Espera a la primavera, Bandini

Dosis de realismo sucio, el contexto lo explica todo.
Espera a la primavera, Bandini es una lectura sobria, superior en la primera mitad, donde la vida interior de cada uno de los personajes narra una historia sórdida alrededor del alter ego de Fante, Arturo Bandini, en toda su juventud.
Con tintes autobiográficos, el joven americano de antepasados italianos, Arturo Bandini, dibuja una atmósfera dura y fría, con un invierno devastador para albañiles pobres y sus familias a la espera de la primavera y la vuelta del béisbol.
Acercarse a John Fante ha sido un gran acierto, si aún no lo hiciste, no lo dejes pasar.

Arturo Bandini es un preadolescente que vive en una fría localidad de Colorado llamada Rocklin. Su nombre no engaña, son una familia italoestadounidense que sobrevive como puede en el corazón de la Norteamérica de los años 30.

Y es que en casa de los Bandini hace frío, mucho frío. El cabeza de familia, Svevo, en la temporada invernal apenas consigue algún trabajo de su oficio, albañil. María, la madre, es una ferviente católica muy retraída y muy callada que siempre está pasando las cuentas de su rosario. Y los dos hermanos pequeños de Arturo son dos bocas más que alimentar.

Svevo, María y Arturo son buenos personajes para una novela. A lo largo del libro tienen evolución, no son siempre las mismas personas. Svevo es muy bruto y está enfadado con el mundo ("Dio cane " es su palabra favorita), mientras que María aguanta las barrabasadas de su marido. La relación entre ambos es uno de los puntos fuertes de la novela.

Arturo Bandini, alter ego de John Fante, es un muchacho complicado. A veces te da lástima, a veces te cabrea, a veces te hace gracia, y muchas otras te cae gordo. El autor, desde la perspectiva de un joven, nos explica muy bien las dificultades por las que tuvieron que pasar muchas familias de esas características. Es una novela semi-autobiográfica, por lo que Fante expone argumentos de su propia vida.

Leí que el autor pertenece a la corriente del realismo sucio. Estoy de acuerdo en cómo se clasifica esta novela allí. El lenguaje utilizado por Fante no es nada poético pero sí muy real, tiene la capacidad de transportarte con todos tus sentidos a las páginas. Yo he sentido frío, he pisado nieve con mis zapatos rotos y he deseado con todas mis fuerzas un baño caliente en una bañera.

Al principio de la lectura tuve mis dudas de si me iba a gustar, pero enseguida me metí de lleno en la novela. Se trata del primer libro de una saga que estoy seguro de que, al menos, continuaré.

Si cae este ejemplar en vuestras manos, recomiendo que lo abráis y que probéis a ver qué tal.