Lobos en las islas

No sé ni como empezar a hablar sobre ‘Lobos en las islas' para transmitir lo mucho que me ha gustado, pero creo que decir “tiene todo lo que yo le pido a un libro” es bastante exacto.
 
Este volumen esconde una serie de relatos interconectados que nos llevan en su mayoría hasta Lobeira (¡pero no las que salen en los mapas!), sino un pueblo ficticio y casi mítico, que podría ser muchos lugares de la costa gallega. Allí, conoceremos a una familia que se reúne para velar a la matriarca, punto de partida para que vayan surgiendo diferentes narraciones a raíz de los diferentes familiares, que nos llevan atrás y adelante en el tiempo, conectando personas, hechos, rumores y recuerdos.
 
Tiene esa magia de que cada relato puede leerse de forma independiente pero que al leerse como parte de un todo generan un universo.
 
Una novela para leer con los cinco sentidos, con descripciones de lugares y personas que sentirás que tienes delante mientras oyes el rumor del mar en la lejanía y la humedad de la lluvia te cala los huesos.
 
Un estilo envolvente, precioso, elegante que recuerda a las narraciones clásicas sin perder cercanía y contemporaneidad.
 
Relatos de temáticas cotidianas que se intercalan con historias donde el folclore y el mito hacen pequeñas (y maravillosas) incursiones.
 
Una novela de una enorme belleza, algo oscura, que merece la pena leer despacito, saboreando cada palabra, porque cuando te quieres dar cuenta, la has terminado.
 
‘Lobos en las islas', originalmente escrito en gallego y traducido al castellano por la propia autora, es la primera novela publicada por @ardeeditorial que nos regala una edición cuidadísima al detalle, que hace total justicia a la joya que alberga.
 
Levantar la mirada de la lectura, cerrar los ojos y volar a través del tiempo y el espacio hasta Lobeira, ¡ha sido un viaje único! Un libro al que volveré, seguro.

¿Sabéis esas historias que te llevan a lo ancestral, a la tradición, a la unión con la tierra hasta el punto de parecer que el lugar y las personas son un solo ser, y que no podrían ser lo uno sin lo otro? Pues eso es “Lobos en las islas”, de Marilar Aleixandre.

Una saga familiar deconstruida en una serie de relatos que, aunque aparentemente pudieran entenderse como independientes unos de otros, conforme avanza la lectura se va entendiendo que todos están interconectados. Una narración que contiene toda la magia que se respira en Galicia (a pesar de transcurrir en un Lobeira inventado), que bebe de antiguas leyendas mientras intenta dar paso a la modernidad, que huele a hogar, a bosque y a hoguera.

Una familia que se dibuja a sí misma y que intenta entenderse entre los rumores que vienen del mar y los que surgen de la memoria, mientras siente que el pilar que sostiene todo es esa abuela a la cual velan dentro de las gruesas paredes de un caserón centenario.

Una novela intimista, evocadora, que conserva un halo de misterio y ensoñación de inicio a fin, con rasgos costumbristas pero de un costumbrismo etéreo, mágico y muy natural.

Me sorprende que sea un relato escrito hace más de veinte años y que no disfrute de la fama y el reconocimiento que merece, no solo esta historia concreta por lo que es y lo que representa, sino por esta autora que escribe con una delicadeza y una elegancia que consigue que sus palabras bailen en nuestros ojos y en nuestra mente, llegando incluso a nuestro corazón. Hay gente que tiene un don para la escritura, y no me cabe duda de que Marilar está dentro de este grupo.

Un libro corto que guarda toda la riqueza, intriga e intensidad de las grandes obras. Leed “Lobos en las islas” pero, eso sí, no busquéis Lobeira en los mapas.

Lobos en las islas es una recopilación de relatos interconectados, con distintas voces y en distintas temporalidades. Doña Lucinda, la matriarca, fallece, y el triste acontecimiento reúne en la casa de la infancia a la familia al completo: las madres, las tías y tíos, los hijos e hijas, los hijiprimos... El presente de la historia se desarrolla en dos días: el primero, el velorio de la abuela, el segundo, el entierro y la última noche en la casa de los pocos que no se han dispersado todavía por la geografía nacional e internacional camino a su locura particular. Pero la muerte despierta los recuerdos, y así nos adentramos en la genealogía de la familia a través de los testimonios de sus diferentes miembros.

