Donde haya tinieblas

¡Hola lectores!
Hoy les traigo un thriller con el que he disfrutado mucho e incluso me he reído bastante. Y es que, a pesar del género, tiene unos personajes de lo más peculiares.
Tenemos al inspector Martínez, un cincuentón de mente algo dispersa y caótica, pero con una gran intuición. Tradicional, padre de familia y un novato en las redes sociales. Un personaje que despierta ternura. Es muy gracioso, la historia es narrada en primera persona por él y eso le aporta humor.
Por otro lado, tenemos a Nuria Pieldelobo, una inspectora joven, una milenial muy seria y profesional, defensora acérrima de los derechos de la mujer y muy combativa, mejor no meterse con ella.
Ambos serán los asignados para resolver la desaparición de una jovencísima modelo rusa en extrañas circunstancias. Dicha investigación los llevará por numerosos puntos de la geografía española, cosa que he disfrutado mucho. Partiendo de Madrid, recorreremos pequeños pueblos en Extremadura, Huesca o País Vasco, donde seremos testigos de la belleza del arte religioso, o visitaremos fincas de lujo, talleres de arte abandonados o incluso un local de ambiente gay. Cientos de kilómetros en coche que obligarán a ambos inspectores a pasar mucho tiempo juntos y limar sus diferencias. Discutirán, ambos tienen puntos de vista diferentes, pero quizás eso es lo que les ayude a ir avanzando en el caso.
Diferentes crímenes con una puesta en escena muy elaborada que pueden tener que ver con la mafia rusa y la prostitución de lujo o hay un fanático religioso que es una autentico psicópata.
Sin duda, una novela muy bien escrita, con numerosos giros y en el que pasan tantas cosas que no te aburres para nada.
El abuso de la mujer en el mundo del modelaje, los abusos sexuales dentro de la Iglesia, los peligros de las redes sociales y algunos temas religiosos serán tocados.
Una novela que pone de manifiesto los maravillosos escritores de este género que tenemos en nuestro país.

Las redes sociales y los instagrammer e influencers están últimamente metiéndose de lleno en la novela negra. A los escritores les ha dado por cargárselos y arremeter contra las redes. de momento menos mal que solo es en el papel.

Vuelve Manuel Ríos, quien ya sorprendiera gratamente con su novela La huella del mal, ambientada en Atapuerca, y lo hace de nuevo con una trama endiablada, rápida y llena de giros. Desde el inicio se adivina que la novela no va a dar tregua y nos va a hacer disfrutar hasta las últimas páginas con un final, cuando menos, sorprendente.

Una novela que juega con la fórmula de pareja de investigadores condenados a entenderse, que no por usada es menos efectiva si el autor sabe jugar bien su baza. En este caso el choque generacional entre el detective Martínez, un cincuentón, fofisano, y en un buen momento de su carrera (que no de su vida personal) y la joven y casi inexperta, pero llena de ganas y razones Pieldelobo, guapa, feminista y con el arrojo de sus veintipocos, está asegurado.

Las redes sociales y su uso serán uno de los asuntos que la novela trae a la palestra mientras se produce la investigación de los asesinatos que comienzan con el de una joven modelo que no tiene ombligo. Y entre todo este lío de post, hashtag, twitter, instagram, influencer, seguidores, follows y unfollows nos vamos a ver dentro de una trama que salpica a la mafia rusa campando por distintos escenarios, la prostitución de lujo y una línea de investigación de tintes fanático-religiosos que harán que los detectives tengan que decantarse por una o por otra hasta encontrar la correcta.

Si algo hay en esta novela que la haga diferente, aparte de los escenarios y la buena estructura de la trama, es sin duda la personalidad del inspector Martínez, haciendo al lector partícipe de sus elucubraciones y pensamientos, sobre todo cuando deja llevar su imaginación y en su cabeza sigue imaginando, creando o hablando consigo mismo. Conforme avanza la investigación esta pareja de detectives tendrán que aprender a convivir en el día a día, tendrán que ceder, aceptar la opinión del otro o incluso reconocer errores o ideas preconcebidas.

Las redes sociales y la religión, tan antagónicos son tratados de manera seria y bastante bien documentados durante toda la trama. Y durante la misma siempre planea la dualidad de la venganza o el perdón, dos actos en los que los detectives también llegarán a no ponerse de acuerdo. También es un viaje por algunos lugares de la geografía española en los que el autor nos invita a aprender a ver y no solo a mirar.

La trama, como he comentado antes, está muy bien estructurada, con algunos giros que hacen replantearse las ideas que vamos elaborando con la lectura y que no van a dejar que nos adelantemos a los detectives. Dos capítulos especialmente emotivos, pero sin exceso de sensiblería, uno para cada detective, en los que vamos a entender mejor algunas de su pautas de su comportamiento. Los capítulos como ya es habitual en los últimos años en este tipo de novelas son muy visuales, de longitud no demasiado extensa para acomodar la lectura. Se nota, como no puede ser de otra manera, que Manuel Ríos viene del mundo del cine y televisión, como director o guionista de series de éxito.

