó el libro en sí o en lo que me hizo pensar. Pero llegué a la conclusión de que el libro en sí es el que me hizo pensar. Se que son temas que muchos no quieren leer, pero lo recomiendo por eso mismo. Es un golpe de realidad, que tiende a ser necesario. + Leer más |
No se que decir. Esperaba algo de él y me encontré con algo diferente. El final ni siquiera me supo a final. Una historia entretenida, por momentos cruda y real, pero con un toque de fantasía y misterio, que hizo que no perdiera el interés. Pero sin duda alguna, el final es un poco simple y decepcionante.
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Hurga en las heridas mas inmediatas, la violencia, la pobreza, el abandono, las muertes innominadas, los feminicidios, la desidia. Y la total falta de interés de una sociedad que voltea hacia otro lado para no afrontar ni solucionar Males ancestrales que se convierten en invisibles de tanto repetirse se vuelven invisibles, se camuflan con el entorno. Escrito con un lenguaje llano, típico de las clases asaetadas por estas circunstancias de las que se sale pero no se escapa. Con situaciones que acontecen diariamente, pero por su condición parecen denigrantes, y que se cuentan desde el interior donde se sienten y duelen. Cometierra, posee un don, que no pidió, que no quiere pero acepta, un don que finalmente no resuelve, solo vuelve más urgentes las necesidades de los menos favorecidos, de los que al poco se olvidan, Cometierra marginal a quien la tierra le habla, le vomita lo injusto de una vida así de marginal, donde no hay , no hubo, no habrá justicia, donde los actos de redención son tan pueriles ...como comer tierra. Una novela que carece de final. Como los temas que toca ... “ miraba las lapidas, con grandes escritos, como si quisieran mandarle cartas a sus muertos “ + Leer más |
Cometierra tiene un don, puede saber dónde están los desaparecidos comiendo la tierra que pisaron. Desde sus primeras frases la novela me atrapó y a la vez me llenó de soledad: la de Cometierra cuando su papá asesina a su mamá. la de los sucesivos abandonos de su papá y su tía que dejan su familia reducida a dos integrantes: ella y su hermano, el Walter. las de la seño Ana la de las amigas cuando se enteran de lo que hace Cometierra la de los que buscan y no tienen quién los acompañe y los ayude la de los muertos que no son encontrado la de los muertos encontrados sin justicia Es una lectura ágil, pero no fácil. Muy recomendada. |
Dolores habla de femicidios y violencia de género. Habla de las historias de las personas que nos faltan. Y deja en claro justamente esto: cada persona que nos falta es una historia, no un número ni un legajo archivado. Además, es muy interesante que ella haya elegido la tierra como la que cuenta historias. En la novela, el personaje principal descubre su poder de videncia cuando la llevan al entierro de su madre y ella, para retener un poco de esa madre muerta, apoya sus manos sobre el lugar donde está enterrada y come tierra. Entonces ve cómo mataron a su madre y, a de ahí en adelante, cuando ingiere tierra ve lo que sucedió con los y las muertas o desaparecidas. Entonces la gente la empieza a buscar para que la ayude por este don que ella tiene. Y no se si Dolores eligió la tierra como algo especialmente significativo, pero lo es. La tierra y los cuerpos son el territorio a habitar. Se habla de la madre tierra, como eso que da vida. Pero, también, podemos pensar en la diosa Griega de la tierra, Gaia. La que surgió después del caos y creó todo. Y en muchas culturas se trata a la tierra como un ser vivo. Entonces, me parece interesante como con esta historia Dolores nos presenta a la tierra no solo como algo sumamente necesario para el desarrollo de todo hecho, sino también como la portadora de historias, la sabia y la que une. ¿Recuerdan el oráculo de Delfos? El que dice que Sócrates es el más sábio y él quiere ponerlo a prueba porque no cree mucho de esto y termina diciendo: “Sólo se que nada se”. Bueno en esos oráculos, como el de Delfos, había siempre alguien que