Mentre s’hi acostava va distingir els laments silenciosos de la desolació. Els havia sentit dotzenes de vegades. Poc im-portaven les paraules. Tots els supervivents d’una tragèdia, sense excepció, parlaven de la mateixa manera.
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Mentre s’hi acostava va distingir els laments silenciosos de la desolació. Els havia sentit dotzenes de vegades. Poc im-portaven les paraules. Tots els supervivents d’una tragèdia, sense excepció, parlaven de la mateixa manera.
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El lugar donde nacemos tiene sobre nosotros una influencia innegable, y cuando eres de un lugar como Baztán, darle cabida a esas cosas resulta tan natural como hacerlo en los pantanos.
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Era un hecho incuestionable estudiado en todos los ámbitos de la supervivencia del hombre, desde los campos de batalla hasta los de refugiados, desde los dispensarios militares hasta las incubadoras de los neonatos en los hospitales. Cuando las razones se empezaban a cuestionar, cuando las consignas dejaban de tener sentido, cuando el cansancio hacía presa en los cuerpos y en las almas, cuando continuar o no pasaba a ser una opción. No existía fuerza tan redentora como el poder del contacto humano.
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—Pensaba que la lealtad y la sinceridad iban unidas, ¿no le molesta que su compañero le oculte cosas? —insistió ella. —Subinspectora, somos Bill y Bull, no Tom y Jerry. Lealtad no es contarlo todo, es contar todo lo que hay que contar. |
Existen muchas clases de sonrisas, la mayoría falsas: la que se adopta cuando se posa para una foto; la de circunstancias, cuando alguien hace una broma fuera de lugar; la sonrisa incómoda ante comentarios desafortunados; la seductora, que se dibuja en el rostro cuando alguien nos atrae sexualmente; la sarcástica, tan propia de los políticos que sonríen cuando una pregunta no les ha hecho ninguna gracia. Y después está la sonrisa auténtica, la sonrisa de felicidad.
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Engrasi tenía la teoría de que las premoniciones no eran otra cosa que el instinto básico de supervivencia maleado a través de los siglos por la presunta evolución del ser humano, y sobre todo por la actual sociedad de confort. Todas esas señales que nuestra especie sabía leer en el aire, rumores, sonidos, minúsculos pero perceptibles cambios que constantemente acaecían alrededor y que podían ser interpretados por un humano aleccionado en la naturaleza: la proximidad de una tormenta, la inminencia de un parto, la presencia del agua, el acecho de un depredador, la llegada de una plaga, la cercanía de la muerte. Ella seguía creyendo en las primeras impresiones. Opinaba que, en ese momento de indefensión ante lo que venía, era cuando los receptores de percepción aún estaban lo bastante limpios como para que las impresiones reales de lo que teníamos delante llegasen hasta nosotros sin la carga de la información añadida, esa que la mayoría creía interpretar como maestros y que solo servía para engañarnos. + Leer más |
Como solía ocurrir, había encontrado todo lo que no buscaba. Cajas de ropa que vistió una vez por las calles de París, toneladas de apuntes tomados a mano y en francés de sus tiempos como estudiante de psicología; libros que llenaron las estanterías de la casa que compartió con el hombre que amaba. Adornos y recuerdos que una vez significaron mucho y que ahora observaba con la distancia y la nostalgia de una vida vivida en un tiempo anterior, tan lejana e irrecuperable como si por medio hubiese renacido en una nueva reencarnación.
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Mientras se acercaba distinguió los lamentos quedos de la desolación. Los había escuchado docenas de veces. Poco importaban las palabras. Todos los supervivientes a una tragedia, sin excepción, hablaban igual. La voz estrangulada en la garganta intentaba transmitir un ánimo patético y esperanzado que nacía degollado, desangrándose y perdiendo sus exiguas fuerzas mientras sus propietarios revolvían los escombros en busca de algo, lo que fuera, a lo que aferrarse, que les devolviese un poco de esperanza con la que alimentar la supuesta suerte de haber sobrevivido.
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Entre ser valiente y ser temeraria solo variaba el grado de consideración hacia el oponente.
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Se habla mucho del amor de los padres y madres hacia sus criaturas, pero nadie ama como un niño, por eso nadie juzga como un adolescente.
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10 negritos