Budapest

Tienen su encanto esas imágenes que se generan a través de las cámaras polaroids. Una atracción siniestra, ajena a los cánones de lo convencional, con su marcada estética vintage tan alejada de las tendencias actuales que camuflan la realidad del instante entre filtros y millones de píxeles. Las imágenes instantáneas se olvidan del ideal para mostrarte momentos fugaces, cercanos, improvisados y desconcertantes pero, sobre todos ellos, reales.
La nueva novela de Nieves Mories está plagada de este tipo de instantáneas que nos acercan a un futuro en donde todo lo que percibimos son reflejos del instante. Sin filtros, sin adornos, llenos de una sinceridad que acongoja y que te devora puesto que la luz que atraviesa el objetivo de su cámara escasea.
El mundo donde transcurre esta historia, que pese a no contarnos una historia es más Historia que nunca, nos acerca a los estragos en los que se tienen que mover los supervivientes de un cataclismo indeterminado. Tanto aquellos que no lo vieron venir como los nacidos bajo el mundo de la amargura y suciedad a la que se han visto condenados. Presa de la desolación, caminan y reflexionan acerca de esas imágenes reales que escapan de cualquier tipo de decoro con el único objetivo de poder subsistir un día más en ese páramo desolado.
Lo estremecedor de la novela es que cada uno de los pasajes por donde transcurre la historia, ficcionados pese a su cercanía, llenos de metáforas y alegorías que dificultan una lectura lineal de esta extraña novela, se sienten reales. Mucho más en estos tiempos actuales donde el olvido y los números de prestidigitación consiguen que las sombras del auténtico horror parezcan más presentes que nunca. A lo largo de las páginas de Budapest, el lector reconoce paisajes que les resultarán familiares, como ecos de un pasado que se niega a caer en el olvido, paisajes sucios y desoladores dispuestos a quedar inmortalizados en selfies de Instagram pero que, sin embargo, nos hacen apartar la mirada.
Quizás por eso sea el trabajo de Mories más ambicioso, complejo y difícil de los que he leído hasta el momento y, posiblemente, la que más rechazo pueda causar a aquellos lectores que esperen encontrar en esta novela a la escritora más visceral y cómplice con ellos. No se dejen llevar por el desconcierto de una obra tan caótica y desestructurada en apariencia. El presente, como reflejo del pasado y el futuro, la universalidad del páramo y de los corazones, la rabia y el rencor de aquellos a los que se le arrebata la inocencia…nada en esta novela será complaciente, ni querrá por un momento serlo con quienes se acerquen a ella, puesto que el Budapest que nos muestra no difiere mucho de Berlín, Shanghai, Gran Canaria o cualquier otro páramo que se vea devastado por las consecuencias de la condición humana.
A nadie le gusta que le escupan verdades a la cara, pero si te adentras en Budapest, verás más que nunca los gritos de Mories.

Es la primera vez que leo a Nieves, por mucho que sorprenda a algunos y me he encontrado con una sorpresa de la que os debo hablar. Tiene sus luces y sombras, pero desde ya os puedo prometer que ha sido una experiencia totalmente nueva y de la que he podido disfrutar a grandes rasgos.

Me he encontrado con un mundo devastado por un cataclismo. Allá donde va la guerra, es donde queda lo peor del mundo. Unos personajes que tienen que convivir con la miseria, sobreviviendo de las peores maneras posibles y realizando actos que muchos de nosotros no podríamos ni comprender. A pesar del estilo extraño de la novela, se siente de lo más real debido a esos detalles.

No podría decir que sea una historia totalmente ficticia, porque tiene localizaciones, hechos, personas reales y un montón de datos que realmente existieron, pero la manera en la que Nieves lo mezcla todo con una manta turbia, cruda y llena de escenas truculentas, lo hace ser un híbrido ideal para los amantes de ambas cosas.

