Vivía en un estado totalitario de libertad, en un régimen autoritario de pleno albedrío, todo lleno de edictos y decretos ordenándole hacer lo que le diera la puta gana.
|
Vivía en un estado totalitario de libertad, en un régimen autoritario de pleno albedrío, todo lleno de edictos y decretos ordenándole hacer lo que le diera la puta gana.
|
Decían todo el tiempo "disfrutar". Es la palabra que a la altura de siglo, según Manuel, usaban todos los sinvergüenzas que querían vender algo cuando ese algo era una puta mierda.
|
Pronto instalaron una campana en su patio, para que los niños se entretuvieran. La tañian como locos, metiendo un jaleo de bayoneta pinchando tímpanos. Todo con tal de fulminar la quietud que decían haber ido a buscar en Zarzahuriel y que en realidad no aguantaban. "¡La paz que se respira allá!", contarían el lunes al vecino en su barrio"
|
Todo el tiempo les sonaba el móvil, que contestaban a gritos. Contaban siempre a través del teléfono lo bien que estaban en la soledad del campo, gran paradoja si los fines de semana se los pasaban hablando con el exterior.
|
A los adultos se les notaba que si tenían tantos hijos era porque tampoco se les ocurría otra distracción para hacer en la vida.
|
Con cada céntimo que dejaba de fabricar compraba un minuto de freática paz a estrenar. Le parecía muy barato. La sensación de abundancia, irónica en el Manuel pobrísimo, era vertiginosa. Le sobraba de todo. Sólo el tiempo no le sobraba, pero no era tan soberbio como para pretender que se lo incrementaran a 25 horas/día. Tenía el preciso, el que es, y tan contento. El que habrá siempre (y «siempre» ya traicionaba la ley según la cual lo definido no puede entrar en la definición). Se moría de risa Manuel, imaginando diálogos que no tenían gracia más que para quien estuviera instalado dentro de sus pantalones: —Venga, que no tengo todo el día. —Es que sí lo tienes. El autocachondeo era entendible, con sólo pensar cómo tiene que ser vivir así, al mando de sus ratos. A mí también me habría entrado la risa. |
Sería que la estrechez de los cubículos encogía las almas.
|
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?