La noche en la que murió su padre (la noche en la que su corazón no dejaba de latir ni de doler), Luc la encontró vagando por los pasillos de la tienda de curiosidades, buscando una cura para su corazón roto. Tenía las mejillas manchadas de lágrimas y los ojos enrojecidos. Temió que su llanto lo espantara, pero él la abrazó y le dijo: No sé si yo conseguiré reparar tu corazón, pero puedes quedarte el mío porque ya es tuyo.
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