Una novela compleja, difícil de entender, pero muy completa y desoladora. Me costó cogerle el truquillo, más de lo que me esperaba a simple vista. Es una historia caótica, extraña y hay que saber leerla con atención para poder vislumbrar todo lo que esconden sus páginas. El mensaje que lanza su autora es lo que hay que tener más en cuenta: Lo que queda de cualquier Páramo después de los deleznables actos humanos. Todo lo que sucede, es culpa de ellos. La tragedia lleva nombre y camina a dos piernas.

Hay cosas que no he sabido ver o comprender, pero sí que he disfrutado mucho de sus parajes oscuros, siniestros y llenos de drama, esas pobres almas que se han quedado impregnadas en el lugar donde la guerra hizo estragos. Es algo que asusta, casi más que otra cosa. Los monstruos reales siempre son los que más asustan.

¿Os gustan las historias grises, sin una pizca de felicidad? ¿Y la mezcla entre ficción y realidad?

Que Nieves Mories es una de las mejores escritoras de terror que tenemos en España es algo que quizás ya sepan. A cada novela que publica la autora hay que acercarse con cautela, sabiendo que cortan, pinchan, arañan o, como en este caso de su obra más reciente, puede que mientras leas te coman el corazón. Porque si algo hace muy bien la escritora es contarnos historias que duelen, de esas dejan huellas (aunque mejor sería llamarlas cicatrices). Por eso hoy quiero hablarles de Budapest. Un libro que nos habla de los horrores de la guerra, así como de los que logran sobrevivir pagando un precio muy alto.

«Todo es desechable. No guardan para mañana porque mañana puede que no exista. Es por eso que viajan ligeros.
La noche proveerá».

Mories nos arrastra al Páramo, un lugar donde el tiempo no parece transcurrir. Un sitio de noche eterna, en la que sus habitantes más jóvenes no conocen ni la luz del sol. Un lugar de pesadillas en lo que tiempo atrás fue la ciudad más hermosa a orillas del Danubio. Allí nos encontraremos con Cara y Carlo, dos jóvenes que recorren ese no lugar en busca de historias. Que piden un cuento y también el corazón del narrador para devorarlo. Porque esos hermanos están embarcados en una búsqueda con la que completar su venganza.

Mientras sueñan con llegar a la otra orilla, Carlo y Cara desean hallar al Abuelo de las Tormentas, al padre del mal y de los horrores de la guerra que lo destrozó todo. Porque esos jóvenes que ahora vagan por ese yermo antes fueron unos niños queridos, nacidos en una villa verde y arrebatados de sus madres. Dos hermanas muy diferentes que dieron a luz justo a lo que la otra deseaba. Robados y entregados a un palacio de horrores indescriptibles, de donde fueron liberados por un par de soldados, pero no nos adelantemos.

«La historia que ahora nos atañe es otra, una sobre palacios de cuento de hadas transformados en la juguetería particular de unos dioses crueles vestidos con batas de hospital, en criaderos de monstruos, campos de cultivo de pequeños caníbales y héroes de guerras sin principios ni final».

A través de una historia fragmentada, como las fotos instantáneas que colecciona Cara en su caja de metal, Mories nos va relatando este cuento repleto de los más crueles horrores de la guerra, de los campos de exterminio, de los experimentos con niños, del holocausto, de la aniquilación total. Aunque en un primer momento nos parece que el relato está ambientado en la Segunda Guerra Mundial, puede que solo sea uno más de los muchos juegos que la autora jugará con el lector. Llena de poesía, de música y referencias culturales, el libro va mucho más allá y nos presenta los conflictos bélicos con toda su crudeza: la guerra total. Y sobrevivir puede ser muy duro, si es que hay alguna posibilidad.

La autora trata tantos temas y lo hace de una manera tan poética y hermosa que, aunque la historia sea cruda, amarga y esté llena de oscuridad, es imposible parar de leer. Onírica, con una magia muy particular, acompañar a Cara y Carlo en su avance por el Páramo es tan inquietante como adictivo. Estoy segura de que más de una referencia se me debe haber pasado, es uno de esos libros para leer con calma y también para releerlo. Que es tan bello como profundamente perturbador. Y que tiene a unos protagonistas tan grises como fascinantes. Sobrevivir no es fácil, no somos nadie para juzgar a los que lo logran, aunque por el camino aniquilen milagros.

