En este libro nos encontramos a un grupo de amigos que deciden pasar el fin de semana en una cabaña perteneciente a un integrante del grupo. Mezclar alcohol, fiesta y adolescentes sabemos que es una mezcla que puede estallar en cualquier momento, tanto que en
la cabaña se produjo algo inesperado, un asesinato que los convirtió a todos en sospechosos. Tenía la primera impresión de que este libro me iba a gustar, tanto por la temática de misterio junto con los adolescentes protagonistas sabía que iba a conectar conmigo. Y así lo hizo.
Me sorprendió de buena manera como me enganché al libro sin poder soltarlo ni siquiera por la calle. Devoré literalmente las páginas porque me producía una intriga incontrolable. No dejaban de ocurrir cosas, giros inesperados que no me podía creer. La lectura es muy sencilla y amena, los capítulos son cortos, algo que se agradece. Pero sinceramente, si hubieran sido largos, me hubiera enganchado igual. Pese a ser un libro corto, o al menos así se me hizo a mí, conecté mucho con Mackenzie, la protagonista. Hay rasgos de ella que me recuerdan a mí, por lo tanto me sentí identificada.
Lo he disfrutado de verdad, tenía todo lo que un libro de este género tiene que tener para gustarme. Algo que me encanta de estos libros es la investigación policial, los interrogatorios y las pruebas que van encontrando. No hay capítulos narrados por el policía, siempre son narrados y desde el punto de vista de Mackenzie, pero aquellas partes en la que el policía forma parte de los capítulos y la manera en la que interrogaba es algo que me encanta. Sí que es verdad que no aparece de manera exagerada, pero me conformo.
Otro aspecto que me gusta es que el misterio, el asesinato en este caso, ocurre de manera rápida. No está 20 capítulos contándote cosas sin que ocurra lo que de verdad es el núcleo de la novela. La introducción es corta y el momento clave pasa en el momento justo, ni muy tarde ni demasiado pronto, como podría ser en el primer capítulo. Incluso he llegado a llorar con esta historia. Hay que tener en cuenta que son adolescentes de la misma edad que yo y han perdido a dos de sus amigos. Eso quieras o no te afecta, y más si conectas tanto con los protagonistas.
Me he sentido hasta detective. Conforme ocurrían cosas y encontraban pruebas yo iba deduciendo quien podría ser el asesino. Algo que NUNCA acierto, así que no sería mi profesión más adecuada. Pero esta vez me siento orgullosa de mí y lo he acertado desde un principio. En realidad podría ser cualquiera ya que todos tienen motivos. Pero desde el inicio tenía esa sensación y la he mantenido hasta el final sin cambiar de opinión.
Y ahora viene el momento clave. El final. Siempre digo que para mí es lo más importante en este género la manera en la que se resuelve todo. Este libro me ha decepcionado en ese sentido. No puedo negar que haya habido tensión, muchísima, y mucha intriga por saber qué iba a pasar en las siguientes páginas. Conforme se acercaban los últimos capítulos no sabía qué creer y ni siquiera en quién confiar. Esa parte ha sumado muchísimos puntos a los tantos que ya había conseguido esta historia. Pero las últimas frases, los últimos momentos, me han dejado un final abierto, algo que personalmente no me ha gustado nada y ha sido lo que ha hecho que baje la puntuación.
La confianza y los secretos es algo que se destaca mucho en la novela. El confiar en alguien que acabas de conocer y darte cuenta de que a tus amigos de toda la vida no son quienes pensabas de verdad. Sentirse traicionada por tus mejores amigos puede perjudicarte mucho. También hay ese toque de amor entre dos personajes que en mi opinión se acopla bien a la historia pero en un principio exageran mucho la intensidad de los sentimientos. Esa parte ha ido un poco rápido pero conforme pasaba la historia se ha ido relajando y encajando más.
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