Sueños De Piedra

Ningún comentario sobre la inutilidad de las mujeres, o te aseguro que yo misma me encargaré de dejarte inútil para cualquier mujer.

Hay silencios que se alargan hasta la eternidad. Que duelen por cada latido que desgastan. Por cada cosa que no se dice, pero se guarda. Por cada cosa que se entiende de ellos. Por cada miedo que despiertan. A esos silencios hay que matarlos antes de que ellos te maten a ti.

Mi sobrino me ha dicho que una muchacha quería verme y lo ha sobornado con caramelos para ganarse su favor.

Supongo que nunca seré el rey de la sutileza. Tendré que conformare con Silfos.

Los dos reímos. Somos dos estúpidos, prometiéndonos con años de antelación. Somos dos locos, queriendo adelantarnos al futuro. Y no nos importa.

Las princesas siempre esperan a sus caballeros en los cuentos. ¿Por qué no intercambiar papeles?

No me reconozco y tengo miedo de seguir cambiando. Y, a la vez, quiero cambiar, porque aunque este no sea yo, creo que soy mejor desde que te conozco

Odio que me llame así. No soy ninguna florecilla. No soy, mucho menos, su florecilla. Soy una mujer. Soy una persona. No soy su juguete ni una planta que observar y regar para poder contemplarla a todas horas y luego deshojarla. Aunque a mí ya me han quitado todos los pétalos.

Todos tenemos miedo alguna vez. Aceptarlo y enfrentarlo es lo que nos hace valientes.

Pero que algo vaya a acabar no significa que no se pueda disfrutar de ello por el tiempo que dure.