Zozobrar

Zozobrar transcurre a lo largo de treinta años, mostrándonos a Cléo en un movimiento continuo y que a veces cuesta situar cronológicamente. Todo empieza en 1984 cuando a sus 13 años su única ambición es ser una bailarina profesional de modern jazz. Para conseguirlo, una misteriosa fundación le propone una beca que impulsará su carrera, algo más que necesario para una joven inexperta procedente de una familia modesta. Sin embargo, sus sueños se verán frustrados cuando lo que parecía ser un trampolín hacia el éxito se revela como un trampolín hacia el comercio sexual.

Lola Lafon crea una ambientación en la que desgraciadamente es difícil discernir cuando acaba el mundo real y empieza el imaginado. El abuso a menores, el engaño y la culpabilidad, son los ejes de una historia en la que las protagonistas se sienten obligadas por el miedo a decepcionar a quienes las quieren. El miedo a defraudar, a no ser lo que se espera, a frustrar para siempre sus expectativas, conduce a actos de los que es difícil salir indemne, pero, ¿qué papel juega quien actúa desde la inocencia y el miedo? ¿Es víctima? ¿Es verdugo? ¿Y si siente que es ambas?

Esto nos lleva al gran tema central de la novela: el perdón. Cléo necesita poder madurar, superar esa parte de su historia que la cambió para siempre. Si lo consigue o no, es algo que descubriréis leyendo esta obra.

El estilo narrativo para mí ha sido en ocasiones repetitivo e inconexo, me ha costado empatizar con lo relatado y adentrarme en la historia, de ahí la puntuación que le doy. No obstante, es una novela única, en la que debo destacar el esfuerzo de la autora por escribir sobre algo doloroso, real, necesario, pero sin recrearse en los momentos turbios. A veces con unas pinceladas es más que suficiente, no se necesita acudir al morbo para plasmar lo que ocurrió con niñas como Cléo. Esto permite que podamos conocer mejor cómo lo no descrito las cambió, lo que supuso emocional, personal y profesionalmente para ellas y la importancia de alzar la voz, de reencontrarse y de no olvidar sino gritar para poder liberarse de las cadenas.

Cléo, es una joven de 13 años, amante de la danza y con talento que opta a una beca de la excelencia: la beca Galatea. ¿Hasta dónde está dispuesta a llegar para conseguir su sueño? ¿Cléo aprenderá a pedirse perdón? Siempre ha estado arrepentida, pero ¿cuál es su parte de culpa en ayudar a la fundación?

A través de las páginas vamos descubriendo la vida de Cléo y otras jóvenes a través de las palabras de ellas y de las personas de su alrededor: un sobrino, una pareja, un fisioterapeuta...

Una novela sobre el perdón y el arrepentimiento, sobre los sueños de jóvenes adolescentes y como se pueden hacer añicos, sobre la confianza. Necesaria obra para perdonarse a una misma, para pedir perdón, un mensaje de sororidad.

Lola Lafon relata la culpabilidad de las víctimas del comercio sexual, el no haberse negado, si les pasó eso es porque no fueron claras, aceptar era un acto de madurez. Todo lo que hicieron era para conseguir la aprobación de una persona y para llegar a conseguir su sueño.

Un punto negativo, es la traducción, creo que la traductora no elegía las mejores palabras para describir las acciones, pero aun así, es un libro que merece la pena de leer.

La vocación por la danza de Cléo nació gracias a los programas de variedades de la televisión francesa de los años 80. La niña de apenas trece años, que creció en Fontenay -un suburbio del este de París- lo tuvo claro desde entonces: se convertiría en bailarina profesional. Y así, el esfuerzo de Cléo parece tener recompensa: tras salir una tarde de sus clases de ‘modern jazz', Cathy, una mujer elegante, se interesa por ella y le habla de la “Fundación Galatea”, un proyecto que otorga becas para “jóvenes excepcionales”.

Detrás del brillo de esta fundación, se esconde en realidad la oscuridad de una red de pedófilos. Cathy recluta chicas jóvenes para hombres maduros que esperan a su presa en el ambiente acogedor de un hotel de lujo. Una red perfectamente orquestada en el que las jóvenes que esperan encontrar una puerta a su futuro soñado, descubren una terrible realidad (“El peligro tenía el aliento tibio de un animal dormido”). Las víctimas, a su vez, se acaban convirtiendo en cómplices por su silencio y muchas de ellas, como Cléo, entran a formar parte de la “Fundación” como asistente para "seleccionar" a otras candidatas.

Cléo se ve condenada al silencio y a la culpa. ¿Es ella la primera o un eslabón de una larga cadena de víctimas? Conforme pasan los años, y a través de la mirada de quienes se han cruzado en su camino en diferentes momentos de su vida -un amigo del instituto, un amante, una ayudante de vestuario-, descubrimos una Cléo más compleja de lo que parece. Una joven que vive con la culpa (“El pasado era irreversible. Ningún perdón podría deshacer lo que había sido”) por ser a la vez verdugo y víctima.

Sinceramente, no sabía que me iba a encontrar con una novela contundente e inquietante, que excava capa por capa, la cuestión del consentimiento, la inocencia perdida para siempre y, más ampliamente, la apropiación del cuerpo y la búsqueda de la libertad. Todo un descubrimiento.
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El estilo narrativo de la autora es impecable, soberbio tal vez para alguien. La historia que relata es cruda pero la escribe con la melodía de un poema.

Hace bello lo monstruoso. Música lo desgarrador.

No sabía de que iba la trama y me he topado con esta historia, complicada de digerir.

Recomiendo.

Zozobrar de Lola Lafón cuenta la historia de Cleo, una niña que vive con su modesta familia a las afueras de Paris. Un día se encuentra con una mujer que parece ser una cazadora de talentos y es invitada a formar parte de una compañía de baile, cosa que lleva soñando desde pequeña.

A dos tiempos, cuenta también como años más tarde salen a la luz una serie de fotografías que evidencian que esa fundación de baile jugaba con el sueño de chicas adolescentes para hacerles partícipes del comercio sexual. Así, Cleo se ve en la obligación de tomar responsabilidad y actuar al respecto porque tal y como dice la sinopsis no solo se siente víctima si no también culpable. ¿Por qué?

Lo cierto es que esta novela es una lectura dura que muestra la cara B de lo que supondría perseguir un sueño y cómo existen personas que no quieren ayudar tanto como uno piensa. Hay cosas negativas aparte de lo que una niña puede pensar que será cumplir un sueño: disfrutar del baile, de la fama y de compartir esa felicidad con tu familia.
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