- 𝐏𝐮𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫í𝐚 𝐡𝐚𝐛𝐞𝐫𝐥𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐢𝐝𝐨. - 𝐋𝐚 𝐜𝐥𝐚𝐫𝐢𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐬𝐞 𝐡𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐦𝐢𝐬 𝐭𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬. |
- 𝐏𝐮𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫í𝐚 𝐡𝐚𝐛𝐞𝐫𝐥𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐢𝐝𝐨. - 𝐋𝐚 𝐜𝐥𝐚𝐫𝐢𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐬𝐞 𝐡𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐦𝐢𝐬 𝐭𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬. |
Sarah no podía imaginar cómo era posible que alguien tolerara su compañía durante más de cinco minutos. Sí, era agradable a la vista, y sí, era excepcionalmente inteligente (según le habían contado), pero por Dios, la irritaba hasta límites insospechados.
|
Hugh nunca sería capaz de hacer eso. Debía olvidarse de montar a caballo, de bailar, de cazar y de todas las cosas que tanto echaba de menos desde que una bala le había destrozado el muslo. Nada de eso parecía importar ya. Jamás cogería a una mujer en brazos. Nunca se había sentido menos hombre. |
Nunca más volvería a bailar. Nunca más volvería a cabalgar, a subirse a un árbol o a atravesar una habitación a grandes zancadas para tomar en brazos a una dama. Había miles de cosas que no haría de nuevo, y se podría pensar que sería un hombre quien se lo recordara, un hombre físicamente capaz que podía cazar, boxear y hacer todas las malditas cosas que se suponía que hacían los hombres. Pero no, había sido ella, lady Sarah Pleinsworth, con sus hermosos ojos, sus pies ágiles y todas esas condenadas sonrisas que les había dedicado a sus compañeros de baile esa mañana. A él no le gustaba. De verdad que no, pero por Dios que habría vendido parte de su alma para bailar con ella en ese momento. |
¿Era posible enamorarse de alguien en tan poco tiempo? Honoria había conocido a Marcus durante toda su vida antes de enamorarse de él. Daniel había asegurado que, con la señorita Wynter, había sido amor a primera vista. De alguna manera, eso casi parecía más lógico que lo que le ocurría a ella.
|
Se habían hecho amigos, y si de vez en cuando Sarah se descubría a sí misma mirando la boca de lord Hugh, pensando que todo el mundo tenía que tener un primer beso, y que sería muy agradable si el suyo fuera con él… Bueno, esas cosas se las callaba.
|
Era de lo más extraño, pero el suyo era el primer rostro en el que pensaba cuando se despertaba. Lo buscaba en el desayuno y siempre lo encontraba allí, con el plato lleno, como un indicativo de que había llegado escasos momentos antes que ella.
|
Él era un digno adversario. Ni siquiera se había dado cuenta de que quería un adversario digno. |
¿Cuál es el título nobiliario de Anthony?