«Todas las guerras son la misma guerra y esta no cambia nunca».

Cuentos, corazones, polaroids, guerra, campos de exterminio, monstruos, hermanos, venganza… Budapest, de Nieves Mories, más que una novela es una experiencia total. Una que nos llevará por una noche eterna acompañando a dos sobrevivientes que llevan inscrito en sus cuerpos los horrores de la guerra. Es un libro que entre cuentos, instantáneas y anomalías, te termina por romper el corazón. Que nos recuerda lo cerca que estamos de la aniquilación total. de repetir los errores que desencadenaron las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial. de condenarnos a todos a páramos eternos o a la extinción. Si están buscando un libro que los haga estremecer, denle una oportunidad a la pluma de Mories, a sus pesadillas y a sus cuentos crueles. No se arrepentirán.

¿Han leído Budapest? ¿Les llama la atención?
Enlace: https://inthenevernever.blog..

Budapest es una novela muy peculiar de la que no resulta sencillo hablar.


Partimos de la base de que no es una lectura sencilla. Es oscura, turbia, incómoda, con una potente voz crítica y un estilo narrativo al que no resulta fácil acostumbrarse.


Desolación. Miseria. Supervivencia. Sufrimiento. Un libro que saca a relucir lo peor de la humanidad.


A pesar de que son dos los personajes que cargan con el mayor peso de la trama no son estos los únicos con los que nos encontramos. Hay varios más que aparecen, en mayor o menor medida, y que, si bien al inicio no acabamos de entender la razón de su existencia y su vínculo con la historia, al final tendrán su importancia en su desarrollo.


Todas estas peculiaridades dan lugar a una obra compleja, a la que se suma una estructura de todo menos sencilla. No os esperéis una novela lineal, pues Budapest es más como un puzle, una obra de la que se nos van dando fragmentos dispersos que no siempre siguen un orden cronológico y que tenemos que ir encajando nosotros mismos con las pistas que encontramos escondidas en el texto. Un formato que puede resultar un poco caótico y confuso si no se presta la debida atención.


Tengo claro que no es una obra para todo el mundo y admito que a mí al principio me costó entrar en ella. Sin embargo, llegó un punto en el que el aura decadente de esta ciudad desolada me atrapó, y a pesar de que no estoy segura de haber entendido todas las referencias, al final logré disfrutarla. Es por ello por lo que la recomendaría a aquellos lectores que sean capaces de ver más allá, de leer entre líneas y de descubrir mensajes ocultos sin dejar que las muchas sombras que tiñen estas páginas opaquen los pocos resquicios de luz.

Budapest es una novela compleja y exigente, que requiere de una lectura atenta y pausada, y además es dura, muy dura. Terrible, desgarradora, incómoda y despiadada, porque el terror de Mories es un terror real.

Budapest es también un cuento onírico, irreal, repleto de iteraciones que le dan ritmo y estructura, con una atmósfera agónica, opresiva, y una narración bellísima, de una potencia arrebatadora.
Un cuento con el que se entretejen otros cuentos, plagado de subtexto, simbología, metáforas y referencias al folklore húngaro, al tarot, históricas, mitológicas, literarias, musicales y de cultura popular.

Con un trasfondo histórico que en realidad es tramposo, ya que el tiempo no transcurre en Budapest. Todo permanece estático en el limbo que es ese Páramo, congelado en el tiempo o directamente fuera del tiempo.
Un lugar yermo y muerto, postapocalíptico: lo que queda del mundo tras la última guerra, que pudo ser ayer, hace setenta años o dentro de quince. Porque en realidad esa guerra es todas las guerras y sus consecuencias son siempre desvastadoras.