Muchas veces se ha dicho que, aquellos que son sensibles a la radiación del octarino —el octavo color, el Pigmento de la Imaginación— pueden ver cosas que resultan invisibles para los demás.
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Muchas veces se ha dicho que, aquellos que son sensibles a la radiación del octarino —el octavo color, el Pigmento de la Imaginación— pueden ver cosas que resultan invisibles para los demás.
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—No me has comprendido bien —dijo el mago con voz fatigada—. En cualquier otro momento, me darías tanto miedo que me temblarían las rodillas, pero es que ahora tengo una sobredosis de terror. No te preocupes; cuando lo supere, tendré tiempo de asustarme convenientemente de ti.
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Cuando pienso que puedo morir sin haber visto ni una centésima parte de lo que existe, me siento... —hizo una pausa para buscar la palabra adecuada—. Bueno, humilde, sí. Pero también muy furioso, claro.
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En este punto de la explicación es cuando el lenguaje se rinde y se va a tomar un trago.
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Rincewind trató de cerrar los ojos, pero la imaginación tenía párpados, y la muy maldita siguió mirando fijamente
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…cuando empezó a trabajar como aprendiz con Ninereeds, el Maestro Contable, cuya mentalidad gris era todo lo que no eran los dragones, ya no le quedó tiempo para soñar.
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…era el reverso de una moneda en la que Bien y Mal ocupaban la misma cara.
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…era prácticamente un intelectual según los estándares del Eje, ya que podía pensar sin mover los labios.
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…cuya economía se basaba en la exportación de héroes.
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Ser la mano derecha de Ymor era como si te azotaran amablemente hasta la muerte con cordones perfumados de zapatos.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?