Un crimen en una casa, con varios cadáveres dónde el único superviviente es un bebé en su cuna bien alimentado. Abrirá una investigación que durará mucho tiempo. 25 años después, Libby recibe una carta de un abogado en la que le informan que ha heredado una mansión. A partir de ahí, empezará una historia llena de secretos y dramas familiares. La verdad que la trama es bastante impactante y había visto muy buenas reseñas de este thriller, por eso me lancé a escucharlo. Está narrado a dos tiempos y por tres personajes distintos, además distingues perfectamente cada parte. Los capítulos son cortos y consigue mantener la intriga en todo momento, hay varios giros y sorpresas. La autora lo hace muy bien, porque te lleva a sospechar de todos. A la vez, que vas desentrañando los misterios conforme avanza, eso me ha gustado ya que hace que la lectura sea más adictiva. Los personajes están bien retratados, aunque me ha costado empatizar con sus decisiones. Es un auténtico thriller psicológico, ya que juega perfectamente con tu mente, haciéndote dudar. Pero a la vez, nos plantea un problema de moralidad y de incursión en la privacidad. Tiene personajes creados expresamente para odiarlos y con unas decisiones que me ponían muy nerviosa. Daban ganas de entrar a la historia, pedirles que reaccionen y tomen medidas para lo que estaba ocurriendo. Una historia adictiva, con una trama enrevesada, pero que para mí ha ido decayendo, ya que ha habido cosas que no me han terminado de convencer. Aunque es cierto que tiene unos grandes plot twist, algunas cosas me han resultado predecibles. Trata temas relacionados con la familia, el dinero, las prioridades, drama, secretos, malas influencias, imposiciones,... El final queda algo abierto, ya que hay una segunda parte, pero la trama principal queda cerrada. + Leer más |