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«La guerra a todos envuelve, es un aire sucio que se cuela en toda nariz, y aunque no lo quiera, el que huye de ella se convierte a su vez en difusor» Los caminos, los bosques, los ríos y las montañas cargan en su superficie el eco de voces, de pasos, de gritos, de risas y de llantos de aquellos condenados a abandonar su tierra y de aquellos que nacieron suspendidos en el aire y que vuelan con el viento buscando un lugar donde apoyar sus pies. El libro esta lleno de rastros, de ecos de palabras, de fragmentos que tiene la habilidad de hablar por si solos, de contar los sucesos, de narrar aventuras, de llenar el silencio y abrazar la soledad de aquellos a quienes se les arrebata no solo su casa, sino también el alma y las memorias. ¿Qué queda al final? Una búsqueda incesante, una necesidad de encontrar a toda costa aquello que se cree perdido, pero que en el afán de hallarlo se olvida porque al final no queda ni el recuerdo, porque así como esos otros (los de las armas, los de las drogas y los de los trajes) destruyen su hogar y les arrebatan la sonrisa, también le matan los anhelos, asesinan sus sueños y los condenan a la nada. «Colombia ha vivido no solo una guerra de combates, sino también una guerra de masacres. Sin embargo, la respuesta de la sociedad no ha sido tanto el estupor o el rechazo, sino la rutinización y el olvido» (Primer informe de memoria histórica) Laura Restrepo nos recuerda que cuando esos otros (los de las armas, los de las drogas y los de los trajes) nos hablen de olvido, amnesia y desmemoria, nosotros respondamos sin miedo: reminiscencia, remembranza y memoria. + Leer más |
En 1916, durante la Primera Guerra Mundial, llegan a la península ibérica dos barcos con seiscientos alemanes provenientes de Camerún. Se han entregado en la frontera guineana a las autoridades coloniales por ser España país neutral. Se instalan, entre otros lugares, en Zaragoza, donde forman una pequeña comunidad que jamás regresará a Alemania, aunque no podrán escapar al devenir de la historia cuando se produzca el auge y la caída del régimen nazi. Entre sus descendientes están Eva y Fede, quienes, más de un siglo después, se encuentran en el cementerio alemán de Zaragoza en el entierro de Gabi, su hermano mayor. Junto con su padre, ellos son los últimos supervivientes de los Schuster, una familia que llegó a tener un importante negocio de alimentación hoy desaparecido. Con una intriga que crece página a página, Los alemanes es una ficción sobre la culpa, el poder y la corrupción que alumbra el infierno que puede llegar a ser, en ocasiones, la familia.
«Narra con maestría un suceso muy poco conocido de la historia española relacionado con las mutaciones del nazismo y con hondas consecuencias en el mundo actual. Oscuros secretos familiares encierran un pasado amenazador capaz de destruir el presente. ¿Heredan los hijos la culpa de los padres? Una novela apasionante que pone a prueba la conciencia de los personajes y que sacude la del lector».
Del acta del jurado del XXVII Premio Alfaguara de novela, integrado por Sergio Ramírez, Juan José Millás, Laura Restrepo, Rosa Montero, Manuel Rivas y Pilar Reyes.