Los besos en el pan de Almudena Grandes
Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, ¿Sabes? Pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla.
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Los besos en el pan de Almudena Grandes
Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, ¿Sabes? Pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla.
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Todo va a mejorar de Almudena Grandes
En una dictadura, la expresión estar en libertad no significa lo mismo que estar libre
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El corazón helado de Almudena Grandes
-¿Y por qué no os venís con nosotros, abuela? -Porque a tu abuelo no le da la gana, porque es el hombre más cabezón que hay en el mundo. Cuando quisieron darle la nacionalidad francesa, no la quiso él, cuando pudimos empezar a ahorrar, se negó a comprar un piso. Aquí estamos y aquí seguiremos. Nos volveremos los últimos, mira lo que te digo, los últimos. -Pero a ti te gustaría... -Claro que me gustaría -la abuela sonrió, se sentó en una silla, la cogió en brazos. Si me hubiera casado con un francés, como Olga, pues no, pero... Me casé con tu abuelo, tuve esa suerte, porque hemos sido muy felices pero siempre en español, hablando en español,cantando en español, criando hijos españoles, con amigos españoles, comida española, costumbres españolas, comiendo tarde y cenando más tarde todavía, trasnochando y durmiendo la siesta. Aprendí a guisar igual que mi suegra, cocido los sábados, paella los domingos, lo he seguido haciendo todos estos años. Ahora ya no sé qué hacemos aquí, qué vamos a hacer aquí, sobre todo cuando os volváis vosotros. Si fuera por mí, ya estaríamos en Madrid. + Leer más |
Todo va a mejorar de Almudena Grandes
El coronavirus nos ha enseñado que es muy fácil confinar a la población de un país entero. Conseguir que sus ciudadanos renuncien voluntariamente a los derechos y las libertades que sus antepasados conquistaron con sangre en una lucha que duró siglos. Inundarlos de propaganda y noticias falsas en el grado óptimo para restringir su acceso a una información veraz. Desarmarlos, neutralizarlos, inmovilizarlos sin que duden ni por un instante que su sacrificio es imprescindible para conseguir un bien superior.
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La madre de Frankenstein de Almudena Grandes
– España es mi país, padre Armentos —a cambio, sonreí yo también—, por mucho que le joda. Ya sé que le habría gustado que los suyos acabaran con todos los españoles como yo, pero no pudieron, y no fué porque no lo intentatan, desde luego. Así que España es tan mía como suya, aunqur no le guste. Usted no es mas español que yo. Y no tiene ningún derecho a opinar sobre si mi país me conviene o no. Eso lo decidiré yo, si no le importa.
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El corazón helado de Almudena Grandes
Los humanos son seres que desean y la desesperación les arrebata su propia esencia, los deseca, los destripa, los arruina, los expulsa de sí mismos por el camino templado y engañoso que conduce al destino de las cosas, al cansancio de los vegetales polvorientos, de los minerales enterrados e inertes.
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La madre de Frankenstein de Almudena Grandes
Así comprendí que las jaulas no siempre estaban fuera, en las amenazas y los chantajes de las personas que tenían el poder. También podían estar dentro, incrustadas en el cuerpo, en el espíritu de todas las mujeres perdidas que asumían mansamente un destino que no habían elegido, sólo porque otros habían decidido que lo que más les convenía era volverse decentes.
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Los besos en el pan de Almudena Grandes
Después, alguien nos dijo que había que olvidar, que el futuro consistía en olvidar todo lo que había ocurrido. Que para construir la democracia era imprescindible mirar hacia delante, hacer como que aquí nunca había pasado nada. Y al olvidar lo malo, los españoles olvidamos también lo bueno. No parecía importante, porque de repente éramos guapos, éramos modernos, estábamos de moda… ¿ para qué recordar la guerra, el hambre, centenares de miles de muertos, tanta miseria?
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El corazón helado de Almudena Grandes
Todos recordaban la leyenda de aquella bomba que no estalló al caer sobre las líneas republicanas en el frente de Guadalajara, y la emoción legendaria del artillero que la desmontó por curiosidad, para encontrar dentro un papel escrito en un español sólo aproximado pero más que legible, camaradas, las bombas que yo armo, no explotan. La guerra de España había sido la guerra de un anónimo obrero alemán, y esta guerra era también la suya.
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La madre de Frankenstein de Almudena Grandes
A ratos duele mucho pensar en la gente a la que quieres.
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La madre de Frankenstein de Almudena Grandes
La enfermedad mental es la peor cárcel que existe. Es una cárcel que encierra hacia dentro, que atrapa a una persona y no la suelta jamás, y le arrebata todo lo que tiene.
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Todo va a mejorar de Almudena Grandes
Se había asomado a los ojos de la pobreza y lo que aprendió a su sombra le había forjado tanto o más que su experiencia de la riqueza.
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El lector de Julio Verne de Almudena Grandes
La guerra no ha terminado, ¿lo entiende? Esto todavía es una guerra, y la gente sigue luchando en el bando que le ha tocado en suerte
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
Solo existe una dicha más grande en la vida que enamorarse, y es enamorarse bien.
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La madre de Frankenstein de Almudena Grandes
Solo merecerá la pena si te apetece, si te interesa de verdad. Nunca lograrás hacer bien nada que no te apetezca hacer. |
Todo va a mejorar de Almudena Grandes
Que coco tenía Almudena y cómo vamos a echar de menos sus letras. Aunque es un libro distinto a lo que estamos acostumbrados sus lectores no es menos sorprendente, rectifico es muy sorprendete. Ha sido una novela que traspasa las páginas, que me ha hecho pensar que podría suceder en algún momento si alguien se sintiese Dios por un día y nos sumergirse en una realidad paralela tan distópica y peligrosa. Al final la cordura emergue y volvemos a nuestro habitual tejemaneje político y social. Nos sentimos más cómodos así, aunque también sea una forma diferente de manipulación, pero libres. Gracias Antonio García Montero por finalizar esta novela que no se podía quedar en un cajón. Siempre estarás con nosotros Almudena. |
Los besos en el pan de Almudena Grandes
Hay que ser muy valiente para pedir ayuda, ¿sabes? Pero hay que ser todavía más valiente para aceptarla.
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La madre de Frankenstein de Almudena Grandes
Ya te lo dije el otro dia,follar en España no es un pecado,es un milagro.
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Inés y la alegría de Almudena Grandes
(...) calculé el entusiasmo que me habría inspirado aquella escena si las cosas hubieran sido distintas, o si hubieran sucedido en mi país, y no en aquel que había suplantado su nombre, su espacio en todos los mapas, pero que ya no era el mismo, porque en él no ocurrían las mismas cosas
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¿En qué ciudad nació Almudena Grandes?