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Críticas sobre Bartleby, el escribiente (29)
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anais_i
 06 April 2024
Descubrí a Bartleby hace muchísimos años, allá a comienzos de los '90, en la voz de quien iniciaba todas mis noches con su programa de radio. Lo leyó completo al aire, ocupando varias emisiones. Y me dejó la espina clavada: tenía que buscar ese libro y leerlo.

Cómo verán, el tiempo pasó y, hace unos días, ví que mi librería de cabecera tenía una edición muy seductora, y no pude resistirme: era Bartleby, acompañado de Scafati y de Borges, y en la puerta de un fin de semana larguísimo.

Y, aquí me tienen, flasheada por esta lectura que me llevó a aquellas noches de juventud, en medio de esta madurez en la que más de una vez me gustaría decir "preferiría no hacerlo".

Si tienen dudas sobre si leerlo o no, disípenlas ya y busquen una versión de esta historia. Es una pequeña maravilla.
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benjaminpalomero_
 19 March 2024
Novela corta que, bajo su fachada de sobriedad y trivialidad, esconde un relato ingenioso y sorprendente. Melville plasma con Bartleby los efectos de la soledad y la inanición, mediante un comportamiento existencialista contemplativo. Prosa pulcra que invita a disfrutar de la reflexión.
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Joserodher
 03 March 2024
«Bartleby el escribiente» de Melville o «preferiría no hacerlo». El desconcertante e inolvidable relato de Melville no está contado por un narrador omnisciente sino por el empleador del escribiente Bartleby que nos va desgranando sus excentricidades. La mayor de las cuales es negarse a cumplir determinados encargos sin motivo aparente ni explicación alguna. Como pasa en «Moby Dick» hay mucho más trasfondo que el evidente. Ni «Moby Dick» es la simple historia de la obsesión por la captura de una ballena ni «Bartleby» es la historia de un autista. ¿Qué hay más allá de lo que nos cuenta Melville? Lo fascinante es que lo deja a nuestro criterio el compasivo y paciente narrador. La idea de la predestinación la deja caer: «Poco a poco pasé a ser de la opinión de que todos estos problemas que yo tenía en lo tocante al escribiente venían predestinados desde la eternidad, y de que Bartleby estaba conmigo por algún misterioso propósito de una Providencia omnisciente que un mero mortal como yo no podía entender».
La inacción de Bartleby tiene una fuerza metafísica como la tiene la obsesión de Ahab. La referencia que hace el narrador al anterior trabajo de Bartleby como subalterno en la sección de Cartas no reclamadas de la Oficina de Correos de Washington, nos da una posible clave sobre su depresión. «¡Cartas no reclamadas! ¿No les suena eso a cadáveres? Imaginen un hombre que, por naturaleza y por desgracia, es proclive a una exangüe desesperanza; veamos ¿existe otro trabajo más adecuado para acrecentar esta desesperanza que el de manipular continuamente esas cartas no reclamadas y clasificarlas para destruirlas en las llamas? Porque las queman a montones cada año. Algunas veces, entre el papel doblado, el pálido empleado encuentra un anillo —el dedo al que iba dirigido quizá esté descomponiéndose ya en su tumba— o un billete enviado con la más diligente de las caridades —aquel a quien iba a aliviar ya ha dejado de comer y no volverá a tener hambre—; el perdón para aquellos que murieron de desesperación; la ilusión para quienes sucumbieron por falta de confianza; buenas nuevas para los que, asfixiados por las continuas calamidades, fallecieron ya. Portadoras de mensajes de vida, estas cartas se precipitan a la muerte. ¡Ay, Bartleby! ¡Ay, la humanidad!»
Las últimas palabras del relato le dan una dimensión universal: «¡Ay, Bartleby!, ¡Ay, la humanidad!» Y nos siguen resonando mucho después de haber terminado el libro.
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Guille63
 29 August 2023
Leí este cuento hace mucho, mucho tiempo. No lo entendí y me gustó, quizás porque el no entender implica buscar un sinfín de posibilidades sin decidirnos por ninguna pero sin rechazar ninguna tampoco. Así, sin quererlo, envolvemos el relato en un halo de misterio y, de paso, le dotamos de una especial relevancia. Y he pensado si no será esto mismo lo que le ocurre a este abogado sin nombre que se las tiene que ver con Bartleby.

