Sombra Del Kasha,La

A pesar de su abrupto final, esta novela resulta ser una historia redonda, ya no sólo a nivel policíaco, también contiene una crítica social abrumadora poniendo de relieve la penosa situación de millones de japoneses enganchados al uso de tarjetas de crédito, y cómo las entidades bancarias, prestamistas de medio pelo, o la misma Yakuza terminan haciéndoles la vida imposible hasta el punto de... ¿asesinar?
Honma, inspector de policía retirado temporalmente, debido a una herida en la pierna, recibe la visita de un sobrino del que hace mucho tiempo no tenía noticias. En realidad nunca tuvieron mucho trato, es familia de su mujer, pero ni siquiera se presentó al funeral cuando ésta murió. Jun Kurisaka pertenece a la élite bancaria de Japón, quizá por eso no tuvo tiempo de acercarse a presentar sus condolencias por la muerte de su tía, mucho trabajo. Pero ahora necesita ayuda, su novia, Shoko Sekine, ha desaparecido poco antes de formalizar su relación, y él quiere averiguar a toda costa que le ha hecho abandonarle de forma tan precipitada. Lo que descubra no le va a gustar, y en ese momento para Honma comienza su obsesión: dar por finalizado el caso, averiguará donde está esa chica, y descubrirá que no es quién dice ser.
El título original es simplemente Kasha. Según la mitología japonesa se trata de seres malignos que hacen acto de presencia en los ritos fúnebres para robar y devorar las almas de los cadáveres. Mucho hay de esto en la novela. Pero el título traducido al castellano habla de la sombra de ese espíritu, y está fenomenalmente bien elegido porque si hay algo que está presente de manera constante en la obra es una sombra, no sólo de la mujer desaparecida, también de la mujer del inspector, muerta recientemente y cuya presencia deambula por la vida de éste y de su hijo pequeño.
Una novela brillante, con un giro espectacular que te hace devorar páginas y páginas hasta descubrir la verdad, siguiendo al inspector Honma y sus elucubraciones, dignas del mismísimo Sherlock Holmes. Para mí tan sólo un fallo: la cantidad de datos bancarios que ofrece uno de los personajes (el abogado Mizoguchi) enfrían el suspense que mantiene el libro hasta el final. Un final, como he dicho antes, abrupto, pero que da mucho juego, y suscita muchas preguntas, aún sin respuesta. La imaginación es poderosa, utilicémosla.