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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
Es la necesidad de amar y de ser amada; son los latidos de un corazón de dieciocho años lleno de sangre española; es la percepción todavía vaga de estas emociones deliciosas que el amor despertará más tarde en su alma; son presentimientos de una felicidad venidera que le parecen recuerdos perdidos de un pasado dichoso
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
Si la contrario, el mundo que dejó le permanece presente con todas sus promesas, todos sus encantos, todas sus delicias; que, si su claustro le parece desierto, su celda estrecha, su vida desencantada, confíe en ti ...
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
¡Estos caballeros orgullosos, creen, porque llevan una espada al costado, que solo ellos pueden vengarse, y que solo el hierro da la muerte!
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
Si este hombre no es el demonio, es al menos la criatura humana que más se le parece
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
Pues no sé todavía por qué poder extraño el hombre de suerte mortal puede encadenar un ángel, pero sé que desde el cielo la estancia encantada; si está cerrada para ti, para mí no tiene más encantos, y que mi corazón divino contiene bastantes lágrimas para llorar por un mortal durante la eternidad. |
Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
Tengo dos veces más posibilidades que la serpiente ... Eva solo era curiosa
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
¿Esta vieja tradición de familia será cierta? El ángel malo de los Marana debía retomar, se dice, su libertad, cuando un crimen sea cometido por un Marana.
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Don Juan de Marana de Alejandro Dumas
Le daré a la mujer que amo una vez lo que me señale, dos veces lo que me pidan sus ojos, y tres veces lo que exigirá con los labios
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
No hay ni felicidad ni desgracia en este mundo, hay la comparación de un estado con otro, eso es todo. Sólo quien ha sufrido el extremo infortunio es apto para sentir la extrema felicidad. Hay que haber querido morir, Maximilien, para saber cuán bueno es vivir.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
toda la sabiduría humana estará en estas dos palabras: «esperar y confiar»
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
¿Por qué no me arranqué el corazón el día en que decidí vengarme?
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
Nadie como un millonario es tan deseoso de palcos que no cuestan nada.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
(...)todos cuadros de maestros garantizados como tales; no me gustan los modernos. —Tiene usted razón, señor, pues tienen en general un gran defecto: el de no haber tenido aún tiempo de convertirse en antiguos. (...) Como usted ve, no aprecio a los artistas franceses. —Tiene usted derecho a ser injusto con ellos, señor, son sus compatriotas. |
El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
Su corazón llevaba el camino de petrificarse en su pecho.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
En política, querido hijo, usted lo sabe como yo, no hay hombres, sino ideas; no hay sentimientos, sino intereses; en política no se mata a un hombre, se suprime un obstáculo, eso es todo.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
(...)era uno de esos hombres de cálculo que nacen con la pluma detrás de la oreja y un tintero en lugar de corazón; todo en este mundo era para él resta o multiplicación, y una cifra le parecía algo más preciado que un hombre, cuando esa cifra podía aumentar la suma y ese hombre podía menguarla.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
La felicidad es como esos palacios de islas encantadas cuyas puertas están guardadas por dragones. Hay que combatir para conquistarla.
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El conde de Montecristo de Alejandro Dumas
Las heridas mortales tienen de particular que se ocultan, pero no se cierran: siempre dolorosas, permanecen vivas y abiertas en el corazón.
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El collar de la reina de Alejandro Dumas
Un poco de hielo en los cristales era el lujo de la naturaleza unido al lujo de los hombres. El invierno posee sus diamantes, su polvera y sus bordados de plata para el rico, sumergido en sus pieles, o encerrado en su carroza, o envuelto en las sedas y los terciopelos de un cálido apartamento. Toda la escarcha es una pompa y toda intemperie un cambio de decorado, que el rico contempla, a través de los vidrios de sus ventanas, como una obra de ese grande y eterno arquitecto que se llama Dios.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?