Feyre, una cazadora de diecinueve años, mata a un lobo en el bosque que está a punto de quitarle una cierva. Como consecuencia, una criatura monstruosa llega buscando venganza y la arrastra a una tierra encantada que solo conoce a través de las leyendas, Prythian, donde habitan los inmortales. Allí descubre que su captor no es un animal, sino Tamlin, uno de los letales fae. En su cautiverio, se dará cuenta que lo que siente por él pasa de la fría hostilidad a una pasión arrolladora que marcará su destino. Lejos de su familia y su mundo, Feyre tendrá que tomar una decisión esencial para salvar todo lo que ama.
Había visto este libro de fantasía por todos lados, en redes sociales, en librerías, mucha gente lo recomendaba y lo empecé a leer sin mucho interés, porque no quería poner mis expectativas demasiado altas. Tras varios capítulos, empecé a comprender todo y me enganchó bastante, aunque había partes que me resultaban demasiado idílicas, como si fueran un cuento en el que todo es maravilloso y sale bien. Por eso, pensé que había sido una buena lectura sin más y que probablemente lo habría disfrutado más si me lo hubiese leído más joven. Aunque, el mundo en que se desarrolla la historia y todos los seres que describen me impactaron y me resultaron realmente curiosos, por eso decidí leer la segunda parte.
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