No y yo

Delphine de Vigan tiene magia en sus dedos.
Pura sensibilidad.

No y yo es un drama social familiar y las cifras que lo apoyan son simplemente escalofriantes.

Una ruptura agresiva del entorno, en la adolescencia, que es la edad más vulnerable y que tiene consecuencias desastrosas.

Pero antes de entrar en el trasfondo principal, no puedo pasar por alto a Lou, y sus circunstancias.

Existe una realidad silenciada, que, como tantas otras cosas, malinterpretamos por puro desconocimiento.
Lou, no es superdotada. Tiene "altas capacidades" y es un trastorno.

Generalmente confundimos lo que arrastra esta inteligencia superior, con virtudes sobresalientes que se acompañan con pequeñas rarezas.
Son bichos raros.

Pues no. Estas "extravagancias" son simples mecanismos de defensa, porque la mente de estos niños va siempre a mil por hora y acaba desbordándolos.

Esto genera en ellos grandes dificultades de socialización, una autoexigencia inabarcable y un estado de inseguridad perpetuo.
Sus peores enemigos son ellos mismos, y cualquier pequeña dificultad les supone un mundo.

Nuestra protagonista, además, vive una situación difícil en casa. Su madre padece una profunda depresión y su padre hace lo que buenamente puede, que no es mucho.
El resultado es la ausencia de un entorno equilibrado en una niña que requiere mucha atención y afecto.

Por si fuera poco, Lou debe realizar una presentación en clase, con la tortura que le supone hablar en público. Para salir del paso, inventa que el tema elegido son los "sin techo"

Para realizar este trabajo, Lou tropieza con No, una joven sin techo, terriblemente desubicada, que vive de la caridad y cuyas necesidades primarias son el único horizonte a corto, medio y largo plazo.

¿Imagináis la dificultad de que estas dos personas logren entenderse?
Pues de Vigan lo consigue con un relato arrollador de principio a fin.

La autora francesa vuelve a darnos un bofetón poniendo al descubierto realidades a las que damos siempre la espalda.

No, tiene un pasado escabroso que le ha llevado a malvivir en las frias calles de París.
Muchos de nosotros, pensamos que los sin techo, viven en la indigencia por voluntad.
La realidad es que tienen grandes problemas de adaptación, están derrotados y terriblemente cansados.

La sociedad tiende a lavar su conciencia con albergues y comedores sociales. Sopa caliente si hay suerte y palmadita en la espalda.
Ninguna estabilidad, ningún seguimiento a personas rotas física y mentalmente.

Completa este círculo Lucas, el guaperas rebelde de la clase, que todo lo suspende.
En verdad , es su forma de gritarle al mundo las carencias afectivas que sufre en casa.

No y yo es una novela de abandonos vistos desde varias perspectivas. de soledades incomprendidas, de lazos imposibles y de abrazos salvavidas.

Escrita con gran senciliez pero con una visión muy acertada de unas realidades que crecen a nuestras espaldas.

Hemos enviado robots a Marte, pero seguimos dejando que la gente duerma y muera en la calle.

Delphine de Vigan siempre abordando temas necesarios, incómodos, de los que pocos se animan a tratar. Esta vez me ha sorprendido con esta historia tan inusual hablando de la problemática de las personas sin hogar. Mediante una peculiar niña, que es la protagonista y narradora, nos adentramos en la vida de 'No', una chica que vive en la calle. Las dos encuentran casi por casualidad y poco a poco van conociéndose y desarrollando una relación de amistad, a través de la cual vamos descubriendo las condiciones de vida de las personas sin techo, cómo 'No' llegó a esa situación, las dificultades para salir de ahí... Es muy muy impactante.

Dos personas que, a simple vista, no pueden ser más diferentes ni vivir realidades más desiguales pero que, en el fondo y emocionalmente, no tienen necesidades tan distintas. Y es que la autora presenta también a alguien "que lo tiene todo" materialmente pero sus carencias y dificultades caen sobre ella como un peso cada vez más difícil de llevar.
Depresión, duelo, dificultades de encajar cuando eres diferente, confianza, amistad... Todo está en esta historia, y Delphine consigue conectarlo, hilarlo y encajarlo con una narración muy especial que lo une a la perfección.

No y yo de Delphine de Vigan
¿Cómo llegué a este libro? Me crucé con él en un carrusel de ebiblioMadrid llamado “amigos para siempre”. Ya había leído a Delphine (Las gratitudes, Las lealtades y Los reyes de la casa, y todos me habían gustado).

