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Sus labios entreabiertos al rozarla se proyectaban en mitad de la oscuridad y provocaban que lo único que desease fuese retroceder en el uempo y devorarla durante lo que tardase la tierra en consumir todos sus recursos naturales.
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Sus labios entreabiertos al rozarla se proyectaban en mitad de la oscuridad y provocaban que lo único que desease fuese retroceder en el uempo y devorarla durante lo que tardase la tierra en consumir todos sus recursos naturales.
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Slempre que me situaba detrás de ella me quemaban las ganas de decirle que detuviese ese sufrimiento continuo, que estaba, que era guapa, y que cuando miraba las años, veia raíces expandiéndose en la arena. Historia viva creciendo como un árbol. Algo completo y fascinante.
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Marina me miró perpleja y pensé que aquellos ojos podían transformar el dióxido de carbono en oxígeno y que, de continuar abriéndolos tanto, se tragaría el mundo y desintegraría el puto universo.
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El tiempo no nos mide. Tú y yo somos para siempre.
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-Existe la clase de amor que no es el romántico y que tiene la fuerza para doblarlo.
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-Sí que sabes querer, princesa, solo que todavía no lo has hecho.
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Algún día llegará alguien, chico, chica, amigo, pareja, y te trastornará hasta el punto de que le dirás que se vaya mientras sales detrás para impedírselo… Algún día comprenderás que es inútil, los corazones laten hasta el final. Es lo último que se apaga. El sonido del «hasta pronto, te espero al otro lado del puente».
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Demasiado tarde. Tú tacto ha empezado a despertarme.
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Hay personas que solo necesitan decir que algo es sublime para que el resto lo crea, y Leo era ese tipo de personas.
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A Noah no querías memorizarlo. A Noah no querías besarlo. Con Noah era otra cosa distinta de la voluntad. Eran el cuerpo y las sensaciones que no tienen nombre las que te pedían más y más, como el estremecimiento en la parte baja del vientre que me hizo apretar los muslos cuando sus ojos chocolate quedaron fijos en los míos. |
Una oda de Friedrich Schiller se escucha al final de su última sinfonía cantada por un coro.