El espejo me revelaba los cambios inevitables de la edad, pero por dentro no los sentía para nada. Como el proceso de envejecer fue paulatino, la ancianidad me tomó por sorpresa. Vejez y ancianidad no son la misma cosa.
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El espejo me revelaba los cambios inevitables de la edad, pero por dentro no los sentía para nada. Como el proceso de envejecer fue paulatino, la ancianidad me tomó por sorpresa. Vejez y ancianidad no son la misma cosa.
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(...)la castidad es un lastre; tal vez antes inspiraba respeto, pero ahora es sospechosa, nadie deja a un niño solo con un cura.
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Es dificil hacer dinero trabajando, como en mi juventud. Mientras más duro es el trabajo, peor se paga. Mucho más fácil es enriquecerse sin producir nada, moviendo dinero de un sitio a otro, especulando, aprovechando oportunidades de la Bolsa, invirtiendo en el esfuerzo de otros. También es fácil perder todo y quedarse en la calle cuando se vive del trabajo cotidiano(...)
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La Iglesia católica colaboraba con la bestial represión, incluso con los infames vuelos de la muerte, pero había curas y monjas disidentes que se jugaban enteros por las víctimas y muchos lo pagarían con sus vidas.
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-Dice Juan Martín que con el pretexto de la Guera Fría la CIA derroca democracias y apoya dictaduras brutales, que benefician a las élites e imponen el terror en el pueblo. Hay tanta injusticia, desigualdad y miseria que con razón prende el comunismo en nuestros paises.
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La realidad es que cada uno es responsable de su propia vida. Nacemos con ciertas cartas del naipe, y con ellas jugamos nuestro juego; a algunos les tocan malas cartas y lo pierden todo, pero otros juegan magistralmente con esas mismas cartas y triunfan. El naipe determina quiénes somos: edad, género, raza, familia, nacionalidad, etcétera, y no lo podemos cambiar, sólo podemos usarlo lo mejor posible. En ese juego hay obstáculos y oportunidades, estrategias y trampas. |
Las almas sin culpa se van flotando livianas al espacio sideral y se convierten en polvo de estrellas.
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Hay un tiempo para vivir y un tiempo para morir. Entre ambos hay tiempo para recordar. |
Como soy madrugadora, despertaba antes que él y podía pasar una bendita media hora de duermevela en la oscuridad y el silencio de nuestra habitación, dando gracias por tanta felicidad compartida. Esa es mi manera de rezar.
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Según el poema de Antonio Machado, «no hay camino, se hace el camino al andar», pero en mi caso no hice camino, sino que he transitado dando tumbos por senderos angostos y tortuosos que a menudo se borraban y desaparecían en la espesura.
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¿En qué época está ambientada la obra?