"Yo quería que todo siguiera siendo como antes. Ese es uno de los dramas del expatriado. Sueña con volver a lo que dejó. Pero eso ya no existe más que en su empañada memoria. ---No se puede volver." (Pág.116). |
"Yo quería que todo siguiera siendo como antes. Ese es uno de los dramas del expatriado. Sueña con volver a lo que dejó. Pero eso ya no existe más que en su empañada memoria. ---No se puede volver." (Pág.116). |
"A veces tengo la impresión de que la vejez tiene un sentido: que alcancemos s arrepentirnos de lo que hicimos y no hicimos en la juventud." (Pág.86).
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"La emigración es una especie de suicidio parcial. No mueres, pero muchas cosas mueren dentro de ti. Entre otras, tu lengua. Por eso me siento más orgulloso de no haber perdido mi griego después de haber vivido cincuenta y cinco años en Suecia, que de haber aprendido el sueco tan bien como lo he aprendido. Lo segundo fue obra de la necesidad, pero lo primero es un acto de amor. Una victoria contra el olvido y la indiferencia." (Pág.73). |
"La conclusión es que las personas envejecemos y que es mejor envejecer trabajando. Y sin embargo yo, en vez de seguir escribiendo contra viento y marea, ya no podía ni quería escribir. A mis veinticinco años, cuando me pregunté cómo viviría mi vida, la respuesta fue . A los setenta y siete la pregunta volvió. ¿Cómo viviría la vida que me quedaba? Y la respuesta era, cada vez con más frecuencia, ." (Pág.79). |
Como artista, eres lo que eres mientras eres. Luego no eres nada.
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La emigración no me había hecho escritor. Yo no era el resultado de determinadas circunstancias, sino de la confrontación de ciertas circunstancias.
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Me acordé del ave migratoria que había visto en el cielo solitario de Gotland. Había perdido a su bandada, pero no la dirección. El mismo problema tenía yo. Había perdido a mi bandada. La dirección que debía tomar, sin embargo, me la habían dado aquellos muchachos, su maestra, Olimpía Lampusi, y las palabras de Esquilo. Y este libro, el primero que escribo directamente en griego después de cincuenta años, es mi agradecimiento tardío para ellos, que me devolvieron a mi lengua, la única patria que todavía me queda y la única que no me heriría. |
Pero mi problema no era sólo con la escritura, era también con la sociedad que me rodeaba. No soportaba ver a Suecia dejar de ser un país de justicia social y solidaridad, para enredarse en los tentáculos del comercio. La educación se privatizaba, la salud y la asistencia médica también. Los maestros y los médicos se convertían en empresarios, los alumnos y los enfermos, en clientes. Esos dramáticos cambios acontecían con tanta celeridad que ni siquiera llegaban a volverse historia. No quedaban registrados en ningún lado. Yo no tenía tiempo de adaptarme. Envejecía en un mundo que me parecía cada vez más ajeno. La nueva realidad moral me ofendía personalmente. Todo se compraba y todo se vendía. Ah, no. Esa vulgaridad no me representaba.
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Me fui no sólo porque no encontraba trabajo o porque la presión política era severa, sino porque el hombre que se va, que quema las naves, es alguien muy común. Como aquel que vuelve o aquel que no olvida.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?