—¿Por qué me gusta alguien que no me gusta? —Eso no tiene sentido. —No —estuvo de acuerdo—. No tiene ningún sentido. |
—¿Por qué me gusta alguien que no me gusta? —Eso no tiene sentido. —No —estuvo de acuerdo—. No tiene ningún sentido. |
—Tengo un problema, Chaz. —¿Y cuál es? —volvió a besarle el cabello. Olía como nada que hubiera disfrutado hasta entonces. Un aroma que no olvidaría jamás. —Que me gustas. |
(…) ¿Aún no te has dado cuenta de que entre tú y yo hay un problema de comunicación? Él la miró de reojo. —¿Siempre eres así de insoportable o lo estás haciendo a posta? —¿Y tú siempre eres así de bocazas o..? Evidentemente siempre eres así de bocazas… (…) |
—Mira, ¿seguro que eres la hermana de Julie? —¿No nos parecemos? Chaz la miró de arriba abajo. —En nada. —Pues todo el mundo dice que somos clavaditas. —Sí, físicamente sí, pero… ¿A ti te pasó algo de pequeña? La estaba mirando…. Escudriñando. Se sintió incómoda. ¿Qué habría querido decir aquel tipo? |
Por un momento Chaz se quedó mirando aquellos ojos. Eran los más azules que había visto en su vida, y si no fuera porque el conjunto le empezaba a resultar insoportable, hubiera dicho que los más bonitos.
|
Primero salió un pie enfundado en unas veraniegas sandalias de tacón alto. Después una pierna embutida en un carísimo pantalón de crep blanco. Y al fin la mujer, que se plantó en medio de la carretera con incomodidad manifiesta. Chaz no puso qué pensar. Era alta, algo más que Julie, y más delgada. Llevaba una blusa amplia también blanca, un color en absoluto apropiado para los empolvados caminos que debían atravesar. Un largo fular verdoso pendía de su cuello y le llegaba casi al dobladillo del pantalón. Llevaba el cabello oculto por una gran pamela del mismo tono, y unas enormes gafas de sol que impedían ver sus ojos. Cuando terminó de analizar el entorno, Chaz pudo ver que en sus labios aparecía una mueca de desagrado y, mientras el chófer empezaba a sacar el equipaje del maletero, ella pareció reparar en él y fue a su encuentro. |
Julie lo necesitaba —pensaba Chaz— y él le iba a fallar, y eso hacía que se sintiera fatal. Pero su relación con las mujeres era… complicada. Siempre metía la pata, decía algo inadecuado, comentaba lo contrario que se esperaba de él. El caso era que no quería estar cerca de una hora a solas en un coche con la hermana de Julie. ¿De qué iba a hablar? ¿Qué le aseguraba que ella no lo detestaría? —Seguro que me cae bien —intentó convencerla—. Si es tu hermana debe ser una chica estupenda. Pero no es eso. Prefiero mantenerme… en un segundo plano. |
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?