Sueños De Piedra de Iria G. Parente
Odio que me llame así. No soy ninguna florecilla. No soy, mucho menos, su florecilla. Soy una mujer. Soy una persona. No soy su juguete ni una planta que observar y regar para poder contemplarla a todas horas y luego deshojarla. Aunque a mí ya me han quitado todos los pétalos.
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