Caleb quiere ser el nuevo alcalde del pueblo.
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Caleb quiere ser el nuevo alcalde del pueblo.
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Era sexo y sólo sexo, y además era peligroso. Si él decidía irse de la lengua, jamás podría volver a mirar a la cara a su hijo ni a su suegro, ni ya puestos al resto del pueblo.
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No hay más ciego, que el que no quiere ver
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No es difícil sentirte diminuto cuando caminas bajo la sombra de cuatro gigantes de acero, hormigón y cristal de doscientos cincuenta metros de altura. No es difícil sentirte desamparado cuando la ciudad del oso y el madroño está desierta. No es difícil sentirte melancólico cuando todo lo que te rodea es silencio, calor y soledad. Así se sentía María ese viernes de mediados de agosto a las cuatro y media de la tarde: insignificante, solitaria y triste. |
Si hubiera creído en los cuentos, habría pensado que estaba en la casa de la abuelita de Caperucita Roja. Pero no creía en ellos y además estaba aburrida.
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Para Caleb es imposible no gruñir, tiene alma de Lobo Feroz
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Tú eres un recordatorio constante de mi fracaso.
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Tras pasar toda la tarde con él, llegó a una conclusión: David no era su amante misterioso, imposible. Era demasiado dulce, demasiado tranquilo, demasiado… previsible. Y sin saber por qué, se sintió decepcionada y aburrida.
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«No romperé las reglas del juego».
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Era un alma de ciudad. De humo. De tráfico. De edificios altos hasta el cielo.
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¿En qué año se publicó?