He pensado que el relato se nos escapa, que el relato se nos resiste, con una resistencia pacífica y hermosa, bien es verdad. Precisamente Melville nos avisa del peligro:

“Nada exaspera más a una persona seria que una resistencia pasiva. Si el individuo resistido no es inhumano y el individuo resistente es inofensivo en su pasividad, el primero, en sus mejores momentos, caritativamente procurará que su imaginación interprete lo que su entendimiento no puede resolver.”

Y he pensado si no será esto mismo que sentimos ante el cuento lo que siente el abogado ante su subordinado Bartleby.

He pensado que quizás Bartleby no representa una respuesta al sinsentido de la existencia, ni al absurdo de la vida: Bartleby representa el absurdo, el sinsentido que de pronto entra en la monótona, segura y acomodada vida del abogado y, sin saber cómo ni de dónde viene, tiene que enfrentarse a él.

He pensado que es posible que sea el abogado el protagonista de esta historia y que Bartleby solo esté jugando aquí el papel del dedo que señala la luna (por favor, que nadie se me moleste, es solo algo que he pensado).

Bien es verdad que de esta forma me quedo con el personaje aburrido y descarto al personaje mítico y misterioso. Quién soy yo al lado de mi admirado Vila-Matas que, en su famoso libro Bartleby y compañía , nos decía:

«Hablar -parecen indicarnos tanto Wakefield como Bartleby- es pactar con el sinsentido del existir. En los dos habita una profunda negación del mundo.»

Y entre el "negar al mundo" del escribiente y la reacción melancólica y de sincera lástima ante la desolación de Bartleby del abogado, no hay color.
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unmillondepaginas
 20 August 2023
“ɴᴏ ᴇs ʀᴀʀᴏ ǫᴜᴇ ᴇʟ ʜᴏᴍʙʀᴇ ᴀ ǫᴜɪᴇɴ ᴄᴏɴᴛʀᴀᴅɪᴄᴇɴ ᴅᴇ ᴜɴᴀ ᴍᴀɴᴇʀᴀ ɪɴsóʟɪᴛᴀ ᴇ ɪʀʀᴀᴢᴏɴᴀʙʟᴇ, ʙʀᴜsᴄᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴅᴇsᴄʀᴇᴀ ᴅᴇ sᴜ ᴄᴏɴᴠɪᴄᴄɪóɴ ᴍás ᴇʟᴇᴍᴇɴᴛᴀʟ. ᴇᴍᴘɪᴇᴢᴀ ᴀ ᴠɪsʟᴜᴍʙʀᴀʀ ᴠᴀɢᴀᴍᴇɴᴛᴇ ǫᴜᴇ, ᴘᴏʀ ᴇxᴛʀᴀᴏʀᴅɪɴᴀʀɪᴏ ǫᴜᴇ ᴘᴀʀᴇᴢᴄᴀ, ᴛᴏᴅᴀ ʟᴀ ᴊᴜsᴛɪᴄɪᴀ ʏ ᴛᴏᴅᴀ ʟᴀ ʀᴀᴢóɴ ᴇsᴛáɴ ᴅᴇʟ ᴏᴛʀᴏ ʟᴀᴅᴏ; sɪ ʜᴀʏ ᴛᴇsᴛɪɢᴏs ɪᴍᴘᴀʀᴄɪᴀʟᴇs, sᴇ ᴠᴜᴇʟᴠᴇ ᴀ ᴇʟʟᴏs ᴘᴀʀᴀ ǫᴜᴇ ᴅᴇ ᴀʟɢúɴ ᴍᴏᴅᴏ ʟᴏ ʀᴇғᴜᴇʀᴄᴇɴ”.

Un buen amigo me recomendó este libro que se lee en una tarde. Famosísima historia que deja mucho poso, pues ha sido analizado desde incontables puntos de vista sin que llegue a saberse a ciencia cierta qué pretendía decirnos el escritor. O quizás pretendía eso mismo, que pudiéramos hacer mil cábalas. de todas ellas, con la que me quedo es con la fuerza de una resistencia pasiva, que desconcierta por completo a narrador y lector.

“ɴᴀᴅᴀ ᴇxᴀsᴘᴇʀᴀ ᴍás ᴀ ᴜɴᴀ ᴘᴇʀsᴏɴᴀ sᴇʀɪᴀ ǫᴜᴇ ᴜɴᴀ ʀᴇsɪsᴛᴇɴᴄɪᴀ ᴘᴀsɪᴠᴀ”.

