marlluch24 September 2021
-Vamos, que esta vez he puesto el dedo en la llaga -recalcaba la calavera. ¿A que sí? No la eches de guapo, compañero; aquí no estamos para engañarnos...Nos conocemos, camará. Tus medranitas te pasas de cuando en cuando, acordándote de la hora que ha de sonar sin remedio alguno... Porque ¡mira tú que cosa más diabólica! Nunca te llegará, probablemente la de salir diputado, gracias a la influencia de Calabazote; es regular que tampoco suene la de tu primera cita con la señora de Tagarnina, el banquero; casi puede jurarse que no verás la de cobrar aquel pico que te deben, ni la de que te adjudiquen la hacienda del Encinarejo, ni la de colgarte la gran cruz, ninguna de esas horitas que tu vanidad desea... ¡Pero en cambio, la hora... aquella en que no quieres pensar nunca..., aquella que te empeñas en suprimir con la imaginación...; lo que es ésa..., aunque se descompongan todos tus relojes..., ha de sonar, más fija, más puntual...¡más exacta! ¡ Ni un segundo de retraso..., ni uno!
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