Roma soy yo

¡ Que se dispare a los legionarios que huyan y osen acercarse a las murallas de Roma! ¡Que se dispare a los oficiales que huyan! ¡Por Júpiter, que se dispare contra mi si soy yo el que huye!

Hoy somos nosotros los cazadores y él la presa. Y cuando Cayó Mario sale de caza, Cayó Mario regresa con buenas piezas capturadas.

Era periodo de elecciones; era, en consecuencia, periodo de violencia.
La brutalidad, la muerte y la locura parecían campar a sus anchas cuando se acercaba el momento de reelegir a los hombres que debían ocupar los cargos más importantes de la República: cónsules, tribunos de la plebe y pretores.

Recuérdalo siempre, hijo mio: Roma eres tú.

El pueblo de Roma merece la pena -habló entonces-. El hecho de que unos pocos de sus representantes puedan ser corrompidos no quiere decir que la amplia mayoría que lo pasa mal, que se muere de hambre en las calles y que es pisoteada por los abusos de unos pocos senadores no merezca ser defendida.

Muchos que se autoproclaman lideres confunden lo superfluo con lo esencial, no se ocupan de lo que es en verdad importante y conducen a todos al fracaso absoluto.

Una manzana putrefacta que sólo nos traerá a Roma no riqueza y prosperidad, sino, una tras otra, guerras y rebeliones de todos aquellos que sufran bajo su correcto poder.

“Porque en Cesar existen muchos Marios”. Frase de Sila.

Contra las leyendas es imposible luchar...sin leyendas no hay esperanza.

Una ciudad de tan alto rango no deja de ser imponente incluido en el abandono y la desmemoria.