Publicado en 2007 y ambientado en Paris.

La protagonista y narradora es Lou Bertignac, una joven de 13 años diagnosticada de PI (intelectualmente precoz), con 160 de coeficiente intelectual y con problemas para relacionarse con los demás.

Vive en una familia acomodada. Su madre padece una depresión desde que perdió a Thais (la hermana de Lou) cuando era bebé. Con su padre mantiene una relación afectiva y cariñosa.

Para un trabajo del instituto, Lou escoge el tema de “los sin techo”. Por casualidad conoce a No (Nolwenn), una chica de 18 años que sobrevive en la calle como puede, “fundiéndose con el paisaje”. Se hacen amigas y Lou descubre que existe otro mundo, una vida paralela a la suya que es terrible…

Lucas es el tercer protagonista, un chico mayor con el que comparte clase. Vive sólo en un piso enorme: su padre se largó hace tiempo a Brasil y le manda dinero para los gastos. Su madre tampoco vive en la ciudad.

La trama es la relación entre los tres adolescentes. Cada uno tiene una vida diferente. Contada con ternura, dureza, amor, ironía, inocencia, nostalgia, sueños, violación, empatía, desamor, injusticia, abusos, problemas sociales, alcohol… llena de sentimientos.

Opinión personal en el blog.

Enlace: https://www.cruzromon.com/no..

Mi YO lector al acabar el libro no para de preguntarse porqué no conocía está escritora y sus libros.
Qué delicia, cómo escribe, cómo trata el tema de los traumas que poseemos, la forma de la que habla sobre la generosidad, la soledad. Con esa sencillez y la ingenuidad del personaje principal una niña de 13 años superdotada. Su empatía por la gente que vive en la calle.
A ratos es dura, emociona y te saca la sonrisa. Se lee con facilidad.
Enlace: https://www.instagram.com/da..

Lou Bertignac es una adolescente de 13 años con altas capacidades. Como tal, estudia en una clase dos años más avanzada. Es cuando tiene que hacer un trabajo de investigación cuando toda su vida da un vuelco.

Lou escoge como temática de su trabajo las mujeres sin hogar. Para documentar su estudio entabla relación con No, una joven de 18 años que vive en la calle. Conforme va entrevistándose con ella, el vínculo entre ambas se va fortaleciendo y va dándose cuenta de lo injusto que es que No, así como las personas en su misma situación, tenga que vivir así mientras todo el mundo mira hacia otro lado.

Mientras lidia con su «despertar», comienza también a trabar amistad con un compañero de clase, Lucas, un chico repetidor y muy social, que ayudará a Lou a encajar mejor y también en muchos asuntos referentes a No. ¿Hasta qué punto estará dispuesta la protagonista a salirse de su zona de confort para echarle una mano a una persona a quien la vida ha tratado con dureza?

No y yo es una novela de 224 páginas divididas en capítulos sin numerar de extensión corta-media. Esta estructura permite enganchar fácilmente un capítulo con otro y volver la experiencia de lectura muy ágil y dinámica.

La historia está narrada en primera persona desde el punto de vista de Lou. Partiendo de esta visión el lector es capaz de ver con mucha más claridad y precisión los pensamientos de la protagonista, que además de ser muy interesantes nos dan información acerca de cómo funciona la mente de una persona con altas capacidades.

El ritmo es acompasado, sin hacer perder nunca el interés en la historia. Comienza presentándote a la protagonista, cómo es su día a día con su familia y en clase y, poco a poco, a partir de conocer a No y observar su situación la autora va introduciendo temáticas más complejas hasta llevarte a reflexionar junto a la protagonista sobre ética, moral y justicia.

En cuanto a la pluma de Delphine de Vigan, sigue conquistándome lectura a lectura. En cada libro consigue transmitir muchísimo y hacerte empatizar con los personajes, todo ello sin necesidad de recurrir a un lenguaje demasiado recargado ni a las excesivas florituras. En esta ocasión, consigue acercarnos a una realidad muy compleja a través de los ojos de una niña con una capacidad de análisis y observación superior a la de otros niños de su edad.

Los personajes de No y yo están perfectamente perfilados, especialmente Lou, de quien conocemos sus pensamientos más íntimos.

