El libro de nuestras ausencias

Enfrentarse a la pérdida de un ser querido no es nada fácil, cuesta procesarlo, hacerse a la idea y cuando el ser querido ha desaparecido? Cuando no se sabe qué ha pasado? Qué ha sido de esa persona? Donde está? Siempre quedará una esperanza, un motivo para seguir buscando, esperando... Mientras tanto muchos otros siguen desapereciendo y sus ausencias siguen sumándose a una larga lista; quizás aparezcan, lamentablemente muchos lo harán en fosas comunes

Una lectura que al principio me resultó difícil de entender, es muy curiosa la prosa del autor, una manera peculiar de narrar, donde la inexistencia de muchas comas o líneas en forma de versos, a veces una o dos palabras, diálogos sin el característico guión que señala su comienzo, se me hacía un poco confusa, pero a medida que avanza todo va encajando, tanto los personajes como la historia misma se va aclarando de una manera que me ha sorprendido e incluso por momentos da más énfasis y peso a la trama

Un libro que nos habla sobre la triste realidad que vive México en torno a los desaparecidos, la lacra siempre presente de la droga, la burocracia, el caos organizativo, el no poder volver a un punto de partida cuando no se recuerda donde se ha dejado, el desarraigo y la vida que debe continuar a pesar de las historias que nos toque vivir... Mientras seguiremos cubriendo los muros con fotos de los que siguen ausentes...

Este libro que me ha sacado totalmente de mi zona de confort siendo todo un descubrimiento

“El libro de las ausencias” de Eduardo Ruiz Sola no es fácil. Y no lo digo por sus más de 450 páginas. Es duro y cruel porque habla de la vida y de la muerte. Y lo hace de una manera violenta, pero poética. La trama se centra en las más de 100.000 desapariciones en México, país de origen del autor. Un país, además, donde la sierra o el desierto son, a su vez, fosas clandestinas.

El dolor de la ausencia de los familiares se da la mano con el dolor de que los restos hayan encontrado su final en esos agujeros comunes. Algo que en nuestro país también resuena, y mucho. Esa esquizofrenia de quien busca y no encuentra. En México, las mujeres que recorren esos desiertos y sierras -o lo que es lo mismo, las infinitas fosas clandestinas- se llaman rastreadoras.

Este libro es una apuesta arriesgada y, sobre todo, muy original en cuanto a la forma de presentarla y de los personajes centrales. No hay párrafos, ni saltos de línea, ni puntos a parte. Son versos, diríamos. Hay un cierto regusto a una obra de teatro -y se habla de escenarios, intérpretes…- donde el ritmo lo marcan esa actriz desaparecida, o la “mujer más fea del mundo” o esos hermanos que viven en bancarrota.

Por eso, al principio hay que fluir y dejarse llevar por una narrativa poco común. Luego la historia te atrapa y seduce. Así que, tranquilidad y buena lectura.

El libro de nuestras ausencias es un texto duro y poético a la vez. Un libro difícil de abordar para un lector acostumbrado a la literatura sencilla y rápida. Para mi asombro, la ausencia de puntos en las frases y los saltos de línea y párrafo hacen de la forma de escribir del autor un género en sí mismo, a caballo entre la lírica poética y la prosa. Pero esa misma bella manera de escribir me ha alejado de la historia de Orsina y la de los miles desaparecidos en México. El libro requiere paciencia, tranquilidad y reposo para digerir las palabras y acostumbrarte a su estructura. Un gran libro, pero no para todos los públicos. Tras la lectura te deja un hueco dentro, una ausencia que sientes como la de los propios personajes. Y que siendo egoísta no quieres volver a sentir. No es una historia que recomendaría a todo el mundo. Como he dicho antes, este libro hay que abordarlo desde una perspectiva culturalmente madura y reflexiva.