“sᴜ ᴍᴀʀᴀᴠɪʟʟᴏsᴀ ᴍᴀɴsᴇᴅᴜᴍʙʀᴇ ɴᴏ sóʟᴏ ᴍᴇ ᴅᴇsᴀʀᴍᴀʙᴀ, ᴍᴇ ᴀᴄᴏʙᴀʀᴅᴀʙᴀ”.

La premisa es sencilla y sobradamente conocida. Un abogado contrata a un escribiente, que inicialmente se comporta como un empleado ejemplar, silencioso y trabajador, pero que de un día para otro y con la frase “preferiría no hacerlo” pasa a la inacción más absoluta, que nos acompañará ya todo el resto del cuento hasta un inesperado final.

Porque inicialmente el abogado (nuestro narrador) siente cierta compasión por Bartleby, pero...

“ᴍɪs ᴘʀɪᴍᴇʀᴏs sᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ғᴜᴇʀᴏɴ ᴅᴇ ᴘᴜʀᴀ ᴍᴇʟᴀɴᴄᴏʟíᴀ ʏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴍás sɪɴᴄᴇʀᴀ ᴘᴇɴᴀ; ᴘᴇʀᴏ ᴇɴ ʟᴀ ᴍɪsᴍᴀ ᴘʀᴏᴘᴏʀᴄɪóɴ ᴇɴ ʟᴀ ǫᴜᴇ ʟᴀ ᴛʀɪsᴛᴇᴢᴀ ᴘᴏʀ ʙᴀʀᴛʟᴇʙʏ ᴄʀᴇᴄíᴀ ᴄᴀᴅᴀ ᴠᴇᴢ ᴍás ᴇɴ ᴍɪ ɪᴍᴀɢɪɴᴀᴄɪóɴ, ᴀǫᴜᴇʟʟᴀ ᴍɪsᴍᴀ ᴍᴇʟᴀɴᴄᴏʟíᴀ sᴇ ᴄᴏɴᴠᴇʀᴛíᴀ ᴇɴ ᴍɪᴇᴅᴏ, ʏ ʟᴀ ᴘᴇɴᴀ, ᴇɴ ʀᴇᴘᴜʟsɪóɴ”.

Y...

“ᴘᴀʀᴀ ᴜɴ sᴇʀ sᴇɴsɪʙʟᴇ, ʟᴀ ᴘᴇɴᴀ sᴜᴘᴏɴᴇ ᴍᴜᴄʜᴀs ᴠᴇᴄᴇs ᴅᴏʟᴏʀ. ʏ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴘᴏʀ ғɪɴ ᴜɴᴏ sᴇ ᴅᴀ ᴄᴜᴇɴᴛᴀ ᴅᴇ ǫᴜᴇ ᴇsᴛᴀ ᴘᴇɴᴀ ɴᴏ ᴀᴘᴏʀᴛᴀ ᴜɴᴀ ᴀʏᴜᴅᴀ ᴇғᴇᴄᴛɪᴠᴀ, ᴇʟ sᴇɴᴛɪᴅᴏ ᴄᴏᴍúɴ ᴏʀᴅᴇɴᴀ ᴀʟ ᴀʟᴍᴀ ǫᴜᴇ sᴇ ᴅᴇsʜᴀɢᴀ ᴅᴇ ᴇʟʟᴀ”.

No dejéis de leerlo, es una pequeña joya.
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Keoki
 17 May 2023
Nos encontramos a mediados del sigo XIX en Wall Street, en el despacho de un abogado del que desconocemos su nombre. Tiene tres empleados, que son dos escribientes y un chico de los recados; pero debido al aumento del volumen de trabajo se va a requerir un nuevo escribiente.

Aquí entra nuestro personaje más importante: Bartleby. El escribiente, o amanuense (bonita palabra que he aprendido en este cuento), es una persona callada y peculiar, pero que enseguida demuestra que puede hacer el trabajo. Pero, ¿será así siempre?

Al principio Bartleby me ha desquiciado un poco, pero a medida que avanza el relato la opinión que he tenido sobre él ha ido cambiando.

Melville consigue dotar de cierta complejidad a un texto aparentemente simple. Hay miga en sus líneas, y eso que son muy pocas páginas de lectura.

La escritura del autor es rica y limpia, es algo tan grato como cuando te metes en la cama recién duchado y con las sábanas recién puestas. Qué sensación.

