Lo que los libros de texto no dicen sobre el corazón humano es que está lleno de recovecos oscuros y que caminar por ese sinuoso laberinto sin perderse no es fácil. Da igual que lleves una brújula en la mano, porque las emociones son ciegas, te nublan la mente y la razón y te obligan a avanzar por paisajes desconocidos: selvas tropicales plagadas de animales peligrosos, desiertos solitarios o glaciares silenciosos. En teoría, disponemos de un mapa con las rutas más seguras, pero es un mapa inservible porque no entiende de impulsos, deseos, anhelos o contradicciones. No sabe nada sobre fragilidades y fortalezas. Allí, en el centro del corazón, duermen los sentimientos más profundos, desconocidos e indescifrables del ser humano.
Y están destinados a despertar en algún momento.