Lou es una adolescente que, a pesar de ser superdotada, tiene muchas dificultades a la hora de relacionarse con la gente de su clase, más allá del hecho de que ella es más pequeña que ellos, al haber sido adelantada un par de cursos. En su casa, su familia pasa por un momento complicado; la madre tiene depresión y el padre intenta sacarlos a todos adelante lo mejor que puede. La ausencia de su madre deja mella en ella. Su mundo, ya de por sí complejo, se vuelve más difícil cuando se cruza en su vida No, una joven sin techo a la que primero entrevista para hacer un trabajo, pero luego se convierte en su amiga. al mismo tiempo, un compañero de clase muy popular, Lucas, comienza a acercarse a ella. En esta vorágine de circunstancias, Lou va madurando y descubriendo lo dura e injusta que puede ser la vida, al tiempo que aprende que a pesar de ello no hay que rendirse y buscar siempre soluciones a los problemas que ya se dan por «perdidos».

No tiene 18 años y vive en la calle. Cuando Lou le propone entrevistarla durante unas cuantas tardes, ella acepta. Aunque al principio le cuesta abrirse y hablar de su situación, poco a poco la protagonista irá conociendo sus silencios, qué la incomoda, qué le duele, de qué puede hablar con ella y de qué no. Conforme su relación se va afianzando y consolidando, se sienten más cómodas la una con la otra y la confidencias van aumentando; cuanto más sabe Lou de No, más consciente es de cómo la sociedad cierra los ojos ante las injusticias, de cómo le es más cómodo a todo el mundo pasar de largo ante personas que se enfrentan a situaciones tan trágicas como la indigencia. Una cosa que me ha gustado de cómo está perfilado su personaje es que la autora no adorna ni maquilla la realidad, sino que plantea la realidad tal cual es. Sin embargo, he de decir que la elección del nombre me ha dificultado bastante la lectura; cada vez que leía una frase que empezaba por su nombre, tenía que leerla otra vez porque me confundía ya que la entendía en negativo, en lugar de caer en la cuenta de que se trataba de un nombre propio. Personalmente, hubiese traducido su nombre a otro como, por ejemplo Nora, ya que el nombre en sí no tiene significado per se y se estaría facilitando bastante la lectura a quienes leemos la obra en castellano.

Lucas es otro personaje de gran importancia. Es alguien que, cuando ve que Lou no congenia con nadie de clase, se acerca a ella sin esperar nada a cambio. de él me ha gustado su falta de prejuicios y, sobre todo, lo rápido que tiende la mano a quienes más lo necesitan. Lejos de lo que pudiera parecer —es un chico popular, parece imparable—, cuando llega a casa está solo la mayor parte del tiempo. La falta de presencia de sus padres se contrapone a la ausencia de la madre de Lou, que está físicamente junto a su hija, pero sentimentalmente no podría estar más alejada de ella.

De los personajes secundarios, quien más ha llamado mi atención es la madre de Lou. Cuando descubres que hay un motivo detrás de su depresión, la entiendes un poco mejor; no obstante, hay ciertas actitudes que hacen muy complicado no juzgarla como madre. Me hubiese gustado poder ver la relación con Lou más desarrollada, aunque comprendo que había que dejar más espacio al tema principal de la novela.

Las temáticas que se abordan en No y yo son a cuál más interesante. Aunque pasa un poco desapercibida frente al desarrollo que se da a la experiencia sin hogar de No, me ha gustado mucho cómo la autora retrata la mente de una persona con altas capacidades. Comenzando por cómo perciben la información, hasta la forma en que los contenidos de la clase pueden resultarles aburridos y, en cambio, dedican horas y horas a investigar sobre sus temas de interés. Creo que es la primera vez que leo un libro con una protagonista así y me ha gustado mucho meterme en su cabeza y ver la vida como ella.

Como no podía ser de otra manera, sobre lo que más se incide y reflexiona es sobre la injusticia social. Lou, inteligente y observadora como es, pronto se da cuenta de lo paradójico que es que No tenga que vivir como vive, cuando la sociedad ha avanzado tanto. Es terriblemente consciente de que la indigencia podría tener solución, pero quienes pueden ponerle freno simplemente no les importa.

Somos capaces de enviar aviones supersónicos y cohetes al espacio, de identificar a un criminal a partir de un pelo o de una minúscula partícula de piel, de crear un tomate que se conserva tres semanas en el frigorífico sin una arruga, de guardar en un chip microscópico miles de millones de informaciones. Somos capaces de dejar morir a la gente en la calle.
En esta misma línea, se hace hincapié en que lo individual tiene valor, que no hay que subestimar el poder de las "pequeñas acciones", que todo cuenta. No importa cuán grande sea el problema, cuán alto el obstáculo, siempre se puede hacer algo, por nimio que parezca, para hacer que este sea menor, que disminuya. Esta es una de las grandes enseñanzas que me llevo de este libro.