Lobeira, el pueblo ficticio que no sale en los mapas, es el lugar al que van a parar la mayoría de narraciones, como los ríos al mar. La memoria histórica de la dictadura y la postguerra se entremezclan con el folclore, y da lugar a un universo envolvente. El sonido de las olas, el salitre del ambiente, los susurros que vienen traídos por el viento, todo ello conecta las historias y alumbra los misterios que se suceden en las páginas, como ese de la habitación de los armarios. ¿De verdad no hubo nunca una cama ahí? ¿Qué historia de pasión, amor y celos ha imposibilitad el descanso entre sus cuatro paredes?

La narrativa de Marilar es intimista, al más puro estilo costumbrista, pero con rasgos del realismo mágico latinoamericano. Quizás no podáis encontrar Lobeira en los mapas, pero os aseguro que encontraréis a sus personajes y a vosotras mismas en esta lectura. Eso sí, os dejo una advertencia: se trata de un libro altamente peligroso para aquellas que temen el cierre definitivo de las puertas de la casa de la infancia.

Hay libros que piden ser leídos a sorbitos, saboreándolos, paladeando poco a poco las palabras, los paisajes, las historias, las sensaciones. Este es uno de esos libros.

Lobos en las islas es un libro que tiene sabor a mar, y que te transporta a una atmósfera acogedora a la par que inquietante. En esta obra, Marilar Aleixandre construye la historia de una familia a través de varios relatos interconectados que van conformando un mosaico de recuerdos y secretos de varias generaciones. El velatorio de la abuela en la casa familiar es la chispa que abre la puerta a todos los relatos, a todos los secretos escondidos debajo de la alfombra.

"Esa muerte a destiempo (...) era una catástrofe de dimensiones muy superiores a las que entraña la desaparición física de una persona. (...) Era de alguna forma la muerte de la casa."

La casa familiar, que sirve de amalgama para toda la familia, de punto de referencia, se tambalea. La muerte de la abuela hace que afloren los recuerdos, aparentemente inconexos, de cada miembro de la familia. Mientras vamos descubriendo la historia familiar, nos vamos imbuyendo de la idiosincrasia, la mitología y las leyendas gallegas. Leer estos relatos se siente como si te estuvieran hablando al oído, como si te estuvieran confesando algo alrededor de una hoguera, como si la abuela misma estuviera rememorando su vida y la de su linaje.

"Como la abuela, la casa se aprestaba a cerrar los ojos y pasar a la inmovilidad que en los seres vivos precede a la desintegración. Yo ya he completado mi vida, afirmaba, di amparo a la familia durante tres siglos. (...) al quedarme vacía desapareceré poco a poco (...) seré apenas una cáscara."

Lobeira. Para muchos, el lugar donde siempre volver. Para otros, su sitio, de dónde nunca se movieron. Un epicentro.

Lobeira como lugar de paso para distintas generaciones, las cuales nos van dejando relatos, conectados o no, que van tejiendo historias, nostalgias, secretos y leyendas hasta formar el total de este libro.

Estos relatos giran entorno a una familia, y más concretamente, mientras velan a Lucinda, madre y abuela, pero también hija y hermana, en otros relatos. Nos vamos moviendo a través del tiempo por las páginas de “Lobos en las islas”.

Aquí se nos presenta el claro ejemplo de como desconocemos cosas que nos rodean, desconocimiento sobre nuestro lugar de origen, el lugar al que pertenece nuestra familia, desconocimiento de las propias vivencias de nuestros allegados y de todo el folclore cultural que tenemos ante nosotros. También sería ejemplo de cómo a medida que vamos creciendo vamos siendo los relatadores y relatadoras por naturaleza de todo este entramado. Como se siguen tejiendo historias y como pasan de boca en boca y de memoria en memoria. Memoria colectiva. Mantenerla viva.

Pero lo más increíble es que Lobeira no existe y Marilar ha construido desde el imaginario todo este relato de generaciones y una propia historia para este lugar que no encontraremos en los mapas. Enorme ejercicio literario. Por nuestra parte solo queda imaginar.

Este libro se convierte en mi última lectura de 2022.