El chico que dibujaba constelaciones

Un libro que me marcó. Preciosa historia de principio a fin.

Alice Kellen es una escritora que a mi nunca me decepciona y esta novela no iba a ser la excepción. Es una novela que me ha gustado muchísimo, y muchas veces cuando algo nos gusta tanto y nos hace sentir tantas cosas es muy difícil hablar de ello, por ello y todavía no habéis leído esta novela, simplemente leerla y sentid.

El chico que dibujaba constelaciones nos relata de historia de una pareja desde que se conocen hasta que esta llega a su fin, en cierta manera me ha recordado a la historia del inicio de la película de Up. La historia comienza en la España de los años setenta y nos presenta a una joven llamada Valentina, que un día volviendo de la compra se encuentra con un joven, Gabriel, a partir de este momento empezarán a verse ocasionalmente y comenzará así su historia de amor.

La historia empieza como ya he mencionado en los años setenta y va evolucionando hasta nuestros días, me ha gustado muchísimo ver cómo evolucionan los personajes con el paso de los años, porque se puede apreciar debido a las circunstancias que aquellos años la gente se comportaba o tenía unas costumbres y una forma determinada de vivir y de ser, que hoy en día nos parecen a la gente joven bastante retrogradas, aunque nuestros protagonistas son lo que hubieran llamado por aquel entonces “rebeldes” .

La historia está narrada desde el punto de vista de Valentina, y simplemente nos va relatando como fue su vida con Gabriel, sus momentos de amor, desamor, distanciamiento, el volverse a encontrar y como cada momento fuera bueno o malo simplemente era algo para recordar porque era parte de ellos y su vida.

Aunque pueda parecer una novela de lo más sencilla porque lo es, ya que no vas a encontrar ni giros inesperados, ni misterios ni trama en sí, simplemente es eso la historia de Valentina y Gabriel. Pero esto la hace, cercana, real y simplemente nos podría pasar a cualquiera de nosotros. Además, está cargada de sentimientos que hacen que te lleguen al corazoncito. Esta novela, aunque es cortita, la leí bastante despacio porque quería disfrutarla al máximo y empaparme de todos sentimientos.

En conclusión, El chico que dibujaba constelaciones es una novela sobre la historia de amor entre Valentina y Gabriel, narrada de una manera llena de sentimiento que simplemente te emocionara muchísimo. Narrada de forma sencilla y cotidiana dándole ese toque tan real.
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Recuerdos, esa es precisamente la palabra que llega a mi mente al acabar de leer el libro, porque recuerdos son básicamente lo que nos queda al echar la vista atrás, al mirar nuestro pasado, lo que hemos vivido. Recuerdos alegres, recuerdos tristes, recuerdos divertidos… como un álbum de fotos en nuestra memoria. Creo que desde el minuto uno de comenzar, desde esa primera frase que inicia el libro me vi completamente engancha a la historia. Muy pocos son los libros que lo han conseguido y la mano de Alice, así como la historia de su protagonista, se han ganado ese honor.
El libro se encuentra repartido en partes, que corresponden con diferentes décadas por lo que resulta fácil y sencillo ir viendo la evolución de los personajes, sus cambios. No hay un excesivo número de secundarios, la trama no se dispersa y consigue mantener la atención en ellos, nuestros protagonistas, que realmente son lo más importante. Desde la mitad del libro hasta su final me he emocionado de tal forma... ufff, mucho, y me ha encantado y la he disfrutado enormemente. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es que se trata de una pareja sencilla, cotidiana, y sobre todo cercana. Cualquiera de nosotros puede verse reflejado en esta historia, Valentina y Gabriel podríamos ser nosotros mismos, nuestros vecinos o tal vez alguien de nuestra familia. Y eso demuestra que la belleza está en las cosas pequeñas, en los detalles, y por supuesto también en la maestría de una buena pluma.
Las 5 estrellas se me quedan cortas en esta ocasión, si pudiese le ponía 10 o 20.
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Por supuesto que es una historia preciosa , y todas las etapas que pasan juntos son para enmarcarlas, porque que te cuenten una vida tan real y cercana siempre es una pasada, pero me ha parecido que todo era tan precipitado, que se contaba tan por encima que... no se, no he sabido disfrutarlo.
Todas las referencias que tiene el libro me han encantado : la Movida Madrileña, la mujer en el mundo laboral, la familia, la música... por todo lo que pasan, aunque se pase para mi gusto demasiado por encima, es digno de leer. Pero el problema es ese : pasamos por una vida compleja, con tantos altibajos como días pasan, todo en apenas 250 páginas . Se me ha quedado bastante corto y, lo que podría haber sido una historia super real y preciosa ha acabado siendo una vida, sí, bonita y con momentos en los que llorar es obligatorio, pero ya.
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Y es que nunca dibujar constelaciones ha significado tanto. Me he emocionado tanto con este detalle, con este título tan maravilloso que lo dice todo en tan pocas palabras, que siento un nudo en la garganta de la emoción que me deja el haber terminado con esta historia, sabiendo que volveré a ella en incontables ocasiones, porque sí, porque lo voy a necesitar, porque simplemente EL CHICO QUE DIBUJABA CONSTELACIONES LO HICE MÍO para toda una vida.

