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Crítica de AnnieMoneth


AnnieMoneth
02 July 2022
Me moría por reseñar algunas de las obras del austriaco Stefan Zweig, así que volví a leer la novela que describe el torbellino de sentimientos de un joven alumno por el que fuera su maestro —cómo no elegirla si Despertares de Stonewall es el nombre de este blog—. Hablo de Confusión de sentimientos. Apuntes personales del consejero privado R.v.D. (Verwirrung der Gefühle), publicada por la editorial Acantilado en 2014, gracias a la traducción de Joan Fontcuberta. Con anterioridad, la misma editorial la había incluido como Confusión de sentimientos (sin la coletilla de su título) junto con otras nouvelles en el libro Novelas, editado en 2012 y ya agotado.

Merece la pena profundizar primero en la vida del autor y en el contexto en que fue escrita.

Stefan Zweig nace en Viena en el seno de una familia judía y económicamente acomodada. Tras sacar el doctorado en Filosofía, viaja por muchos lugares como España, Bélgica, Italia y Holanda y se relaciona con autores como Joseph Roth, Rainer Maria Rilke, Auguste Rodin, William Butler Yeats o Luigi Pirandello entre otros. Fue amigo de Sigmund Freud y Richard Strauss. Estalla la Primera Guerra Mundial y el autor no duda en escribir artículos y tomar una postura pacifista. Fue entonces cuando escribe Jeremías, donde expresa una posición marcadamente crítica con la guerra. La obra fue celebrada por su amigo y escritor Thomas Mann. Durante la contienda, vive en Suiza y mantiene esa postura pacifista apoyando la idea de una Europa unida.

En 1920 contrae matrimonio con Friderike Maria von Winternitz y se muda a Salzburgo. En los años siguientes es cuando Stefan Zweig escribe la mayoría de sus novelas cortas y biografías llenas de tensiones emocionales y crisis psicológicas, influido por los trabajos de su amigo Freud, donde se abordan temas como el juego, la prostitución, el adulterio, el suicidio o la homosexualidad. Entre las novelas cortas destacan AmokMiedoConfusión de sentimientosVeinticuatro horas en la vida de una mujer, mientras que sus obras biográficas incluyen las de María Antonieta, Fouché o Magallanes).

Con la llegada de Hitler al poder se condenan y prohíben las novelas de Stefan Zweig. Cuando el fascismo llega a Austria y la policía va a registrar su casa, huye para no regresar nunca más. En 1938 se divorcia de su primera mujer y se instala en Londres. Un año después, Zweig se casa con Lotte Altmann y en los años que siguieron no se manifiesta abiertamente contra los nazis ni tampoco a favor de los judíos perseguidos, adoptando una postura más tibia en su intento de llevar una vida sin interferencias. Sin embargo, su obra comienza a centrarse en personajes atormentados, tanto literarios como históricos, que se encuentran en situaciones de peligro. Escribe entonces las biografías de María Estuardo y de María Antonieta, la novela La piedad peligrosa y la novela corta Novela de ajedrez, que contiene elementos autobiográficos. Aunque tiene la residencia británica, se siente un refugiado judío y esto le perturba la existencia. En El mundo de ayer, escrito poco antes de su muerte, Zweig describe a los refugiados judíos en Londres como "fantasmas" en busca de un país que esté dispuesto a recibirlos.

En 1940 Zweig y su mujer viajan a Nueva York, pero allí se encuentran con más refugiados que les recuerdan los terribles acontecimientos que están ocurriendo en Europa. Pocos meses después la pareja, que había hecho un viaje a América del Sur, se traslada a Petrópolis (Brasil), donde esperan tener la oportunidad de empezar una nueva vida. Zweig incluso escribió un libro: Brasil, país de futuro.

El 22 de febrero de 1942, ambos fueron encontrados muertos. El matrimonio había decidido quitarse la vida, aunque Zweig dejó una nota de despedida, que ya es pública, explicando las razones por las que había tomado esa decisión.

Respecto a la obra, Confusión de sentimientos fue escrita en 1926, mientras Zweig vivía en Salzburgo. Está ambientada de forma breve en Berlín, en los años veinte, pero principalmente se desarrolla en una universidad de provincias. El Berlín de los años 20 representa la época del renacimiento cultural y creatividad desmesurada, llena de clubes, bares, cafés, salones de fiesta y teatros cabaré; llena de influencias en la literatura, el cine y el teatro. Las ideas de la época, combinadas con el jazz y las mujeres modernas de cabello corto constituyen una ruptura de esquemas y costumbres.
 
Se trata, asimismo, de la época en que Berlín era el foco de atracción de la comunidad gay de Europa, a pesar del párrafo 175 de la ley; este prohibía «la fornicación contra natura realizada entre hombres», pero no los clubes, bares u otros lugares de encuentro, los cuales llegaron a sumar más del centenar. Una subcultura gay floreció aquí con una fuerza y visibilidad desbordante; fueron numerosos los círculos y salones de intelectuales homosexuales que discutían sobre el tema. Sin embargo, fuera de la capital cualquier aspecto relativo a la sexualidad quedaba, por lo general, en el ámbito privado.

En este contexto, la narración comienza con el acto que han organizado estudiantes y colegas en honor a un respetado profesor, en su sexagésimo cumpleaños y después de tres décadas de actividad académica. Durante la celebración echa la mirada para atrás y evoca a la persona a quien debe todo lo que es ahora; un brillante y apasionado profesor de filología inglesa que conoció en su juventud y que despertó en él su amor por las Humanidades y el conocimiento. Arranca así una historia que enseguida da paso a la que constituye la verdadera trama principal de la obra. Roland, en su juventud, estuvo a punto de abandonar los estudios, pero avergonzado ante su padre decide matricularse en una pequeña universidad de provincias donde, por casualidad, conoce a un brillante profesor de filología inglesa. Cuando lo escucha por primera vez, queda extasiado y conquistado por la pasión que ve en él, de modo que decide presentarse y, más tarde, ayudarlo a concluir la obra de su vida. El profesor acepta su ofrecimiento y, a partir de entonces, Roland se vuelca con ansia en los estudios al objeto de lograr la admiración de su maestro, mientras que trabaja con él por las tardes; sin embargo, le atormenta la actitud tan fría y distante con la que en ocasiones le trata.

Y así, Confusión de sentimientos cuenta la historia de un alumno que busca de manera continua la aprobación de su maestro, incapaz de comprender el torbellino de sentimientos que anidan en él; ¿veneración, amistad, amor, pasión?

Creedme cuando os digo que esta obra es una joya literaria. Es breve, poco más de cien páginas, pero qué intensa; increíble la vorágine de emociones que puede despertar en el lector. Escrita en primera persona desde la perspectiva de Roland, el autor hila con delicadeza y elegancia todos los sentimientos y emociones de sus personajes, y lo hace con tal maestría, que absorbe la voluntad del lector incapaz de retirar la vista de esa sinfonía fascinante de palabras.

Zweig escribe una novela llena de contrastes. El Berlín bullicioso, la gran ciudad, frente a la sosa ciudad de provincias. La libertad que Roland experimenta a su llegada a la capital, frente al aire irrespirable y la rigidez de la Universidad. Y ese contraste se extiende a los personajes. Unos personajes que son magníficos. Roland, el joven discípulo, inocente e inseguro, vive atormentado porque no entiende la actitud de su maestro, aunque posee la belleza fresca y el arrojo que otorga la juventud. El brillante maestro, a quien se le ilumina el rostro cuando se entrega a la pasión con la que enseña a sus alumnos, de edad indefinida cuando enardece los debates estudiantiles con la exaltación del lenguaje, pero introvertido, errático y enigmático en su vida personal. La mujer del maestro, más joven que él; en su casa es amable, callada, sombría y recelosa del tiempo que su marido dedica al joven, pero alegre, despreocupada y aventurera fuera de su hogar. El contraste entre los tres personajes es tan brutal, su lucha interior tan profunda por diferentes razones que descubriremos, que te preguntas si saldrás indemne de esa lectura. Y no, al menos yo no; la primera vez, salí tocada y casi hundida tal fue la huella impresa que me dejó.

La intensidad de la narración va in crescendo hasta llegar al final, y vaya revelación nos aguarda. Cuando cierras el libro no puedes creer que el autor lo haya dejado ahí; te quedas con hambre de más y con ganas de que el desenlace fuera otro. Pero al mismo tiempo agradeces que fuera este en concreto, porque seguro que lo que se podría añadir no sumaría, si acaso restase al derroche de emociones que logra despertar en el lector. Terminé por comprar casi toda la obra de este autor.

Confusión de sentimientos es una pequeña gran obra de contrastes, una lectura conmovedora donde su autor, Stefan Zweig, describe con elegancia y naturalidad los sentimientos de un joven discípulo por su maestro. Absorbente e íntima. Lo dicho, una verdadera joya.
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