Las bibliotecas estaban llenas de ideas, las armas más peligrosas y poderosas de todas.
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Las bibliotecas estaban llenas de ideas, las armas más peligrosas y poderosas de todas.
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Estaba harto de la política y las intrigas. Amaba a Celaena, y ningún imperio, ningún rey, ningún poder terrenal lo iba a apartar de ella. No, si alguien intentaba separarlos, rompería el mundo en dos con las manos desnudas. La idea ni siquiera lo asustaba.
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Todos tenemos cicatrices, Dorian. La única diferencia es que las mías son más visibles que las de la mayoría.
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Las bibliotecas estaban llenas de ideas, quizá las armas más peligrosas y poderosas de todas.
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—Eres increíblemente sentenciosa. —¿Qué sentido tiene tener un cerebro si no lo usas para hacer juicios? —¿Qué sentido tiene tener un corazón si no lo usas para ahorrarles a los demás los duros juicios de tu cerebro? |
—¿Qué sentido tiene tener un cerebro si no lo usas para hacer juicios? —¿Qué sentido tiene tener un corazón si no lo usas para ahorrarles a los demás los duros juicios de tu cerebro? |
Le parecía hermosa, aunque algo rara y resentida. Su belleza guardaba relación con el modo en el que se le iluminaban los ojos cuando descubría algo bello en el paisaje.
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Miró otra vez a los cinco guardias que había bajo su balcón. Ellos le devolvieron la mirada, y cuando bajaron las ballestas despacio, les sonrió. Los podía dejar inconscientes con unos cuantos libros de los gordos.
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Los nombres no son importantes. Es lo que hay en tu interior lo que cuenta.
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Le encantaba la música, la forma en la que la música podía romper y sanar y hacer que todo pareciese posible y heroico.
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Es un retelling de...