El castillo de Otranto

Más que de horror, a mí se me ha hecho más cercano a una sátira. Tenemos al terrible tirano, que es un desalmado que abusa de su poder por arrebatos temperamentales, pero que precisamente por la escasa moralidad que tiene, sus diálogos y monólogos internos me han hecho reír alguna que otra vez por lo descarado. Tenemos a los sirvientes, asustados del señor pero chismosos y parlanchines, cuyos comentarios a veces, una vez más, me hicieron reír. Están las damas en apuros, aunque algunas están menos dispuestas a serlo que otras, y luchan por evitar la tragedia que las persigue (sobre todo por ser mujeres y no ser más que piezas con las que jugar los hombres, no siendo consideradas como personas, como sabemos que pasaba cuando fue escrito el libro). Tenemos al héroe, sacrificado, humilde y honorable, al religioso, que esconde secretos, y más de una intriga; y como marco de todo esto, unas disparatadas apariciones fantasmales por todo el castillo en momentos clave.

Sobre todo me ha gustado cómo está escrito, pasando por momentos desagradables de forma que tienen un cierto regusto a humor absurdo o negro. Lo dicho, no me parece una historia de terror para nada, no da miedo en ningún momento (al menos a nivel paranormal. Los actos de la avaricia y el capricho de los hombres sí que pueden darlo) Parece una sátira sobre los entresijos y acuerdos entre los hombres poderosos para seguir manteniendo ese poder, a coste de cualquiera del que puedan servirse para ello y sin ningún tipo de remordimiento mientras les venga bien.

La historia me ha parecido que tiene un final a partes trágico y a partes satisfactorio. En general me ha sorprendido, porque esperaba algo muy denso y serio, y me he encontrado con que es bastante ágil y con su particular toque de humor.

El castillo de Otranto es considerado el libro que da inicio al género de la novela gótica, y por esto se le reconoce normalmente, sin embargo, al leerlo nos enfrentamos más que a una novela gótica, a una historia que pretendía reunir el viejo estilo de las novelas de caballería con el estilo más realista del momento en que se escribió. Esto no significa que lo gótico no esté presente, sino que no había una intención directa de otorgarle dichas características a la historia.

Algunos aspectos clásicos del gótico como lo es el terror y el acercamiento a lo sobrenatural, se muestran de una manera muy tenue, sin embargo otras características como el ambiente, y sobre todo los escenarios, ya aparecen de una manera más marcada.

Podríamos decir que El castillo de Otranto en efecto es la novela que estaría inaugurado un género, pero que sin embargo esta etiqueta se le dio a posteriori, y aunque sí alberga ya los componentes clásicos del gótico, la mayoría de ellos aparecen apenas de una forma embrionaria que recién comienza a desarrollarse.