recibía las visiones y las expresaba. En el caso de Delfos era Pitia y, en el libro, es el personaje principal que recibe visiones por comer tierra. Sus visiones son a veces más claras y otras menos, pero la idea es que las comunica a modo de pistas a las personas para ayudar a develar, por ejemplo, donde se encuentra una chica que tenían secuestrada. Entonces, lo que hace Dolores con Cometierra es interesante porque trae esta idea de las visiones, los enigmas y una fórmula que quizás parece haber quedado en el Siglo V A. C., pero en realidad nos está hablando ahora. Dolores, a través de este personaje principal que recibe y da pistas, dice: che, esto está pasando ahora. No hace dos mil años. Y hay pibas que desaparecen. Hay una tierra que late, que tiene vida. Hay historias, hay enigmas. Esto pasa. Las pibas siguen desapareciendo y quizás sea momento de retomar ese espíritu socrático de la pregunta infinita, de la búsqueda del conocimiento, de la mayéutica que justamente lo que buscaba era ayudar a dar a luz a la verdad. Y cuando digo la verdad, que es un término que otro día podemos debatir, lo digo en términos de dejar de encubrir gente, familiares, redes de trata. Incluso machismos y micromachismos. La verdad pensada de forma casi idealizada como algo que nos aporte a construir sociedades más vivibles. + Leer más |
Hay libros que son inabarcables. Por más que uno quiera se hace difícil contener en unas pocas palabras todo lo que nos pasa por el cuerpo y la cabeza transitándolos. Así que intentaré transmitirles una breve aproximación a la experiencia de esta novela. En sus menos de 200 páginas, con una prosa que oscila entre la poesía y el registro más prosaico y realista, Dolores Reyes nos asesta, como proponía Arlt, un cross de derecha a la mandíbula, al contarnos la vida en ese conurbano bonaerense donde la violencia es parte de una realidad cotidiana. La violencia de los secuestros, los femicidios, las violaciones, pero también la del abandono, el trabajo infantil y sobre todo la violencia de un sistema donde endémicamente existen vidas descartables. Lo sobrenatural está incorporado en la novela de forma muy orgánica, como parte también de una cosmovisión propia del mundo narrado: un mundo donde las supersticiones, las “maes” y las visiones ofrecen el alivio y el socorro que las instituciones estatales niegan. Cometierra es la protagonista de la novela. Su identidad queda así supeditada a su don: comiendo tierra puede conectarse con los muertos, los desaparecidos, los sin voz, para traerles justicia. Pero ese don viene acompañado de un gran dolor: Cometierra es testigo forzada en sus visiones del femicidio de su madre a manos de su padre, y de la violación y asesinato de su maestra más querida a manos de una patota. Cometierra siente este don como una maldición de a ratos, pero comprende también la responsabilidad que conlleva. Con un lenguaje descarnado, como descarnado debe ser cualquier intento de narrar lo inenarrable, Dolores Reyes nos interna en el corazón de las tinieblas y nos interpela a abrir los ojos, como Cometierra, y escuchar las voces de los descartados. Una novela fundamental para contar un presente que duele y requiere que salgamos del sopor para luchar por cambiarlo. + Leer más |
Hay libros que, aunque uno reconoce la calidad, simplemente no coinciden con nuestros gustos. Cometierra es uno de ellos. Con un estilo empalagosamente lírico, personal, subjetivísimo. Agotador. Pero al mismo tiempo una novela seria, que nos pone en las barriadas de Buenos Aires, un lugar que aunque esté a pocos kilómetros de la casa de Borges y del pintoresco barrio de la Boca, vive sin agua potable, educación y derechos humanos limitados en la práctica. Y, a partir de ahí, una chica con un don. El don de preguntarle a la tierra dónde están otras chicas: violadas, secuestradas, muertas. Solidaridad entre pobres, solidaridad entre mujeres. La reseña completa en https://libreriadeurgencia.wordpress.com/2020/09/06/cometierra-dolores-reyes/ |
Los nombres de personajes en un libro aparecen: