Roma soy yo de Santiago Posteguillo
El pueblo de Roma merece la pena -habló entonces-. El hecho de que unos pocos de sus representantes puedan ser corrompidos no quiere decir que la amplia mayoría que lo pasa mal, que se muere de hambre en las calles y que es pisoteada por los abusos de unos pocos senadores no merezca ser defendida.
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