Envejecer es aprender a perder.
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Envejecer es aprender a perder.
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¿Hoy dormiré en tu casa? ¿Dejarás la luz encendida? ¿Te quedas aquí? ¿Puedes dejar la puerta abierta? ¿Te quedas a mi lado? ¿Desayunaremos juntas? ¿Tú no tienes miedo? ¿Sabes dónde está mi escuela? No apagues la luz, ¿eh? ¿Me llevarás tú si mamá no puede?
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¿Nunca te has preguntado cuántas veces has dado las gracias de verdad en toda tu vida?
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Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni levantarte, ni estirarte, ni encorvarte, ni darte la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez.
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Envejecer es aprender a perder.
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¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda. ¿A quién? ¿Al profesor que os abrió la puerta al mundo de los libros? ¿Al joven que intervino cuando os agredieron en la calle? ¿Al médico que os salvó la vida? ¿A la vida misma? |
Envejecer es aprender a perder. Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. Así es como yo lo veo. Y ya no hay nada en la columna de las ganancias. Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni levantarte, ni estirarte, ni encorvarte, ni darte la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez. Perder la memoria, perder los referentes, perder las palabras. Perder el equilibrio, la vista, la noción del tiempo, perder el sueño, perder el oído, perder la chaveta. Perder lo que te han dado, lo que te has ganado, lo que te merecías, aquello por lo que luchaste, lo que pensabas que nunca perderías. Readaptarse. Reorganizarse. Apañárselas. No darle importancia. No tener ya nada que perder. |
Ahora le toca aguardar. Esperar. Sin hacer preguntas, pero dejando una ventana abierta a la esperanza tanto tiempo como sea posible.
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Envejecer es aprender a perder. Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo deficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. |
Tengo la sensación de estar perdiendo algo todo el rato, pero no sé qué es… y me da miedo.
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?