A Sir Phillip, con amor

—Tú también deberías leer un libro, Eloise —sugirió Benedict—. Alimentan el alma.

—No necesito alimentar nada —respondió—. Dame un revólver.

los Bridgerton nos comportamos de manera honrosa y honesta, no porque sea lo que se espera de nosotros, sino porque es lo que somos.

Susurró su nombre una última vez, ofreciéndole compasión, comprensión y la promesa de ayudarlo, todo en una sola palabra. Ojalá la hubiera oído, ojalá la hubiera escuchado.

Vio en la cara que Phillip no tenía argumentos válidos contra eso, y aquello lo enfurecía todavía más. Hombres. El día que aprendieran a aceptar un error, se convertirían en mujeres.

Ríete. Ríete mucho y con ganas. Y, cuando las circunstancias pidan silencio, convierte la risa en sonrisa.

¿Esto es lo que había soñado toda su vida? ¿Esta sensación de seguridad, de compañía, de estar sentada al lado de alguien y que todas las partes de tu ser te digan que es donde debes estar?

Ya de niña era de las que necesitaba hacer cosas. Jamás se había dedicado a observar la vida, siempre había querido hacer algo, arreglar cosas, incluso personas.

Suspiró y se vino abajo. Nunca en su vida se había sentido tan sola. ¡Qué curioso! ¿Quién habría dicho que tendría que casarse y unirse eternamente a otra persona para sentirse sola?

-Es... muy difícil... cuando alguien muere y sólo puedes mirar, cuando no puedes hacer nada para evitarlo.

Había algo emocionante en las cartas; quizás era descubrir que alguien que no la conocía parecía más que dispuesto a mantener un diálogo escrito con ella.