Este cuento me ha hecho pensar en la cantidad de Bartlebys que habrá habido en la historia, pero que seguramente la suerte de los mismos en el siglo XXI será bien distinta.

Un momento, ¿seguro?
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Pigasus
 14 March 2023
Con un poderoso ingenio que roza lo cómico, Melville crea una trama de gran tristeza y desazón. Por momentos se genera una especie de simbiosis entre el narrador y el protagonista. La alienación laboral, la evasión ante la vorágine del mundo moderno, la soledad entre tanta gente, la depresión y el desánimo cuando cala hasta los huesos, lo absurdo de la vida, la inacción como elección y como herramienta de defensa... algunas de estas cuestiones se pueden entrever en Bartleby. Pero también se adivina cierta crítica a la necedad de intentar tapar los problemas en vez de confrontarlos: es inútil, siempre encuentran la manera de reflotar (y si no, que se lo pregunten al narrador). En definitiva, un relato intenso y sugerente, de múltiples lecturas e interpretaciones.
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sinoloveo_nololeo
 03 February 2023
¿Cuánto se ha escrito sobre el personaje de Bartleby y su más que famosa frase? ¿Quién, que haya leído este breve relato, no ha reflexionado acerca de este personaje y de su imperturbable condicional "Preferiría no hacerlo" (I would prefer not to) con el que respondía a cualquier demanda de su jefe? ⠀
Bartleby es el personaje literario sobre el que inevitablemente se especulan todo tipo de interpretaciones a gusto de las fuentes de reflexión del interpretante. Se trata de una de esas imágenes susceptible de ser transformada en metáfora de distintos significados.
Bartleby, el escribiente” carece de biografía: no sabemos nada ni se nos da detalle de su vida o su pasado. El otro personaje principal del relato, el abogado que le contrata por sus servicios y la voz del narrador, será el que sufra y se “enfrente” a su manera a su impertérrito "preferiría no hacerlo". ¿Qué hacer cuando el copista de tu oficina un día te contesta con "Preferiría no hacerlo" y finalmente un día "prefirió" no escribir más? ⠀

Bartleby, personaje aparentemente excéntrico y arquetipo de la imperturbabilidad, te provoca una variedad de sentimientos y reflexiones que varían entre la irritación, la lástima y la atracción. Un libro que se quedará en tu memoria.
Enlace: https://www.instagram.com/p/..
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marulibros
 14 December 2022
Bartleby es contratado como amanuense en un despacho jurídico para hacer las labores propias de copista, incluyendo revisión y corrección de documentos, en un principio parece el empleado ideal, pero a medida que pasan los días cualquier tarea, orden o encargo recibido de su superior es rechazado simplemente porque él "preferiría no hacerlo" esto descoloca a sus otros compañeros y sobre todo a un jefe que lejos de cortar por lo sano y prescindir de él, se verá involucrado en una incómoda situación tratando de comprender o buscarle alguna lógica a su actitud

Una historia que me desconcertó ante la rebeldía comedida del personaje, una transgresión a todas las reglas impuestas, la inanición consciente, la desidia y el abandono personal al no querer hacer absolutamente nada. Por otro lado su jefe, a pesar de ser el agraviado, se muestra moralmente obligado protegerlo
"Lo que vi esa mañana me convenció que el amanuense era la víctima de un mal innato e incurable. Yo podía dar una limosna a su cuerpo; pero su cuerpo no le dolía; tenía el alma enferma, y yo no podía llegar a su alma."
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Nurse85
 01 October 2022
Buceando por la extensa biblioteca de mi marido encontré esta pequeña joya del siglo XIX.
Sirva de premisa a esta reseña que la literatura del siglo XIX es una de mis pasiones y me sumergí rápidamente en una ávida lectura de esta pequeña novelita o quizás debería decir cuento largo de casi 100 páginas.
Podría señalar la magnífica forma de escribir del autor de Moby Dick ( cierto que la traducción es de un genio como Borges). También debería destacar ese costumbrismo, ese realismo que desemboca sorprendentemente en algo histriónico, en esa magia del absurdo, en un relato hipnótico que recuerda a autores coetáneos como Poe o posteriores como Kafka o Camus…
Pero lo que voy a destacar por encima de todo es un escritor que sabe contar una historia y aunque pueda parecer un asunto baladí pocos tienen ese poder. Disfrutarás de esta narración página tras página hasta verte abocado a un final en mayúscula.
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