No y yo también habla sobre cómo engañan las apariencias. En el caso de Lucas, nadie podría sospechar que su situación familiar es tan inestable, pues de puertas para afuera no muestra ninguna señal de que algo pueda estar yendo mal en su propia casa. El personaje demuestra que nunca podemos juzgar a alguien por lo que aparenta, pues podemos no saber realmente cuáles son sus verdaderas circunstancias.

En cuanto al final, no podía ser de ninguna otra forma para esta historia. Según van teniendo lugar los diversos acontecimientos, la autora ya te va dando pistas de hacia dónde se dirige el desenlace. El cierre tiene una escena muy especial entre profesor y alumna que, para mí, demuestra el tipo de persona que es Lou y cuál es su esencia.

En definitiva...

No y yo es mucho más que la historia de una amistad. Es el despertar social de una joven con altas capacidades que se da de bruces con una realidad como es la indigencia y, lejos de mirar para otro lado, la enfrenta y pone todo de su parte para hacer del mundo un lugar mejor. A través de Lou conocemos lo que supone que tu mente procese la información de forma distinta y, a través de No, cómo de diferente puede ser tu vida dependiendo de dónde nazcas y en qué circunstancias. Recomendaría esta lectura a las personas que les gusta profundizar en temáticas de calado social y que disfrutan de una prosa cuidada y nos personajes realistas y bien construidos.
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[…] El sinhogarismo, también conocido como sintechismo, se refiere al fenómeno social de las personas que carecen de un lugar permanente para residir y que se ven obligadas a vivir a la intemperie, ya sea en la calle, en los portales de viviendas o temporalmente en albergues, normalmente a causa de una ruptura encadenada, brusca y traumática de sus lazos economicos, familiares y sociales. Generalmente, esta condición va acompañada además de la carencia de un medio de vida […]

A No la abandonan, No está sola en el mundo. Nunca lo tuvo fácil pero si has leído el libro sabrás que en realidad y, en cierta medida, es difícil culpar a su madre. Y que si nos ponemos a pensar en el porqué de todo lo que a ellas les ocurre viene de algo más grande. de un sistema patriarcal, capitalista, clasista... Un monstruo que engulle a los que, según sus criterios, no se adaptan a toda esta maquinaria. La otredad.

No estaba sola. Hasta que aparece Lou. ¿Alguna vez habéis sentido ternura por un personaje en un libro? Eso me pasaba con Lou. Y no por infantilizarla, no. Para nada. Es ella quién lleva las riendas de la narración. Quién te la cuenta y quién marca los pasos a seguir. Es ella quién no duda en acoger a No. le da esa oportunidad, esa opción. Deja de darle la espalda a la obviedad. Es Lou quién te plantea todas las contradicciones que tenemos frente a las personas sin techo.

Lees por primera vez sobre un tema y buscas datos, cifras: alrededor de 40.000 personas sin hogar en España. Durante la lectura recordaba la cantidad de chicos y chicas jóvenes que vi en la calle cuándo viajé a Dublín. Y pensaba que No podría ser cualquiera de ellas, porque No no llega ni a los 20 años…

Para acabar de alguna manera, destacaría que también se habla de la salud mental. La madre de Lou es claro ejemplo de una depresión y se describe muy bien sus actos casi mecánicos. Pura inercia y supervivencia. Que pasen los días… Y es que en general Delphine describe bastante bien cómo se sienten los protagonistas de su historia.

A veces peco y pienso que un libro corto me va a ser simplemente una lectura liviana (y si es así, bienvenido, no siempre van a ser lectura”cargadas”) y que quizá no vaya a enseñarme mucho comparado con un libro de más páginas. No sé porqué pienso esto porque no es la primera vez que me pasa lo que me ha pasado con “No y yo” que me ha dado una hostia de realidad. Hablando mal y pronto.

