En cuanto empiezas a leer el libro te das cuenta que Adrian Mckinty, el escritor, no te va a dar un momento de tregua. Kylie una joven, que está esperando tranquilamente en la parada del autobús, dispuesta para un nuevo día de clase, pero de repente algo horrible ocurre, es secuestrada. Rachel la madre de la chica, ajena a lo que le acaba de ocurrir a su hija, hasta que recibe una llamada con numero desconocido en la cual le indican que su hija acaba de ser secuestra. Pero no estamos ante un caso de secuestro normal, la persona que llama le da unas pautas si quiere ver a su hija con vida, primero, tiene que pagar un rescate; y lo segundo, que es lo más duro, es que tiene que secuestrar a otro niño, tiene que seguir estas instrucciones al pie de la letra, no puede avisar a ningún cuerpo del estado, ni policía, ni FBI, a nadie o su hija morirá. La persona con la que habla Rachel le indica que está en la misma situación, también tienen a su hijo secuestrado y de no seguir las instrucciones su hijo morirá y por ende Kylie también. de esta forma nuestra protagonista Rachel se ve envuelta en la cadena. Irá descubriendo que la tiene controlada en todo momento y que tiene que hacer rápidamente lo que la piden ya que la vida de su hija está en juego, también la informan de que es lo que pasa si no sigue las normas. Así nos vemos inmersos en una carrera contra reloj en la que se te viene el mundo encima, ¿que no harías por tu hijo o hija? ¿porque ha sido ella seleccionada en esta cadena? Ya no solo es conseguir el dinero que piden como rescate por la vida de Kylie, sino el reto que te plantean en la segunda parte, en la que te obligan a hacer lo mismo que te han hecho a ti, hacer pasar a otros padres por la misma situación de angustia y terror por la que tu estas pasando. Rachel viéndose entre la espada y la pared decide seguir todas las instrucciones que le han dado.
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