Alice Kellen simplemente como ya lo he dicho, ha entrado en el podio de mis autoras fetiche y se con seguridad que no voy a bajarla de ahí, se que lo que lea de esta mujer me va a seguir emocionando. ¡Feliz lectura!

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Una historia de vida sencilla, sin nada más extraordinario que el amor o tal vez eso es lo extraordinario de esta novela. Un amor que te llega, que se palpa, que se siente... sin necesidad de narrarnos noches locas de pasión y deseo sino con las palabras... los gestos... la entrega...
Escrita de forma exquisita y tierna, me ha robado sonrisas y lágrimas.
Una trama que por ser tal vez demasiado corriente se ha grapado a mi cotidianidad, a mis recuerdos. Gabriel y Valentina ya forman parte de mi vida literaria.

✩✩✩✩✩ 5 maravillosas estrellitas para Gabriel y Valentina. Valentina y Gabriel.
Una historia dulce, bonita, lenta, divertida a veces y dura otras, pero sobre todo REAL. Con su forma de narrar la autora consiguió meterme en la historia desde las primeras páginas, sacarme sonrisas y hacer que las lágrimas asomaran a los ojos, y no paró hasta conseguir que se derramaran con ese final que ya esperaba pero igualmente me rompió el corazón.

Solo puedo agradecer a Alice por regalarnos esta historia tan maravillosa que nunca olvidaré y que se ha convertido en una de mis mejores lecturas, para siempre.

Cada vez que leo una nueva novela de Alice Kellen me enamoro más de su forma de contar historias. Es maravillosa. Como maravilloso es este libro. No voy a entrar mucho en detalles en esta reseña porque lo bonito de esta historia es entrar en ella y dejarte envolver sin saber poco o nada, es la mejor manera de disfrutarla. Por eso solo os diré que El chico que dibujaba constelaciones es una historia de VIDA, en mayúsculas, con principio y con final. Y diréis, claro como todos los libros, pero no, como todos no. Este es especial, muy especial. Y diferente. La historia que Alice Kellen nos cuenta con una delicadeza abrumadora podría ser la historia de alguien muy cercano a nosotros, mucho. Incluso, podría ser nuestra propia historia. Cuando lo leáis sentaos a disfrutarla despacito (se lee en un suspiro), tener cerca pañuelos porque los vais a necesitar, y enamoraros, enamoraros fuerte desde la primera página.

Valentina es una joven de familia humilde que trabaja al servicio de la familia Gómez. Se encarga de la limpieza, la comida y de llevar y recoger al pequeño del colegio. Apenas sabe leer y escribir por lo que unas tardes a la semana acude al colegio de tarde. No puede hacer mucho más pues su padre es muy tradicional y considera que lo único que tiene que aprender su hija es a ser una buena esposa.
Un día que regresa de comprar el pan para la familia Gómez tiene un pequeño accidente por quedarse viendo para un chico que allí había y el pan queda inservible. El joven, que se llama Gabriel, se ofrece a solucionar el problema y así da comienzo su historia.
Cuando Gabriel acaba sus estudios y empieza a trabajar como profesor, compra un piso para los dos y también le pide matrimonio.
La primera noche que pasan en el piso, Gabriel hace un punto en la pared de su habitación y a partir de ese momento, siempre que pase algo importante en sus vidas, harán un punto nuevo en la pared que unirán formando las constelaciones de su vida.

Es una novela romántica que a pesar de ser corta, consigue emocionar. La pluma de la autora es muy buena y te hace vivir la historia. Que esté narrado en primera persona por Valentina me parece un acierto que te hace disfrutar todavía más de la lectura. Con un lenguaje muy cuidado y un argumento precioso, esta novela pasa al Top de los mejores leídos este año.