¡Leedlo! No es una orden pero si una recomendación muy fuerte

Lou es una niña especial. Va dos años adelantada en el instituto, colecciona palabras, le gusta observar a la gente, pero no relacionarse con ella y no tiene amigos, algo que no le preocupa. Sin embargo, su vida cambia cuando un trabajo del instituto le lleva a conocer a No. No es mayor, vive en la calle, bebe, fuma y cada noche se ve obligada a buscar un techo en el que cobijarse. Poco a poco, la relación entre Lou y No se va haciendo más estrecha, creándose entre ellas un vínculo complejo y especial. Una amistad que da forma a una historia sencilla, honesta y emotiva, sin caer en cursilerías.
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A través de la amistad entre No y Lou Delphine de Vigan nos abre los ojos a una realidad presente en todas nuestras calles, la de las personas sin hogar, a la vez que denuncia la pasividad, la de los políticos y también la nuestra, para poner fin a esta situación. La autora retrata la vida en la calle con realidad y crudeza, poniendo especial foco en las mujeres, y sembrando en el lector la semilla de la reflexión hacia una problemática a la que no debemos dar la espalda. También veremos crecer a Lou, obligada a madurar en un mundo que no logar entender.
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Este es un libro ágil, ameno, sencillo y, por encima de todo, muy inteligente. Tiene crítica social, reflexiones que duelen y emocionan y unos personajes complejos e inolvidables. Un libro que deja huella y os recomiendo muchísimo.
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Me ha encantado leer a Delphine de Vigan y, de aquí en adelante, habrá mucho de la autora entre mis lecturas.

Pese a que tengo desde hace meses en la estantería el conocidísimo Nada se opone a la noche, no me arrepiento de haber empezado con esta otra novela porque ha conseguido aumentar mis ganas de seguir sumando títulos de esta autora francesa.

No y yo es la historia de una adolescente con un mundo interior muy rico, carismática en su diferencia y marginalidad, que, con el pretexto de presentar un trabajo para clase, conoce a una chica de dieciocho años que vive en la calle, No, y a partir de ahí su vida se llenará de entrega, pero también de pérdida.

La relación entre ambas se completará con la presencia de Lucas, su compañero de clase, prototipo de adolescente desarraigado que será el contrapunto de calma y seguridad para estos dos mundos: la clase media y la clase olvidada.

Normalmente me desentonan los narradores protagonistas adolescentes que, sin embargo, muestran una serie de reflexiones más propias de un adulto; pero en el caso de Lou, su madurez precoz y su alto coeficiente intelectual, además de su simpatía, hacen que me olvide un poco de esos detalles para pasar a disfrutar de un discurso extremadamente lúcido, con unas conclusiones que no hubiera yo querido para mi yo de trece años.

Ella nos dice en repetidas ocasiones en la novela que las cosas son como son y agradezco una mirada crítica sobre realidades tan negadas por la sociedad, como las relacionadas con personas que no tienen un hogar y tienen que buscarse la vida diariamente. El punto negro situado en la esquina al que no miras en tus pasos cotidianos pero que sabes que está ahí, incomodándote con su guantazo de miseria, una miseria que compartes aunque tengas ropa limpia, techo y algo que llevarte a la boca.

Es un libro muy fácil de leer y al mismo tiempo, una vez pasados unos días de su lectura, con cierta complejidad en cuanto al regusto que te deja en la conciencia. Confieso que no me ha convencido el final de la obra y eso puede tener que ver con una opinión que no es tan entusiasta como en otras ocasiones.

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Historia narrada en primera persona por Lou, una niña de trece años intelectualmente precoz con un corazón todavía más grande que su cociente intelectual. Una niña sin carencias materiales pero sí afectivas por parte de una madre ausente a raíz de un trágico suceso que aconteció en sus vidas. La pequeña Lou que piensa demasiado, que se adelanta a los acontecimientos, que no puede dejar de pensar nos cuenta una historia sobre los sin techo vista desde la perspectiva de una sensible y generosa chiquilla. Una historia sobre la amistad de dos chicas pertenecientes a mundos distintos aunque compartan tiempo y espacio. Una historia dura que te mantiene en vilo porque intuyes que algo se va a romper, algo que quizás ya estaba roto y que funcionó durante un tiempo gracias a un apaño, pero que al final es tan frágil que no va a resistir. Una historia realista que no da falsas esperanzas pero que destila generosidad y ternura a la vez que tristeza.

Primero, me parece que la autora logró completamente el personaje de Lou como niña superdotada. En efecto esta última tiene muchas características de la superdotación como las preguntas sin fin, la empatía, su capacidad para maravillarse pero al mismo tiempo una lucidez muy fina. Por otra parte, se puede decir que esta novela se lee facilmente. El estilo es muy sencillo, sin florituras.