A modo de resumen Donde haya tinieblas es uno de los libros editados en los últimos meses que merece la pena leer. Una trama interesante, unos personajes llamados a quedarse y, a pesar de lo serio del asunto, siempre con un fino hilo de humor e ironía que hace de la lectura un autentico disfrute.
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Entretenido, bien documentado, los crímenes están muy bien pensados y me ha parecido un planteamiento original. Recurre al cliché de pareja de policía que no se entiende condenada a trabajar junta y que con el tiempo se irán complementando, aunque no se hace aburrido. El personaje de ella me ha resultado algo arquetípico (no puedo decir más sin desvelar parte de la trama) y alguna cosilla me la veía venir, aunque tampoco es grave.
Mención especial para la voz de Juan Miguel Díez en Audible, es perfecta para la narración.

ver, no sé ni por dónde empezar a reseñar esta novela, es tan diferente y toca tantos palos que me van a faltar caracteres para explicar por qué me ha gustado.

Por un lado, estamos ante una novela negra, donde los protagonistas investigarán una serie de crímenes que nos llevara de viaje por media España, a sitios que en algún caso nunca había oído hablar. Cuenta con una investigación impecable (con sus cosillas, claro) y una narración que no pierde fuelle y que irá siempre acompañada con los toques de ironía de nuestro inspector Martínez, lo que hace a la novela diferente, más ágil y entretenida, le da un aire fresco.

Por otro lado, están los protagonistas: Juan Martínez, padre de familia, cincuentón algo caótico y un tanto anticuado; Nuria Pieldelobo, milenial combativa, inteligente y feminista. Caracteres totalmente diferentes abocados al entendimiento.

Y, por último, el fondo de la novela, donde se tratan temas como las diferencias generacionales, la exposición en las redes sociales, el feminismo, los abusos sexuales o las relaciones entre el hombre y la mujer entre muchos otros que os toca descubrir con la lectura.

Me encantan las novelas negras que incluyen las vidas personales de los protagonistas, es más fácil identificarse con ellos. Y posiblemente lo haya hecho más con Pieldelobo, pero... ay Martínez, tengo que decir que al principio me pareció un tanto estereotipado, pero al final he quedado rendida a su humor, a su dispersión a la hora de atender (lo dice una del gremio), y al amor hacia su familia. Me he reído un montón con él, también he llorado (qué forma de pillarme desprevenida) ... en fin, un personaje que se va a quedar conmigo.
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En esta historia nos encontramos al inspector Martínez, el cual comienza a investigar la desaparición de una modelo y famosa instagrammer. al aparecer el cuerpo de la modelo se incorpora la inspectora Pieldelobo, nadie podría ser más diferente a Martínez, y tendrán que trabajar juntos para esclarecer el origen del asesinato. Ante ellos se abrirán dos líneas de investigación, una finca de lujo en la que se celebran fiestas bastante peculiares y la rama de la iconografía religiosa.

Este libro me atrapó desde el principio, creando en mi varias líneas de pensamiento desde el momento 0. Me ha gustado mucho como el autor consigue mezclar las dos ramas de investigación haciendo trabajar de manera conjunta a estos dos personajes que no podrían ser más diferentes.
Martínez es un inspector de la vieja escuela, un padre de familia cincuentón que aún suela con hacer del mundo un lugar mejor.
Pieldelobo una inspectora cerca de la treintena, que parece que está enfadada con el mundo y que saca punta a todo lo que dicen sus compañeros, con un carácter un tanto tirante. Muy reivindicativa de los derechos femeninos.

La manera en que está narrado el libro, desde la perspectiva de Martínez, nos permite perdernos en sus pensamientos y llegar a conocerlo mucho mejor.

La forma en la que el autor mezcla redes sociales y el daño que pueden hacer si son utilizadas incorrectamente, junto con la iconografía religiosa me ha parecido increíble.

Esta escrito de una manera muy ligera, con capítulos cortos y en constante acción. Tiene giros que al menos para mí han sido completamente inesperados y lo que es la investigación (que para mí es la parte que más me gusta) me ha encantado.

La historia comienza fuerte, con muchas preguntas sin respuesta de la mano del inspector Martínez que ya en las primeras páginas intuyes que le vas a coger cariño por su personalidad, simpatía y por supuesto sus ocurrencias, así ha sido. Con una vida personal compleja que me ha ido sorprendiendo a lo largo de la novela y una vida profesional bastante estresante.
Junto con la inspectora Pieldelobo hacen un equipo peculiar por su manera opuesta de pensar, ideas diferentes pero consiguen dejar a un lado sus diferencias para resolver este caso lleno de incógnitas.
Viajamos por diferentes lugares de España, todos ellos muy bien descritos que te invitan a adentrarte más en la historia.
El tema religioso está presente en la novela al igual que las redes sociales y el daño que pueden causar si no se hace un uso responsable de ellas.
Lleno de giros inesperados, la pluma del autor no ha dejado de sorprenderme tanto por el caso en cuestión como con la vida privada de los personajes.

Este libro llegó a mis estanterías hace más de tres meses, me puse a leerlo sin poder parar, hasta que paré, y lo retomé hace unos días, casi dos meses después, porque como ya sabéis tuve un fuerte parón lector que me alejó de los libros (claro, de eso trata) e hizo que casi me olvidase de este libro, por imposible que parezca. Me quedaban apenas cien páginas para el final, y wow, lo único que hicieron esas cien últimas, fue confirmar el pedazo de libro que es.

Una trama increíble, con unos personajes descritos a la perfección y que son ellos los que te van narrando la historia sin darte cuenta de que estás leyendo, una historia que me ha flipado, es una lástima que no le haya dado el protagonismo que merece por lo que ya os he contado.

Sin duda, será otro de los libros que relea, porque lo merece, vosotros, porfi, no perdáis oportunidad de leerlo, porque si amáis la novela negra, os va a flipar.

Fragmento de mi reseña en instagram @mislecturicas