La jaula del rey

El púrpura y el rojo chocan, el ardor y la chispa, hasta que la tierra apasionada a nuestros pies se agita como un mar impetuoso y el cielo se ennegrece con una lluvia de truenos.

Hay partes de mi, partes pequeñas, todavía enamoradas de una ficción. De un fantasma que reside en un chico de carne y hueso al que ni siquiera comprendo. El fantasma que se sentó junto a mi lecho mientras yo dormía agobiada de dolor. El fantasma que mantuvo lejos de mi mente a Sansón, lo sé, hasta que no pudo aplazar más una tortura inevitable.

El fantasma que me ama, a su muy perversa manera.

Y siento que esa perversidad surte efecto en mi.

¡Menudo cuadro! Evangeline vestida de plateado, yo de rojo y el rey de negro, en medio de las dos

—Hago lo que jamás mi hermano pudo hacer. Cal sigue órdenes pero no puede tomar decisiones. Lo sabes tan bien como yo -sus inquietos ojos dan caza a un lugar vacío en el muro, buscan el rostro de Cal- por admirable que el parezca, por aguerrido, valiente y perfecto, sería un peor rey del que yo podría ser jamás.

Todo duele ya. Duele estar en pie, duele moverse, duele pensar

—¡Prometo hacer lo mismo, terminar con la Guardia Escarlata, con monstruos como Mare Barrow, o morir en el intento!
Muerete entonces, quiero gritar.

"Este es un tipo diferente de batalla.No hay entrenamiento.Y en vez de ponernos una armadura, tiramos el resto de nuestra ropa."

"Solo he estado con la Guardia Escarlata un mes, pero ya conozco sus palabras de memoria.Levántate como el amanecer rojo, por supuesto, y conoce solo lo que necesitas.El primero es un grito de guerra, el segundo es una advertencia."

"Los dioses no se alían con los insectos, pero pueden ser infectados por ellos."

"No es su culpa que la chica rayo lo ame, y él debe soportar la maldición que el amor trae consigo."