Los incomprendidos

Una novela impresionante. El autor consigue que la historia salte más allá de las páginas y se cuele dentro del lector para llegar hasta sus emociones más profundas.
Personalmente, creo que este libro es adolescencia pura. de esa adolescencia difícil, real, que duele y condiciona, que nos separa porque nos sentimos solos justo cuando más compañía necesitamos, de silencios y de muros levantados a base de reproches y diferencias.
Y si hay algo que se consigue en esta novela (aparte de dejarte el corazón un pelín estrujado), es narrar desde dos puntos de vista en apariencia opuestos: Javier, el padre, e Inés, la hija adolescente, y que puedas empatizar con ambos, sentir con ambos y entenderlos a ambos. Pero además, aunque ellos sean los protagonistas, el personaje de la tía Clara es un tercer engranaje para el funcionamiento de la novela.
Si bien hay poco diálogo, he encontrado tantas reflexiones y pensamientos dignos de marcar, que no me ha resultado pesada.
Leí "Los ingratos", la novela anterior del autor y supe que tenía que leer esta. Aunque son distintas entre sí, el estilo del autor es magnífico en ambas y, con todo el reparo que me da recomendar novelas porque hay gustos para todo, solo puedo decir que debéis leerlas.

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Tras un viaje a los Pirineos todo cambia para la familia formada por Javier y Celia y sus dos hijos, Inés y Roberto.
Y no os cuento más, hay que adentrarse en Los incomprendidos sabiendo poco, mejor no sabiendo nada. Los que ya conocéis la anterior novela de Pedro Simón, Los ingratos, podéis intuir que estamos ante una de esas lecturas de las que no se sale indemne y es que el autor parece tener cierto don para tejer con palabras las emociones que nos mueven. Las emociones que en ocasiones nos asolan.
En Los incomprendidos podríamos decir que de viajes va la cosa. del viaje, plagado de trampas, que son las relaciones entre padres e hijos. Lo son hoy, cuando nos enfrentamos en plena era digital a unos adolescentes totalmente expuestos para los que la comparación con los demás es más accesible que nunca, y lo fueron ayer para nosotros, con unos padres que empezamos a comprender hoy. Es también el viaje que nos conduce a todos desde la niñez a la adolescencia y de ahí a la madurez. del viaje que transita por el dolor inasumible que nos desgarra y paraliza. del viaje interior al que nos arrastra la culpa.
Y va también de silencios, de todo aquello que no decimos y que se instala como un elefante en medio de nuestro salón. En esta familia, que podría ser la de cualquiera, se evita hablar de lo que duele, quizá porque de lo que no se habla, no existe. Qué tristeza todo ¿verdad? Afortunadamente Los incomprendidos, a pesar de su tono melancólico, es también un viaje a la esperanza y esta lectora se queda con eso mientras sigue rumiando una y otra vez lo leído, lo vivido en una lectura de esas que llegan para quedarse.

Podría resumirlo como la historia de una familia, sus relaciones, sus problemas y cómo los sobrellevan, pero no sería del todo ajustado. En realidad, nos cuenta la historia de un viaje: del pasado al presente, de un barrio a otro, de la infancia a la madurez, de la infancia a la adolescencia. Y de cómo de incomprendidos nos sentimos todos.
Me habían recomendado a este autor, y en concreto, este libro. Si hubiera sabido que me iba a remover por dentro, no sé si hubiera empezado. El libro trata sobre la adolescencia, un tema que para mí es especialmente sensible, pero también sobre los silencios, la falta de comunicación, la familia, el pasado, nuestros padres, nuestros hijos.
Sí, la adolescencia es un duro viaje: para los padres (que también fueron adolescentes e hijos), para los hijos (que lo viven como si fueran los únicos que hayan estado en ese trance), para todos. Pero todo pasa. Hay esperanza y este libro también habla de ella.

Una historia con muchísima actualidad social, llena de historias que han hecho que devore (escuchando) este libro. Unas vidas tan reales como la vida misma, unos problemas tan reales que duelen al lector, unas alegrías tan necesarias como las que todos intentamos buscar. 

Me ha encantado conocer a Inés y su historia tan inesperada y asombrosa, a Javier y Celia y su incansable esfuerzo por mejorar en todos los aspectos posibles sin darse de lado y luchando cada uno por lo que los hace felices, y, sobre todo, me ha gustado conocer a Clara, una mujer de armas tomar que no pararía de ser ella misma por nada en el mundo y eso, en los tiempos que corren, es de admirar.

Una novela de las que te acogollan el corazón. Tocan la patata y para todo el que tenga hijos, despierta fantasmas y miedos.Un retrato de la adolescencia y la paternidad diferente y muy efectivo aunque también demasiado efectista.Demasiadas trampas argumentales que convierte lo que podría ser un retrato de la adolescencia en el retrato de UNA adolescencia. Demasiada acumulación de circunstancias excepcionales que sirven de válvula de escape para nuestra conciencia de lectores. al final respiras porque lo que pasa en el libro tiene unas causas y circunstancias que por suerte yo no tengo. Que redondo sería este libro si narrara lo mismo pero sin que pasara lo que pasó, sin que X no fuera lo que es, sin que Y no tuviera esa desgracia, sin que Z no se hubiera....Dramón, acumulación de desgracias para que al final...es que no puedo decir nada sin hacer spoiler.Pero a pesar de eso es un libro que atrapa y te deja frito. Pensando, aliviado, preocupado, triste, contento...demasiados sentimientos para un libro.

Podría destacar mil y una citas de los libros de Pedro Simón. Llegué a esta novela después de maravillarme con Los ingratos.

He de reconocer que en un principio no terminaba de conectar con los personajes, bien porque no soy madre o quizá porque mi adolescencia fue bastante liviana en comparación a la novela. Pero las últimas 20 páginas me han hecho cambiar completamente mi visión.

Reflexión profunda sobre la vida, el sufrimiento ajeno, las relaciones familiares y también una vez más (al igual que en Los Ingratos) centrada en una generación concreta de españoles que conforma en sí misma un retrato de España.

Javier y Celia tienen un hijo pequeño (Roberto) y una hija adolescente (Inés). Una familia acomodada, de clase media, en la que sobrevuelan la soledad, la incomunicación y la culpa.

Mis expectativas al empezar esta novela eran muy altas. Y se han cumplido hasta tal punto que entra directa a mis Mejores Lecturas de 2022.

Si Los Ingratos era una historia de añoranza esta lo es de crecimiento y dolor, si aquella tocaba el corazón esta lo hace doblemente. Porque es una lectura dura, incómoda, en la que una pérdida irreparable marca a toda la familia. Una novela que gira alrededor de una adolescente que sufre, Inés, y unos padres que arrastran tristeza, silencios, incomunicación... y culpa, mucha culpa. Sin entender que hay un mismo hecho que afecta a unos y otras de manera diferente y que ninguna perspectiva, sentimiento o sensación es mejor que las otras. Sólo es distinta.

"Romperse de vez en cuando es la mejor manera de volverse a reconstruir". Y en esta historia tod@s se rompen, a veces hasta la maravillosa tía Clara, con su humor envidiable y su personalidad arrolladora. Es, sin duda, una historia para no dejar pasar, en la que quizá te veas reflejad@ como adolescente o quizá no. Pero que te recomiendo leer si aún no lo has hecho.
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