En este 2021, uno de mis propósitos lectores es adentrarme un poco más en el mundo de la novela romántica y novela feelgood, ya que lo poco que leí el año pasado me encantó y me sirvió para desconectar de la rutina diaria.
Una de ellas ha sido Si dijéramos toda la verdad de
Clare Pooley y publicada por Grijalbo, que parte de una idea de lo más interesante, ¿participarías en un diario en el que las personas escribieran y te contarán la realidad de sus vidas aparentemente perfectas?
Con esta premisa la autora nos presenta la vida de una serie de personajes que están conectados a través de este cuaderno. Su autor, es decir el que comienza la cadena, es una vieja gloria del mundo de los artistas de los 60 y 70 que, tras una época de éxito y glamour, se siente completamente solo. Tras darse cuenta de la falsa vida que vivía, decide plasmar su soledad en un cuaderno y dejarlo abandonado en una cafetería. A partir de aquí, otras personas se encontrarán con el cuaderno y escribirán en el también su situación personal.
Aparte de todo lo relacionado con el cuaderno, que me ha parecido muy original e interesante, es más creo que me gustaría ponerlo en práctica, la autora ha conseguido crear un elenco de personajes de lo más variopinto. Ha sabido plasmar muy bien los diferentes caracteres de todos los personajes que pasan a lo largo de esta historia y cada uno de ellos tiene algo que te termina gustando. Primero tenemos a una joven, no muy contenta con su vida personal, que decide romper con una carrera profesional prometedora y abrir una pequeña cafetería. Por otro lado, un joven ejecutivo que han tirado toda su carrera por la borda debido al exceso de drogas y alcohol, un joven australiano que se encuentra viajando alrededor del mundo porque no se halla, una joven madre influenzer cuya vida no es tan bonita como demuestran las fotos de sus redes sociales, un chico gay que no sabe cómo decírselo a su familia y un ama de casa con muchas ganas de vivir y cuya vida matrimonial la tiene totalmente sepultada. Todos y cada uno de ellos me han hecho sonreír y hacerme muchas preguntas a mi misma.
Y es que en esta novela se tratan temas como las amistades vacías, la vida matrimonial, los objetivos impuestos por la sociedad, los hijos y muchos más que de alguna manera a todos nos terminan tocando muy de cerca. Trasmite esa sensación que todos tenemos muchas veces frustrándonos por querer cosas que no tenemos y no disfrutando del momento. Este mensaje me ha parecido muy adecuado sobre todo en los momentos que estamos viviendo tan competitivos. Me he sentido identificada y reflejado en la vida de la protagonista en ciertos momentos.
Le estoy cogiendo el gustillo a las novelas denominadas feelgood. Me parecen de lectura rápida y ágil y transmiten muy buena sensación (ese es su objetivo), a medida que vas leyendo te deja muy buen sabor de boca.
Pero si algo tengo que destacar de este libro es la capacidad que tiene la autora de dejarnos plasmada en la historia una bonita lección, y es que no nos podemos fiar de las primeras impresiones. En un principio tuve la sensación de que algunos personajes estaban cargados de clichés, pero a medida que avanzaba en la historia, los personajes iban evolucionando, cambiando totalmente y algunos que al principio no me gustaron absolutamente nada, al final terminaron enamorándome.
En definitiva, Sí dijéramos toda la verdad es un libro con mensaje, con muy buenos personajes, una premisa preciosa y una historia bonita llena de mensajes. Una historia de esas que vienen muy bien para hacernos desconectar del estrés del día a día.
NOTA: 4/5
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