El día que dejó de nevar en Alaska

Podría haberme pasado la vida caminando en círculos por el mundo sin llegar a descubrir jamas como es que alguien te bese así, como si fueses el destino final de un largo recorrido por el desierto.

...llorar limpia el alma no sufras.

Él saca todo lo bueno, hace que me esfuerce y que desee superarme a mí misma.

Su risa es como una lluvia veraniega, de esas que llegan en una tormenta inesperada y te empapan de arriba abajo. Deseo memorizarla, quedármela para siempre.

No quiero que seas mía; quiero que seas libre,
tuya, y que aun así decidas que quieres estar solo conmigo.

La culpa es como una sombra que solo tú puedes ver. Siempre está ahí.
Puede ahogarte. Es envolvente y resulta imposible huir de ella.

Algunas personas se cierran tanto en un momento determinado que luego olvidan cómo volver a abrirse a los demás; se vuelven herméticas, necesitan protegerse porque en el fondo tienen mucho miedo o sienten dolor.

No vale la pena pensar en lo que pudo haber sido pero no fue. De algún modo retorcido, tu pasado te ha conducido hasta aquí, a como eres en este instante.

- Prefiero el trozo de hielo, gracias.

- No me has dicho cómo se titula.
- El día que dejó de nevar en Alaska.