Una vez más no me olí para nada cómo podía terminar esta historia.
El autor nos presenta un combo de temas curioso: van desde compararse con el vecino, a del¡tos, deseo, dinero, celos, autoestima, felicidad... Ahí es nada. Lo que más me ha impactado ha sido la crítica velada al materialismo, a lo prestablecido, y a los roles masculinos y femeninos más estereotipados y tradicionales.
Me explico:
El autor nos ubica a las afueras de Ginebra, en unos suburbios de casas y bosques a 10 minutos del centro (como se suele decir). Hay dos parejas con vidas aparentemente muy diferentes. Por un lado están Sophie y Arpad, que viven en una casa literalmente de cristal, tienen dos hijos, una relación envidiable, dinero y prestigio. En otra vivienda más humilde viven Greg y Karine, con dos hijos también, menos medios económicos y un matrimonio que está deteriorando a pasos agigantados.
La historia juega al despiste, el pasado y las identidades de los protagonistas se van descubriendo y nada es lo que parece. Me han venido ciertos ecos de la película Atrápame si puedes de
Steven Spielberg, sobre sobre todo hacia la segunda mitad del libro, que acelera en revelaciones.
A través de la evolución de los personajes vamos viendo qué es la felicidad para ellos, y qué supone la envidia. Digamos que parecen personajes y roles antiguos, ya superados, pero no, de esos que se definen por la marca de coche o por ganar más dinero que su pareja, o de esos que envidian permanentemente vidas ajenas, desean lo que no tienen, se obsesionan...
El autor consigue que sepamos quién es quién y quién encaja en cada perfil. Y en el momento en el que está todo clarísimo, aparecen más sorpresas que deconstruyen los cimientos de cada uno de ellos. Casi como una deconstrucción de la sociedad actual.
Es un thriller, pero quizá es también una observación sociológica de una sociedad capitalista, machista y clasista, que se va destruyendo.
Me ha gustado mucho, aunque me sigo quedando de momento con
El libro de los Baltimore como top 1 del autor.