Atrapada en el tiempo de Diana Gabaldon
Y si quieres vengarte, entonces bienvenida eres, porque mi alma es tuya, hasta sus profundidades más oscuras.
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Atrapada en el tiempo de Diana Gabaldon
Y si quieres vengarte, entonces bienvenida eres, porque mi alma es tuya, hasta sus profundidades más oscuras.
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Atrapada en el tiempo de Diana Gabaldon
Hazme un favor, Sassenach - dijo, posando el pesado terciopelo sobre mis hombros -. Lleva un abanico más grande.
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Forastera de Diana Gabaldon
—No fuiste la primera mujer que besé —susurró—. Pero te juro que serás la última. —Y agachó la cabeza hacia mi rostro expectante.
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Tambores de otoño de Diana Gabaldon
Donde vayas, iré; donde vivas, viviré; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios mi Dios. Cuando mueras, yo moriré y allí seré enterrada. En una colina de Escocia o en los bosques del sur. Harás lo que tengas qué hacer y yo estaré ahí.
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Tambores de otoño de Diana Gabaldon
-Tú eres mi valor, así como yo soy tu conciencia -susurró-. Tú eres mi corazón y yo tu compasión. Solos no somos nada. ¿No lo sabes, Sassenach?
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Tambores de otoño de Diana Gabaldon
Y cuando mi cuerpo perezca, mi alma todavía será tuya, Claire. Juro por mi esperanza de ganarme el cielo que no seré separado de ti. Nada se pierde, Sassenach; sólo se transforma.
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Viajera de Diana Gabaldon
Por amarte he conocido el infierno más de una vez, Sassenach; si es necesario, volveré a conocerlo
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Viajera de Diana Gabaldon
Te he visto tantas veces... -me susurró al oído-. Venías a mí con tanta frecuencia... A veces cuando soñaba. Cuando tenía fiebre. Cuando me sentía tan asustado que pedía morir. Cuando me hacías falta te veía siempre, sonriendo, con el pelo rizado alrededor de la cara. Pero nunca decías nada. Y nunca me tocabas.
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Forastera de Diana Gabaldon
Entonces deja que los besos amorosos habiten nuestros labios, pronuncien mil y cien razones, cien y mil más.
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Forastera de Diana Gabaldon
-Hubo otro motivo. El principal. -¿Motivo? –repetí con desconcierto. -Por el cual me case contigo. -¿Cuál?- No sé qué esperaba, tal vez otra revelación sobre sus intricados problemas familiares. En cierta manera, lo que finalmente dijo me sorprendió bastante. -Porque te deseaba. |
La cruz ardiente de Diana Gabaldon
Jamie, como su nieto, también era una esponja, reflexioné al verlo ir de un lado a otro completamente desnudo y despreocupado. Lo absorbía todo, y parecía capaz de entenderse con cuanto le tocara en suerte, por extraño que fuera a su experiencia: Potros maniáticos, sacerdotes secuestrados, criadas casaderas, hijas tozudas y yernos paganos. Lo que no podía vencer, burlar o alterar, simplemente lo aceptaba, igual que la esponja aceptaba a su concha incrustada.
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La cruz ardiente de Diana Gabaldon
Puedes decir lo que quieras de los irlandeses, Sassenach, aunque creo que se lavan de vez en cuando.
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Forastera de Diana Gabaldon
- Estás a salvo - me aseguró -. Tienes mi nombre y a mi familia, mi clan y, de ser necesario, la protección de mi cuerpo. Mientras yo viva, ese hombre no volverá a ponerte las manos encima.
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Tambores de otoño de Diana Gabaldon
Tú eres mi valor, así como yo soy tu conciencia. Tú eres mi corazón y yo tu compasión. Solos no somos nada. ¿No lo sabes, Sassenach?
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?