Atenúe las luces, me eché sobre las lujosas sábanas y me quedé mirando mi frasquito. Me permití estar triste. Me permití pensar en «él».
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Atenúe las luces, me eché sobre las lujosas sábanas y me quedé mirando mi frasquito. Me permití estar triste. Me permití pensar en «él».
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“Escucha, gatita: ganes o pierdas, para mí siempre serás una princesa.”
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No se trata de escoger a ninguno de los dos, ni a él ni a ti. Estoy escogiéndome a mí.
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Por lo que yo sé, el amor verdadero suele aparecer siempre donde menos te lo esperas.
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Nuestra amistad - si podía llamarse así - desde luego era rara e imperfecta, pero al menos era honesta.
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Déjeme quedarme y le ayudaré. Seré su amiga. No tiene porque preocuparse por mi. Ya sabe que no estoy enamorada de usted. |
Pero que sepas que no quiero ser ninguna princesa. Lo único que deseo es ser tu esposa.
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Quisiera leer este libro
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Se me hacía raro que el palacio - aquella jaula de oro - fuera precisamente el lugar donde pudiera abrirme y comunicar todo lo que sentía.
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El amor a veces se desgasta con la tensión del matrimonio. Puede que ahora quieras a alguien, pero con el tiempo puedes llegar a odiarlo por no ser capaz de ocuparse de ti. Y si no puedes cuidar bien a tus hijos, la cosa se vuelve aún peor. El amor no siempre sobrevive en esas circunstancias.
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Novela de ciencia ficción, escrita por Richard Matheson, en 1975 se titula: "En algún lugar del _________"