Tenía la belleza de la primera juventud, aunque él podía ver que se marchitaría muy pronto, como sucede a las mujeres nacidas para parir muchos hijos, trabajar sin descanso y enterrar muertos.
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Tenía la belleza de la primera juventud, aunque él podía ver que se marchitaría muy pronto, como sucede a las mujeres nacidas para parir muchos hijos, trabajar sin descanso y enterrar muertos.
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La soledad y el aburrimiento terminan por convertir al hombre en alcohólico.
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En las mejores familias había buenas familias había buenas razones para avergonzarse.
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Lo había discutido a menudo con sus amigas sufragistas y había llegado a la conclusión que mientras las mujeres no se cortaran las faldas y el pelo y no se quitaran los refajos, daba igual que pudieran estudiar medicina o tuvieran derecho a voto, porque de ninguno modo tendrían ánimo para hacerlo, pero ella misma no tenía valor para ser de las primeras en abandonar la moda.
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De pronto se deslizó por el pasillo, al pasar por mi lado sus sorprendentes pupilas de oro se detuvieron un instante en las mías. Debí morir un poco. No podía respirar y se me detuvo el pulso
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Tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevivir a la más terrible de todas: la convivencia.
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Decía, que el cristianismo, como casi todas las supersticiones, hacia al hombre más débil y resignado y que no había que esperar una recompensa en el cielo, sino pelear por sus derechos en la tierra.
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- ¡Eso no sirve de nada! - dijo Esteban Trueba cuando vio la obra de su hija - Busquemosle la utilidad - sugirió Clara. |
Hijo mío, la Santa Madre Iglesia está a la derecha, pero Jesucristo siempre estuvo a la izquierda
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- ¿Por qué vivía así si le sobraba el dinero? - Porque le faltaba todo lo demás |
Primera novela de la autora, fue publicada en el año: